El turismo cambia la cara de la vieja Compostela
Las calles de Santiago reemplazan el comercio tradicional por el de 'souvenirs' aprovechando el tir¨®n del Xacobeo
En la R¨²a do Vilar, una de las calles emblem¨¢ticas de la zona vieja de Santiago, hay una farmacia, dos oficinas de turismo, varios restaurantes, una pasteler¨ªa, tres librer¨ªas, un teatro - la Sala Yago, cerrada a cal y canto desde hace dos a?os- y dieciocho tiendas de recuerdos para peregrinos y turistas. La mayor¨ªa de estos negocios del souvenir, recientes y arriesgados, se han instalado en los bajos de alquiler que antes eran tabernas, librer¨ªas, tiendas de ropa o jugueter¨ªas, convencidos de que el ¨²ltimo Xacobeo en once a?os asegurar¨ªa el ¨¦xito. "Habr¨¢ que ver lo que pasa el a?o que viene, porque la mayor¨ªa abren solamente para aprovecharse del Xacobeo", asegura Mar¨ªa Nieves Iglesias, propietaria, junto a su hijo Andr¨¦s Fern¨¢ndez, de la Sombrerer¨ªa Iglesias, el comercio m¨¢s antiguo -abri¨® a finales del siglo XIX- de una calle que ha cambiado radicalmente desde 1993, el primer A?o Santo organizado. "O Vilar ya no es un sitio de paseo, la gente ya no viene a ver los comercios como antes, s¨®lo vienen turistas que pasan deprisa y se van", explica Iglesias. En esta calle -de apenas 400 metros- est¨¢n empadronadas 222 personas. Muchas menos, 57, viven en la R¨²a do Franco, otro de los santuarios del ocio peregrino: gran parte de los propietarios de las tabernas y marisquer¨ªas de los bajos compraron tambi¨¦n los pisos superiores.
En la r¨²a do Franco, tomada por restaurantes, viven 57 personas
"A la r¨²a do Vilar solo vienen turistas que pasan deprisa y se van"
Los cuatro millones de visitantes que ha recibido Galicia hasta junio se notan en Santiago. La R¨²a do Vilar no solo acoge buena parte del comercio del recuerdo -en la mayor¨ªa de los casos fabricado en China, muy lejos de Galicia-, sino que tambi¨¦n es lugar de paso obligado para los que quieren recoger la compostela, que acredita su condici¨®n de peregrinos. Nada es casual en la distribuci¨®n de restaurantes, albergues y bazares dedicados al turismo. Ya en 1999, el segundo A?o Santo organizado, Xos¨¦ Manuel Santos Solla -profesor de Xeograf¨ªa Humana en la Univerisdade de Santiago y especialista en Turismo- advert¨ªa de los profundos cambios que el turismo masivo estaba provocando en algunas calles de Santiago. El profesor achacaba a la proximidad de un aparcamiento de autobuses la conversi¨®n de las tabernas de la r¨²a de San Francisco en tiendas de productos t¨ªpicos que ofrecen degustaciones de tarta de almendra. Incluso alguna que otra librer¨ªa m¨¦dica -no en vano esta calle acoge la facultad de Medicina- ha optado por a?adir a su oferta gu¨ªas de viajes para aguantar el tir¨®n.
Siete de las dieciocho tiendas de souvenirs del Vilar son del mismo propietario y solo una, el Bazar del Villar, vende adem¨¢s al por mayor. Los alquileres, casi extintos en esta zona de la ciudad los pisos de renta antigua, no est¨¢n al alcance de todo el mundo y los comercios tradicionales siguen cerrando. En 2006 cerraba la librer¨ªa Gonz¨¢lez -fundada en 1872-, y a principios de a?o le segu¨ªa la joyer¨ªa Malde tras 77 a?os abierta.
"No evolucionamos de la manera en que tendr¨ªamos que evolucionar", reconoce Jos¨¦ ?ngel Blanco, gerente de Compostela Monumental, que agrupa a 1.291 hoteles, restaurantes y comercios de la ciudad. El n¨²mero de establecimientos dedicados a productos para turistas ha crecido tanto en los ¨²ltimos a?os que el propio Blanco admite que algunas cosas se hicieron mal. "No somos un museo", reivindica. El Ayuntamiento subvenciona con hasta 4.000 euros la puesta en marcha de nuevas empresas en el casco hist¨®rico, tambi¨¦n las dedicadas a productos tur¨ªsticos. Pero Blanco insiste que son los comercios de toda la vida, "los que conocen bien el negocio", los que sobreviven al Xacobeo. "Tienen su clientela estable", explica.
Pero m¨¢s all¨¢ de los usos, Compostela tambi¨¦n ha cambiado de cara. "Antes estaba m¨¢s abandonada", asegura Andr¨¦s Fern¨¢ndez. De los 2.660 edificios de la ciudad hist¨®rica, 1.772 est¨¢n catalogados, lo que obliga a un esmero especial en cualquier obra de rehabilitaci¨®n. Las intervenciones recientes en las viviendas y locales comerciales comienzan, de la mano del Consorcio, en 1994. Pablo Tom¨¦, uno de los arquitectos encargados de idear el arreglo de los comercios de la ciudad, recuerda las obras como "un ejemplo a seguir a nivel internacional". El primer programa de rehabilitaci¨®n pretend¨ªa fijar vecinos en el casco antiguo. Y para hacerlo, urg¨ªa mejorar las condiciones f¨ªsicas de muchas viviendas. "Sin comercio no hay vecinos, y sin vecinos no hay comercios. La seguridad depende de la gente que habita las calles", explica el arquitecto. Cuatrocientos bajos comerciales fueron reformados en los ¨²ltimos 17 a?os bajo subvenciones de hasta el 50% de la obra. Hoy, con o sin Xacobeo, siguen viviendo en la Cidade Hist¨®rica m¨¢s de 12.000 personas. "Pero ya no conocemos a nadie, ahora hasta los estudiantes van y vienen, porque hay m¨¢s autobuses", bromea Fern¨¢ndez desde el mostrador de su sombrerer¨ªa centenaria.
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