Locuras bien organizadas
El Festival Rossini de Pesaro celebra sus 30 a?os con la recuperaci¨®n de dos t¨ªtulos olvidados del compositor
De "locura organizada" calificaba Stendhal las ¨®peras de Rossini. Como locura inteligente se puede sintetizar el esfuerzo del Festival Rossini de Pesaro, ciudad natal del compositor, durante las tres ¨²ltimas d¨¦cadas para mantener viva la memoria musical y profundizar en el conocimiento de su hijo predilecto. Todo empez¨® en 1980. La f¨®rmula musicolog¨ªa m¨¢s teatro no se aplica con tanta eficiencia en ning¨²n lugar del planeta. En todas las listas se considera al festival de Pesaro como uno de los 10 mejores del mundo, pero lo que aporta este festival es mucho m¨¢s. En pocos lugares como en esta poblaci¨®n a orillas del Adri¨¢tico que no llega a los 100.000 habitantes se asiste a una ceremonia art¨ªstica tan l¨²cida y bienhumorada, adem¨¢s de rigurosa.
El certamen sac¨® del ba¨²l un montaje de 'La Cenerentola' de Ronconi
En ning¨²n otro lugar se aplica mejor la f¨®rmula teatro m¨¢s musicolog¨ªa
Este a?o, el festival ha sacado del olvido dos t¨ªtulos m¨¢s que significativos. El primero, con el que se ha inaugurado el festival, es Sigismondo, en clave esc¨¦nica hiperrealista y con un punto de locura en el tratamiento de los personajes por Michele Michieletto, ha contado con la presentaci¨®n musical de un incisivo y brillante Michele Mariotti, despu¨¦s de su reciente triunfo en La Scala de Mil¨¢n con El barbero de Sevilla, y ha permitido ver y escuchar como protagonista a una inconmensurable Daniela Barcellona, en el personaje que da t¨ªtulo a la ¨®pera, y a un impulsivo y valiente Antonino Siragusa.
El segundo t¨ªtulo es Demetrio y Polibio, una ¨®pera de juventud -comenzada a componer a los 16 a?os por Rossini seg¨²n las investigaciones m¨¢s recientes- al que Davide Livermore ha dado un enfoque teatral en clave fantasmag¨®rica, con la colaboraci¨®n de la joven Academia de Bellas Artes de Urbino, que ha supuesto en el terreno vocal la consagraci¨®n definitiva en esta c¨¢tedra del belcantismo de la espa?ola Mar¨ªa Jos¨¦ Moreno, aplaudida con fuerza por la manera con la que perfila el personaje de Lisinga. Manicomios cotidianos, espacios familiares por donde deambulan los fantasmas. En realidad, ?no se corresponden estas alegor¨ªas como anillo al dedo con las esencias y actualidad del g¨¦nero oper¨ªstico?
Como contraste, el festival sac¨® del ba¨²l de los recuerdos uno de los mejores montajes de su historia: La Cenerentola, de Luca Ronconi, que no se representaba desde hace 10 a?os. Tal vez no tenga la genialidad absoluta de El viaje a Reims del mismo director esc¨¦nico que, de la mano de Claudio Abbado y desde el auditorio Pedrotti del Conservatorio, lanz¨® al mundo en 1984 este peculiar festival. Pero no se queda atr¨¢s esta Cenerentola en frescura, trazo psicol¨®gico de los personajes, comicidad descacharrante pero sin innecesarios excesos... A¨²n hoy se aplaude el cambio de escenograf¨ªa o el vuelo de la cig¨¹e?a con la protagonista de lado a lado del escenario. Ronconi insiste en algo tan evidente como que la ¨®pera es teatro, y lo demuestra de manera deslumbrante, sin perder en ning¨²n momento de vista que lo que est¨¢ narrando es, en el fondo, un cuento con un protagonismo necesario de la fantas¨ªa y un humor no exento de ternura. El canadiense Yves Abel dirigi¨® estupendamente a la orquesta del teatro Comunal de Bolonia, Marianna Pizzolato estuvo inmensa como Cenerentola, y todo el reparto -Lawrence Brownlee, Alex Esposito, Nicola Alaimo, Paolo Bordogna, la valenciana Cristina Faus- cant¨® y actu¨® a gran nivel, con lo que el p¨²blico sali¨® tan encantado como en las dos noches anteriores.
Gran festival el de Pesaro. Sin grandilocuencias, sin delirios, con imaginaci¨®n. Con un pie en los espect¨¢culos y otro en las ediciones cr¨ªticas de las partituras o en la investigaci¨®n de cartas y documentos del compositor a trav¨¦s de la Fundaci¨®n Rossini. El festival, la Academia Rossiniana de formaci¨®n, la fundaci¨®n: todos van en direcciones complementarias. En los pr¨®ximos d¨ªas, adem¨¢s de las ¨®peras comentadas, hay entre otras actividades, cuatro sesiones dedicadas a los Pecados de vejez; la ¨®pera El viaje a Reims con j¨®venes cantantes de la Academia, escenificada por Emilio Sagi, y, de cierre, un Stabat mater con Michele Mariotti. Todo ello tocado por un permanente ambiente festivo estimulado por la m¨²sica de Rossini.
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