No tengamos miedo a la libertad
"La m¨¢xima victoria es la que se?gana sobre uno mismo" (Buda)
En todos los ¨¢mbitos de la vida tenemos la libertad de utilizar nuestro inmenso poder creativo. La capacidad de escoger qu¨¦ pensamos y qu¨¦ sentimos en cada momento y c¨®mo respondemos en cada situaci¨®n es nuestra fuerza y nuestra libertad. Sin embargo, las creencias nos limitan, el pasado nos condiciona y los miedos nos impiden vivir nuestros sue?os m¨¢s profundos.
A lo largo de la historia, la libertad ha?sido uno de los valores que el ser humano m¨¢s se ha afanado en reivindicar. Hemos provocado revoluciones y rebeliones contra la opresi¨®n. A pesar de las conquistas, la experiencia de miedo, dolor y soledad ha aumentado. No hemos sabido utilizar la libertad para fortalecernos emocional, mental y espiritualmente. Tenemos h¨¢bitos que nos privan de libertad y eludimos afrontar nuestras sombras. Para algunos, la soledad es la huida; para otros, la distracci¨®n es estar siempre con alguien.
"Mantenemos relaciones dependientes y a la vez buscamos espacios de libertad. As¨ª, las parejas se convierten en otro objeto de consumo"
A veces nos sentimos atrapados en unas relaciones que nos asfixian. Queremos huir y quedarnos al mismo tiempo. Nos sentimos incomprendidos y nos invaden las preocupaciones. Otras veces nos parece que debemos someternos a los deseos de los dem¨¢s para complacerles. Todo ello nos oprime.
Al sentirnos amenazados por la presencia del otro, llegamos a renunciar a nuestra integridad individual bajo la influencia de los dem¨¢s y de la sociedad. Buscamos seguridad y dejamos de ser nosotros mismos, adoptando una personalidad que sigue las pautas culturales y sociales. De esta manera desaparece la discrepancia entre el yo y el mundo, y con ella el miedo a la soledad y la impotencia.
EL RIESGO DE LA SOLEDAD
"Si te vuelves inmune a las opiniones ajenas, no ser¨¢s v¨ªctima de un sufrimiento in¨²til en las relaciones" (Miguel Ruiz)
Ser nosotros mismos y diferentes de los dem¨¢s conlleva el riesgo de sentirnos solos. El miedo nos domina. Seguir las pautas sociales, culturales, religiosas o pol¨ªticas parece ofrecernos m¨¢s seguridad y alimenta nuestro sentido de pertenencia, al sentir que formamos parte de un grupo, ya sea la familia, un equipo, un partido pol¨ªtico o una comunidad. As¨ª nos disponemos a someternos a nuevas autoridades capaces de ofrecernos seguridad y aliviar nuestra duda. Esa actitud alimenta la dependencia y la p¨¦rdida de libertad.
El caso de Juana es t¨ªpico. Juana teme la soledad. Siempre intenta agradar y quedar bien. Para no arriesgarse al rechazo, siempre est¨¢ de acuerdo con los dem¨¢s. As¨ª se siente aceptada y que forma parte del grupo. Renuncia a ser ella misma por temor a la soledad. Cede su poder a los dem¨¢s y se convierte en una marioneta que permite que la moldeen seg¨²n lo que quieren de ella. Vive de fuera adentro, es decir, lo de fuera determina c¨®mo est¨¢ por dentro. A veces, el precio por no permitirse el riesgo a ser diferente y a ser t¨² mismo resulta muy alto. As¨ª est¨¢s alejando la felicidad de tu vida.
En Europa, cada vez son m¨¢s las personas que viven solas por elecci¨®n personal. Quiz¨¢ la elecci¨®n de vivir solo viene despu¨¦s de experimentar angustia y decepci¨®n en la convivencia. Quiz¨¢ es la b¨²squeda de libertad y tranquilidad la que lleva a tomar esta elecci¨®n.
Prima el deseo sobre el compromiso, y al m¨¢s m¨ªnimo indicio de insatisfacci¨®n cambiamos de pareja, cambiamos de situaci¨®n o de lugar. Nos es m¨¢s c¨®moda la soledad, porque encontramos demasiadas complicaciones en la convivencia.
