Alicia a trav¨¦s de la escalera
El mito de Lewis Carroll inspira los dibujos sensuales de Pat Andrea
?C¨®mo era la Alicia de Lewis Carroll? Todo el mundo piensa en la ni?a dibujada por John Tenniel en la primera edici¨®n del libro o en las fotograf¨ªas de Alice Liddell o Xie Kitchin, tomadas por el propio Carroll. Pero puede haber muchas alicias. Una visita al Centro de Arte Santa M¨®nica, en la rambla barcelonesa, descubrir¨¢ a una Alicia monstruosa, que estira su cuello a modo de jirafa el¨¢stica, y serpentea por las escaleras hasta el primer piso, donde se encuentra una exposici¨®n muy especial de un artista tambi¨¦n muy especial: Pat Andrea (La Haya, 1942), uno de los mejores ilustradores del mundo, descendiente de tres generaciones de pintores y lit¨®grafos, que junto a Hockney y Kitaj forma parte de la exposici¨®n Nouvelle subjectivit¨¦ de Jean Clair y que entre sus colaboraciones figura la emblem¨¢tica La pu?alada / El tango de la vuelta, de Julio Cort¨¢zar en 1979.
Hace unos a?os, la editora Diane de Selliers le pidi¨® que trabajara con los dos libros de Carroll: Alicia en el pa¨ªs de las maravillas y A trav¨¦s del espejo. Se trataba de hacer obras de gran formato a raz¨®n de dos por cap¨ªtulo.
Alicia, se propuso Pat Andrea, no tendr¨ªa una sola imagen, sino que ser¨ªa diferente en cada cuadro, porque "representaba a todas y a cada una de las mujeres j¨®venes del mundo". El resultado puede verse en la exposici¨®n, comisariada por el cr¨ªtico Juan Bufill, donde cuelgan las telas y en la que Andrea dibuja en las paredes un gran mural. Un v¨ªdeo documenta la performance.
Son conocidas las dudas sobre el tipo de amor que Lewis Carroll profesaba por las ni?as. En el caso de Andrea no las hay, porque su Alicia no es una ni?a, sino una mujer, muchas mujeres, y todas abiertamente sexualizadas. Algunas parecen asustadas por su propia sexualidad. Se encuentran en situaciones f¨ªsicas inestables, ps¨ªquicamente alteradas. Su anatom¨ªa sufre transformaciones monstruosas: a veces no tienen tronco, su cabeza surge de las piernas y su sexo, en la garganta, remite a lo esencial.
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