DETECTIVE
Podr¨ªa haber terminado la investigaci¨®n hace 10 d¨ªas. La podr¨ªa haber terminado cinco minutos despu¨¦s de que entrara en mi oficina, cuando puso en mi mano la fotograf¨ªa de su mujer. Cre¨ªa que le enga?aba, y yo deseaba que le estuviera enga?ando conmigo.
Si no he terminado la investigaci¨®n, si le he dicho al marido, d¨ªa tras d¨ªa, que no he conseguido nada y que tengo que continuar el seguimiento para proporcionarle pruebas irrefutables para el divorcio, es porque no quiero dejar de mirarla.
En 18 a?os de detective, jam¨¢s hab¨ªa sentido nada por ninguna de las mil mujeres infieles que he seguido, mirado, fotografiado y condenado: eran como pescado para un pescadero. Sent¨ªa, al principio, pena por el cornudo y sab¨ªa que la infidelidad pagaba mis facturas, pero nunca hab¨ªa sentido este dolor acre que siento hoy cuando la veo, con el pelo recogido, con un collar verde y largo, besar a su amante.
He abandonado los dem¨¢s casos para seguirla constantemente. Para mirarla todo el tiempo. Siento asco por mi comportamiento. Me doy miedo. No s¨¦ c¨®mo evitarlo. Es un sentimiento nuevo y profundo.
La miro cuando abre la puerta de su coche. Miro sus pies con las u?as pintadas, porque es verano y lleva sandalias. Me pongo en su camino, enfrente de ella, y la miro directamente a los ojos, ret¨¢ndola. La miro cuando se sienta en una terraza a tomar leche merengada y busca en su enorme bolso los cigarrillos y el mechero. La miro cuando se prueba ropa en las tiendas. La miro cuando toma el sol en la piscina debajo de sus enormes gafas de sol y con sus teticas manzanas mirando al cielo azul.
Me excita mirarla. Se me pone la carne de gallina. Se endurece mi polla. Se aceleran los latidos del coraz¨®n. Me excita el movimiento de su culo: casi siempre la sigo por su espalda.
El marido quiere, adem¨¢s de un detallado informe, un trabajo extra: paliza al amante y fotos del amante despu¨¦s de la paliza. El asunto es para ¨¦l una cosa entre hombres.
Le dar¨¦ una paliza a su amante y le har¨¦ fotos. Pronto. Siento que ella me enga?a a m¨ª tambi¨¦n. Si escribiera el informe ser¨ªa el informe de c¨®mo me enga?a.
La miro cuando lee el peri¨®dico, cuando sonr¨ªe al hablar por el m¨®vil, cuando se detiene en un escaparate, cuando come patatas fritas y saca la lengua sobre sus labios gruesos para lamer las migas, cuando se muerde las u?as y da un tir¨®n violento al dedo al terminar.
Hace 10 d¨ªas que hago sufrir a un infeliz y hace dos semanas que sufro, m¨¢s infeliz a¨²n. No puedo dejar de mirarla cuando saca el pintalabios y pone rojos violetas sus labios.
Mirarla ahora cuando me cruzo con ella. Me mira a los ojos y pregunta: "?Nos conocemos?". Oigo por primera vez su voz, que me excita a¨²n m¨¢s, y le digo que s¨ª, que trabajo para su marido.
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