JUNTOS Y SEPARADOS
"La responsabilidad es una cara de la moneda, la otra es la libertad. Si no quieres responsabilidad, no?tendr¨¢s libertad, y sin libertad no existe el crecimiento" (Osho)
Vivimos en la contradicci¨®n de querer estar juntos y separados, de querer una pareja estable y a la vez utilizarla y desecharla despu¨¦s. Mantenemos relaciones dependientes y a la vez buscamos espacios de libertad. Por ese motivo, muchas relaciones son uniones y separaciones transitorias. El amor llega a considerarse una conexi¨®n m¨¢s que una comunicaci¨®n o un v¨ªnculo. Las parejas se convierten en otro objeto de consumo. Aunque estemos juntos, nos sentimos desunidos. Las actitudes de comparaci¨®n, celos, rabia, analfabetismo emocional, "yo, yo, yo", nos separan. El ego nos distancia del otro. En la convivencia nos damos cuenta de que nuestros egos colisionan y culpan. Los egos controlan, dominan e irritan. Constantemente desean y est¨¢n insatisfechos.
Nos cuesta asumir la responsabilidad de nuestra propia vida. Nos es m¨¢s f¨¢cil culpar al otro de c¨®mo estamos. Cuando estamos irritados, pensamos que es porque alguien act¨²a de cierta forma; estamos de mal humor por el tiempo que hace, porque la casa tiene una grieta en el techo, porque el coche no arranca, porque nos hemos torcido el pie. As¨ª estamos siempre quej¨¢ndonos y frustrados. Pero ?qui¨¦nes son responsables de esa frustraci¨®n? ?El coche, el pintor, la casa, el suelo? ?O somos nosotros los responsables? Asumir plenamente nuestra responsabilidad: ese es el camino hacia la libertad.
dejar de sufrir
"En no aferrarse radica la decisi¨®n de fluir libremente" (Anthony de Mello)
El miedo, la ira y la tristeza se originan en?los h¨¢bitos de aferrarse, apegarse y depender. Con ellos, nuestro coraz¨®n pierde libertad. La presi¨®n que generan estos estados emocionales y la ausencia de libertad nos provocan sufrimiento. Estamos tan acostumbrados a estas formas de sufrir que llegamos a creer que son naturales. Es posible dejar de sufrir estas perturbaciones emocionales si recuperamos nuestro poder interior.
Con el fortalecimiento mental, emocional y espiritual podemos avanzar hacia la libertad asumiendo nuestra soberan¨ªa personal y estableciendo espont¨¢neamente nuestra conexi¨®n con el mundo en el amor y el trabajo, en la expresi¨®n genuina de nuestras facultades emocionales, sensitivas e intelectuales. De este modo nos unimos con los dem¨¢s, con la naturaleza y con nosotros mismos, sin despojarnos de la integridad e independencia de nuestro yo individual y ¨²nico.
El verdadero poder interior lo desarrollan quienes conviven y trabajan juntos, no quienes se alejan de los dem¨¢s. Por los dem¨¢s hacemos cosas que no har¨ªamos por nosotros mismos. Al relacionarnos ampliamos nuestros l¨ªmites mentales y agrandamos nuestro coraz¨®n. Al convivir practicamos nuestras cualidades y poderes internos: tolerancia, capacidad para adaptarnos, escuchar, comprender, amoldarnos, perdonar, comunicar, fluir, discernir? Y as¨ª aprendemos a ser.
Ser actor y ser observador
La realidad tiene diferentes dimensiones. Si elegimos vivir la realidad de los dem¨¢s, sus historias y sus complicaciones, perdemos nuestra tranquilidad interior. Nos involucramos mental y emocionalmente en sus historias. Cuando nuestra conciencia se pierde en esas historias dejamos de ser los creadores de nuestra propia vida.
Podemos observar la danza de ideas, im¨¢genes y actos de los dem¨¢s sin involucrarnos en sus historias. Solo as¨ª estaremos en paz con nosotros mismos y con el mundo. La buena noticia es que t¨² eliges lo que vas a hacer y c¨®mo vas a responder. T¨² eliges lo que piensas y lo que sientes. Tienes la posibilidad y la libertad de utilizar tu capacidad creativa para responder ante la realidad que te rodea y a los est¨ªmulos que te lanza a cada momento. Ello implica cambiar la creencia predominante de que el otro -los dem¨¢s, la sociedad o el mundo- determina c¨®mo est¨¢s y por qu¨¦ reaccionas como lo haces.
La cultura te har¨¢ libre
1. Pel¨ªculas
- 'Mi nombre es Khan', de Karan Johar.
- 'Invictus', de Clint Eastwood.
2. Libros
- 'El deseo esencial', de Javier Melloni.
- 'El miedo a la libertad', de Erich Fromm.
- 'Los cuatro acuerdos: una gu¨ªa pr¨¢ctica para la libertad personal', de Miguel Ruiz.
- 'Pasi¨®n por lo imposible', de Osho.
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