Fortines caribe?os
Junto al cementerio de Les Corts, en Palau Reial, se halla el pante¨®n de los ca¨ªdos en Cuba
Como cada 12 de agosto, hoy es festivo en Cuba. El D¨ªa de la Libertad conmemora el fin de la guerra de 1898 entre Estados Unidos de Am¨¦rica y la corona espa?ola. Los norteamericanos hab¨ªan alcanzado sus ¨²ltimos objetivos militares y la orgullosa isla del Caribe era presuntamente libre, bajo la f¨¦rrea tutela de sus vecinos del norte. As¨ª, en plan conmemorativo, me he venido a uno de mis sitios favoritos en Barcelona. En el cementerio de Les Corts, junto a la parada de metro de Palau Reial, de la l¨ªnea 3, se encuentra un extra?o monumento que reproduce un fort¨ªn colonial, con sus ca?ones de fantas¨ªa y sus baluartes. Lo ensombrece un grupo de palmeras llenas de cacat¨²as verdes que le acaban de dar el tono antillano, entre soleado y umbr¨ªo, como si se tratase de una aut¨¦ntica jungla llena de mambises a escasos pasos del Camp Nou.
El Ayuntamiento pag¨® el pante¨®n en 1897 para acoger a los militares que hubieran muerto solos
Hasta la Guerra Civil, cada d¨ªa de los difuntos las estancias se llenaban de ramos de flores
A juzgar por su abandono, este lugar no es muy frecuentado. Al final de unas escaleras descendentes nos espera una puerta de hierro. Tras ella una serie de estancias, cada una m¨¢s honda que la otra, con las paredes cubiertas por los modestos nichos de 732 soldados, seg¨²n una placa interior, 726 seg¨²n la placa m¨¢s antigua o 734 seg¨²n una tercera placa. Eso s¨ª, todos muertos en las campa?as de Cuba y Filipinas. En algunos muros hay inscripciones a l¨¢piz de la d¨¦cada de 1920 y de la posguerra. Son sencillos mensajes de recuerdo, realizados de forma espont¨¢nea. Tambi¨¦n hay algunas manchas de sangre en el suelo. Pero no se alarmen, los gatos que habitan este camposanto vienen aqu¨ª a comerse las palomas que cazan. Abst¨¦nganse de llamar todav¨ªa al parapsic¨®logo de guardia.
En su origen, este pante¨®n fue costeado por el Ayuntamiento de Barcelona en 1897, en plena guerra, con el fin de acoger a aquellos militares que hubiesen muerto solos en alg¨²n hospital de la capital catalana, lejos de sus familias, tras regresar malheridos de ultramar. Aunque hasta 1904 no ser¨ªa inaugurado, siendo por fin agrupados los restos que guarda, que se hallaban esparcidos en otros cementerios de la ciudad. En aquel conflicto -llamado por los norteamericanos A splendid little war-, Catalu?a sufri¨® m¨¢s de 3.000 bajas, el 36% de las cuales eran de Barcelona. Tanto el Hospital Militar como otros centros asistenciales se vieron desbordados por la llegada de miles de enfermos, mientras que las calles se llenaban de pedig¨¹e?os con ra¨ªdo uniforme, testigos de la fr¨¢gil organizaci¨®n del ej¨¦rcito.
El proyecto lo llev¨® a cabo el arquitecto Pedro Falques, autor tambi¨¦n de las farolas del paseo de Gr¨¤cia, del mercado de Sants y del monumento a Pitarra en La Rambla. Como curiosidad, fue edificado en piedra procedente de la cantera del cementerio de Montju?c, y as¨ª todo quedaba en casa. Hasta la Guerra Civil, cada d¨ªa de los difuntos estas estancias se llenaban de ramos de flores y las asociaciones de veteranos acud¨ªan a mostrar su respeto, algunos con sus viejos uniformes de rayadillo. Pero pas¨® el tiempo y aquella contienda cay¨® en el olvido. La fiereza y la sangre de las batallas dejaron paso al actual monumento, rec¨®ndito y esquivo, tomando el sol junto a palmas y loros. Una empleada municipal viene de vez en cuando a limpiar su entrada.
Barcelona ha guardado muy poca memoria de aquellos a?os. Apenas el min¨²sculo barrio de los Indianos, en el barrio de Sant Andreu del Palomar, con calles tan sonoras como las de Cienfuegos, de Matanzas o de la Manigua. El otro recuerdo a¨²n es m¨¢s intangible y fugaz: Barcelona fue la primera capital europea donde se prob¨® el cubalibre. Sabido es que la derrota es hu¨¦rfana y poco dada a estatuas y efusiones. Por ello, m¨¢s all¨¢ de la an¨¦cdota, este mausoleo en forma de fort¨ªn resulta ser el ¨²nico testimonio de una ¨¦poca, cuando Espa?a sufr¨ªa su crisis del 98, Catalu?a despertaba al sue?o nacional y Estados Unidos se impon¨ªa como potencia indiscutible del planeta. C¨®mo ha cambiado todo, ?verdad?
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