Mesa para dos
Israel¨ªes y palestinos vuelven a negociar gracias a las conversaciones previas alentadas por EE UU
La secretaria de Estado Hillary Clinton ha confirmado que el 2 de septiembre se reanudar¨¢n las negociaciones entre palestinos e israel¨ªes suspendidas desde diciembre de 2008. El encuentro previsto es resultado de las conversaciones indirectas auspiciadas por Estados Unidos y desarrolladas a lo largo de los tres ¨²ltimos meses. Pese al anuncio estadounidense, a¨²n se perciben diferencias de aproximaci¨®n entre ambas partes. Mientras que Israel habla de negociaci¨®n sin condiciones previas, la Autoridad Palestina reclama un acuerdo sobre la agenda a tratar.
Son tantas las negociaciones fracasadas que la expresi¨®n "proceso de paz" se ha convertido en un eufemismo incapaz de suscitar demasiadas esperanzas. Tampoco en esta ocasi¨®n, por m¨¢s que la simple expectativa de sentar a ambas partes en torno a una mesa sea siempre una buena noticia. Entre las razones que avalar¨ªan un m¨¢s que tibio optimismo, habr¨ªa que subrayar el renovado compromiso de Estados Unidos en el hallazgo de una soluci¨®n al conflicto. La implicaci¨®n directa de Washington sigue siendo la condici¨®n necesaria para alcanzar la paz en Oriente Pr¨®ximo, por m¨¢s que no resulte en absoluto suficiente.
Entre las razones para el pesimismo se encuentra el hecho de que el interlocutor en el lado palestino es Mahmud Abbas, obviando la dificultad de que es Ham¨¢s quien gobierna en Gaza. Es posible que los art¨ªfices de las negociaciones conf¨ªen en que la Autoridad Palestina, que solo gobierna en Cisjordania, salga reforzada si obtiene acuerdos ventajosos para todos los territorios ocupados. Pero puede producirse lo contrario: que un sentimiento de abandono por parte de la poblaci¨®n de Gaza haga inviable cualquier avance. Sobre todo cuando las elecciones palestinas, que ten¨ªan que haberse celebrado a principios de a?o, siguen pospuestas.
Netanyahu, por su parte, llega a estas conversaciones en sus horas m¨¢s bajas debido al ataque contra la flotilla humanitaria que trataba de romper el bloqueo israel¨ª de Gaza y que cost¨® la vida a nueve de sus integrantes. El Gobierno israel¨ª no pod¨ªa en estos momentos negarse a negociar con los palestinos, pero tampoco desea sentarse a la mesa obligado por los avances comprometidos en otras negociaciones. Su exigencia de que las conversaciones se inicien sin condiciones previas alude, en opini¨®n de los palestinos, a una voluntad de partir de cero y, por tanto, de consolidar situaciones de hecho.
Una vez en la mesa para dos que ha preparado Washington, y a la que acompa?ar¨¢n Egipto y Jordania, israel¨ªes y palestinos tendr¨¢n enfrente sus numerosos contenciosos, desde la delimitaci¨®n de las fronteras hasta la suerte de los refugiados, pasando por el futuro de Jerusal¨¦n, los asentamientos en Cisjordania o el reparto del agua. Por descontado, la ¨²nica manera de resolverlos es empezando a hacerlo. Pero siempre y cuando la voluntad de los negociadores sea alcanzar un acuerdo y no responsabilizar a la otra parte del fracaso.
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