Austeridad mejorada

Seg¨²n afirm¨® ayer el presidente del Gobierno como resumen de su informe de la situaci¨®n de la econom¨ªa transmitido al Rey, "est¨¢n dadas las condiciones para la recuperaci¨®n econ¨®mica", la presi¨®n sobre la deuda espa?ola ha desaparecido y esa estabilidad financiera es "una condici¨®n imprescindible para que la recuperaci¨®n econ¨®mica se mantenga durante los pr¨®ximos meses". Zapatero sugiri¨® que habr¨¢ iniciativas pr¨®ximas para aumentar la inversi¨®n en infraestructuras. La Moncloa ha debido caer en la cuenta de que el dr¨¢stico recorte de las inversiones ha parado literalmente toda la obra civil en Espa?a, con consecuencias muy graves para la ocupaci¨®n. Si el presidente quiere mantener la estabilidad de la deuda y aliviar el recorte en infraestructuras (aunque las cantidades que puede aportar ahora son m¨ªnimas) deber¨¢ reducir otras partidas.

Nada de lo que dijo el presidente es inexacto. La econom¨ªa ha crecido el 0,2% en el segundo trimestre, el paro (registrado) cay¨® en julio y otras estad¨ªsticas, como el aumento de las hipotecas o el descenso de las suspensiones de pagos algo de optimismo permiten. Pero es insuficiente para construir un discurso convincente sobre la recuperaci¨®n de la econom¨ªa. Hay un punto de partida argumental discutible, que es el de considerar el sosiego y la estabilidad en torno a la deuda espa?ola algo as¨ª como un accidente, sin causas objetivas.

Esta versi¨®n casual de los sobresaltos sobre la solvencia espa?ola es inexacta. El diferencial de la deuda con el bono alem¨¢n ha bajado y los acreedores est¨¢n m¨¢s tranquilos porque aceptan el plan de ajuste y porque las pruebas de resistencia de la banca (en esto tiene raz¨®n el presidente) han resultado muy satisfactorias. Pero bastar¨ªa con que el Gobierno cometiera alg¨²n desliz, como elevar partidas de gasto o relajar la vigilancia sobre las reformas en marcha, para que volvieran las tormentas.

Las ideas m¨¢s ¨²tiles que puede transmitir el presidente a la ciudadan¨ªa son la conclusi¨®n y perfeccionamiento de las reformas financiera y laboral, respectivamente. Y, si puede ser, m¨¢s inversi¨®n p¨²blica a cambio de otros recortes de gasto (no se puede crear empleo con todas las obras paradas). Pero debe huir de la glosa permanente de los indicadores en clave de recuperaci¨®n econ¨®mica, que siempre parece pr¨®xima. La verdad es que no lo est¨¢; en los dos trimestres pr¨®ximos la econom¨ªa espa?ola vivir¨¢ algo muy parecido a un estancamiento.