La polic¨ªa llega a la 'banlieue'
Cinco a?os despu¨¦s de los violentos disturbios, Clichy-sous-Bois, cerca de Par¨ªs, intenta con dificultad superar el gueto con nuevas viviendas y una comisar¨ªa
Entre el bosque, las explanadas verdes y las imponentes torres de viviendas, las gr¨²as y las obras invaden la parte alta de Clichy-sous-Bois, la ciudad que hace cinco a?os fue el origen de los disturbios que sacudieron durante semanas la banlieue, los barrios franceses del extrarradio. M¨¢s all¨¢ de los coches calcinados, la revuelta dej¨® al descubierto la frustraci¨®n de unos j¨®venes que se sienten estigmatizados por ser hijos de inmigrantes y sin perspectivas de futuro. La ciudad prepara la inauguraci¨®n en septiembre de una comisar¨ªa, en la que se espera la presencia del presidente, Nicolas Sarkozy. Es el centro del proyecto de rehabilitaci¨®n urbana, que incluye la edificaci¨®n de nuevas viviendas. Pero m¨¢s all¨¢ de las construcciones, los habitantes denuncian que las causas de la revuelta siguen patentes.
Junto al conjunto de bloques de viviendas sociales Le Bois du Temple, se alza la nueva comisar¨ªa, protegida por un enorme muro de hormig¨®n y una estructura de metal que sobresale. La sede policial, que la ciudad de unos 30.000 habitantes compartir¨¢ con la vecina Montfermeil y sus 26.000 residentes, acoger¨¢ a unos 150 agentes. Se trata de la mayor comisar¨ªa de todo el departamento de Seine-Saint-Denis, donde se encuentran la mayor¨ªa de los barrios m¨¢s sensibles de la periferia parisina.
"?Qu¨¦ quieren decirnos con esto, que aqu¨ª hay m¨¢s concentraci¨®n de gamberros que en otras partes?", se lamenta Ahnene, una joven animadora de la asociaci¨®n C.G.M.B., con sede en los bajos de una de las torres. "Esta es la respuesta que nos dan, yo hubiera preferido un centro de formaci¨®n profesional", se?ala por su parte Faesal Bourricha, de la misma organizaci¨®n.
En realidad, la comisar¨ªa llevaba a?os en la lista de reyes del Ayuntamiento. Tras la revuelta de 2005, cuando el entonces presidente Jacques Chirac convoc¨® al alcalde, el socialista Claude Damien, en el puesto desde 1995, para preguntarle sobre sus necesidades, esta fue su primera petici¨®n. "Probablemente si la comisar¨ªa hubiese existido en 2005 no hubiese pasado lo que ha pasado", dice Samir Mihi, presidente de la Asociaci¨®n Au-del¨¤ des Mots, creada para apoyar a las familias de los dos adolescentes cuya muerte desencaden¨® la revuelta. "Si los polic¨ªas y los j¨®venes se hubieran conocido, los chicos no hubieran huido ni los agentes se hubieran molestado en perseguirlos".
El Plan de Renovaci¨®n Urbana, el m¨¢s importante del pa¨ªs, con un presupuesto de 500 millones de euros, prev¨¦ la destrucci¨®n de algunas de las torres m¨¢s insalubres, la renovaci¨®n de otras, y la construcci¨®n de nuevas viviendas, las primeras de la cuales ya han sido entregadas. Pero muchos temen que cambiar el entorno no sea suficiente y ya han aparecido pintadas en las paredes de algunos edificios nuevos. Como Zoulikha, residente en la ciudad desde hace 15 a?os. Hace unos meses que cambi¨® su apartamento en un enorme bloque gris repleto de antenas parab¨®licas por un d¨²plex con balc¨®n en un edificio bajo blanco y de ladrillo visto rojo. Como madre de cinco adolescentes, sigue preocupada por los problemas de discriminaci¨®n a los que se enfrentan a su juicio los j¨®venes del barrio. "Aqu¨ª, aparte de las grandes obras no ha cambiado nada", resume.
En el centro de las reclamaciones, sigue una b¨¢sica: la del transporte. A apenas 15 kil¨®metros de la capital, sigue sin llegar ni el metro, ni el tren de cercan¨ªas. El trayecto hasta Par¨ªs en transporte p¨²blico —varios autobuses se acercan a las estaciones de tren de la zona— dura una hora y media y cuesta unos 10 euros ida y vuelta. Un avance ha sido la creaci¨®n de una l¨ªnea que une la ciudad con el aeropuerto Charles de Gaulle, uno de los principales centros de empleos de la regi¨®n. Pero con una tasa de desempleo que roza el 40%, la localidad no dispone de ninguna oficina de paro. Y con casi la mitad de la poblaci¨®n menor de 25 a?os, sigue sin haber ni un cine, ni una piscina, ni un gimnasio en condiciones.
Adem¨¢s, el plan de reurbanizaci¨®n no llega hasta la parte baja de la ciudad. En la barriada de Le Ch¨ºne Pointu, donde se quemaron los primeros coches durante los disturbios, sigue habiendo edificios de 11 pisos con ascensores que no funcionan.
Otro dato que no olvidan los habitantes no tiene que ver con ning¨²n tipo de infraestructuras. El pr¨®ximo 27 de octubre har¨¢ cinco a?os que Zyed y Bouma, de 15 y 17 a?os, murieron electrocutados al huir de un control policial. La investigaci¨®n se ha cerrado el a?o pasado pero todav¨ªa no se ha fijado ninguna fecha para el juicio de los dos polic¨ªas imputados.
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