Una luz blanca
En el pasaje final del relato Silvio en el Rosedal, el protagonista, que acaba de perder a la joven y agraciada Roxana, se queda a la intemperie, "en una noche espl¨¦ndida". Solo, derrotado, sin haber podido descifrar los enigmas del Rosedal, ajeno al estruendo de una fiesta en las inmediaciones, se aferra a su viol¨ªn y empieza a tocar. Solo en ese instante final, cuando nadie puede escucharlo, tiene la certeza de que nunca hab¨ªa tocado mejor.
Esta imagen de un hombre aislado, dedicado a su propia m¨²sica, que encuentra su momento de esplendor creativo en la soledad, es esencial a toda la obra y la vida de Ribeyro (Lima, 1929-1994). Siempre he pensado que en ese pasaje Ribeyro formul¨® su imagen de escritor, la del que escribe exonerado de los requerimientos del p¨²blico, que alguna vez hab¨ªa pensado en halagar. Librado a s¨ª mismo, con los tesoros de la soledad y el silencio, en un mundo sin c¨®digos ni explicaciones, Silvio puede hacer una m¨²sica verdadera, su m¨²sica.
La palabra del mudo
Julio Ram¨®n Ribeyro
Seix Barral. Barcelona, 2010
1.056 p¨¢ginas. 27 euros
El destino de Ribeyro fue con frecuencia el mismo, el de un autor secreto que huy¨® de todos los ruidos de la fama para encontrar el sonido secreto que nutri¨® sus frases sencillas y precisas. Contra lo que pudiera pensarse, nunca fue precisamente un escritor esc¨¦ptico que desconfiara de las posibilidades del idioma. Aunque no fue exactamente un autor prol¨ªfico, tiene una obra considerable hecha de ensayos, novelas, relatos y prosas reflexivas, adem¨¢s de diarios de escritor y una nutrida correspondencia, especialmente con su hermano Juan Antonio. Pero no hay duda de que los g¨¦neros de las prosas, en forma de meditaciones personales (reunidos en ese gran libro que se llama Prosas ap¨¢tridas), as¨ª como los diarios y relatos se adecuaban mejor a su actitud reflexiva y desencantada y a la de sus personajes, que no estaban hechos para desafiar o transformar el mundo, sino para sufrirlo. El drama del deseo y la frustraci¨®n es uno de los grandes temas que sus protagonistas -ansiosos, lac¨®nicos, so?adores-, viven frente a la realidad mediocre y banal que los acorrala.
Este libro, La palabra del mudo, que re¨²ne todos los cuentos de Ribeyro es un gran acontecimiento para los seguidores del autor peruano. Como puede verse en ellos, Ribeyro tomaba el partido de los que llamaba "mudos", es decir, personajes an¨®nimos y discretos, h¨¦roes sentimentales de aventuras trucadas por su propia timidez o pudor. Seguidor de Maupassant, a quien tradujo y de quien hablaba siempre con admiraci¨®n, Ribeyro crea personajes sencillos, comunes e incluso banales, que viven en los m¨¢rgenes del mundo. Al hacerlo, fabrica desde esas vidas sencillas, hechas de una o dos an¨¦cdotas, un nuevo mundo complejo, matizado por la relatividad de la iron¨ªa. Sus personajes nos conmueven por los sue?os que apenas rescatan de su "peque?a vida". La an¨®nima y generosa proeza del cobrador de Direcci¨®n equivocada, por ejemplo, nos acompa?a para siempre, y una joya narrativa como Ridder y el pisapapeles (uno de sus pocos cuentos fant¨¢sticos), nos puede sorprender todas las veces que volvamos a releer su final tan l¨®gico como inesperado.
Lo que Ribeyro insin¨²a en estos cuentos es que los seres humanos no estamos definidos por nuestros logros sino por nuestras carencias, es decir, por esa gran acumulaci¨®n de ambiciones y sue?os no realizados de la que estamos hechos. Espumante en el s¨®tano cuenta la historia de una progresiva, minuciosa humillaci¨®n en la fiesta de un bur¨®crata. Una aventura nocturna ironiza las ilusiones de un romance inesperado. S¨®lo para fumadores es la autobiograf¨ªa espiritual de un tipo que mira el mundo desde su cuerpo y a su cuerpo desde el cigarrillo al que est¨¢ adosado. Algunos de los cuentos m¨¢s logrados de esta perspectiva ir¨®nica y dram¨¢tica son sin duda Tristes querellas en la vieja quinta, Alienaci¨®n y ese relato policial metaliterario que ocurre en una mesa de comensales, La soluci¨®n. Aunque es un escritor realista en el sentido m¨¢s cl¨¢sico de la palabra, sus personajes buscan siempre evadir toda forma de realidad. Uno de los cuentos in¨¦ditos de este volumen, Surf (el ¨²ltimo que escribi¨® en su vida), narra la historia de un escritor que trabaja frente al mar lleno de corredores de olas, tratando de fusionarse con esos seres marinos que navegan frente a ¨¦l.
Sus relatos proyectan una luz blanca, opaca y sin embargo dram¨¢tica sobre los escenarios lime?os (su mar, su neblina, sus ¨¢rboles h¨²medos). Esa misma luz ilumin¨® su vida. Una serie de an¨¦cdotas ha perfilado su leyenda de escritor t¨ªmido y receloso por vocaci¨®n. Su huida de una cita con un famoso editor italiano que quer¨ªa traducir sus libros es parte central de esa leyenda. En una ocasi¨®n, descubri¨® que una prestigiosa editorial francesa hab¨ªa puesto la foto de un escritor angole?o apellidado Ribeiro, de raza negra, en uno de sus libros, y desisti¨® de protestar ante el temor de ser catalogado como racista. Son cosas que sus personajes tambi¨¦n habr¨ªan hecho, aunque ser¨ªa m¨¢s acertado decir, habr¨ªan dejado de hacer. Viv¨ªan en la soledad y era all¨ª donde mejor sonaba su viol¨ªn.
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