EL ED?N ES UN LUGAR ABURRIDO
Por qu¨¦ se acaba el arte de contar historias? Walter Benjamin, tal vez el mejor cr¨ªtico del siglo XX, pas¨® en Ibiza el verano de 1933. En enero Hitler se hab¨ªa convertido en canciller y Benjamin tom¨® en marzo el camino de un exilio que terminar¨ªa siete a?os despu¨¦s con su suicidio en un hotel de Portbou. Iba camino de Estados Unidos y tem¨ªa que las autoridades franquistas lo entregaran a los nazis. La Ibiza de 1933 no ten¨ªa mucho que ver con la actual pero dar¨ªa para una novela. Por all¨ª pasaron el futuro golpista Francisco Franco -comandante militar de Baleares-, Pierre Drieu La Rochelle -el escritor que hizo compatible el talento y el antisemitismo-, el dada¨ªsta Raoul Hausmann y Paul Gauguin, nieto de su abuelo. Adem¨¢s, Benjamin, jud¨ªo, tuvo como ayudante al joven Max Verspohl, que terminar¨ªa haciendo carrera en las SS.
En la era anterior a la PlayStation y a la entrada del DVD en los autom¨®viles, aburrirse era cosa de ni?os. Ahora es una simple cuesti¨®n de tiempo
El autor de Libro de los pasajes eligi¨® la isla porque ya hab¨ªa pasado all¨ª parte del verano anterior. Fue entonces cuando escribi¨® una serie de cuentos entre los que se encuentra El pa?uelo, que comienza con una pregunta: ?Por qu¨¦ se acaba el arte de contar historias? La respuesta viene enseguida: "Porque el aburrimiento ya no tiene cabida en nuestro mundo". Quien no se aburre no sabe narrar, dice el escritor. Y a?ade: "Narrar no es solo un arte, es adem¨¢s un m¨¦rito, y en Oriente hasta un oficio. Acaba en sabidur¨ªa, como a menudo e inversamente la sabidur¨ªa nos llega bajo la forma del cuento. El narrador es, por tanto, alguien que sabe dar consejos, y para hacerlo hay que saber relatarlos".
Antes de que existieran los encargos exist¨ªa el aburrimiento. Ese es el origen de toda creaci¨®n. Empezando por la Creaci¨®n. Dicen que el Para¨ªso es bueno por el clima y el Infierno por la compa?¨ªa, y este a?o se cumple el centenario de la muerte de un hombre que retom¨® el G¨¦nesis nada menos que donde lo hab¨ªa dejado Dios. Se llamaba Samuel Clemens pero firmaba como Mark Twain, un nombre -significa marca dos- tomado del sistema de medici¨®n de la profundidad del Misisip¨ª usado cuando ¨¦l se fogueaba como timonel. En 1904 Twain public¨® su versi¨®n personal del diario de Ad¨¢n y Eva, una pieza que inauguraba ese subg¨¦nero que consiste en contar la misma historia (generalmente de amor) desde dos puntos de vista diferentes y que tiene en Climas, la novela de Andr¨¦ Maurois, uno de sus ejemplos m¨¢s altos.
"?He aqu¨ª de nuevo la extra?a criatura de largos cabellos!", dice la primera anotaci¨®n del primer hombre. Seg¨²n Mark Twain, a Ad¨¢n no le hace gracia la primera mujer. Le molesta, por ejemplo, que no pare de poner nombre a las cosas. As¨ª que la reh¨²ye, pero todo cambia con la aparici¨®n de dos nuevos personajes: una serpiente y un cachorro. La primera llega con un cargamento de manzanas que, todo el mundo tiene un d¨ªa malo, Ad¨¢n come sabiendo lo que le espera. Entre sus principios y el hambre gana el hambre. "Los principios solo tienen fuerza cuando se est¨¢ bien alimentado", anota. El cachorro se llama Ca¨ªn y a su padre, ausente durante su nacimiento, le cuesta dar con la especie a la que pertenece: ?es un pez, un canguro, un oso? Cuando nace Abel quiere disecar a uno de los dos para su colecci¨®n. Luego lamentar¨¢ no haber disecado a Ca¨ªn porque sus m¨¦todos de domador no funcionan y los de su esposa no le convencen: "Suelo observar que Eva lo domina por la persuasi¨®n y, sobre todo, d¨¢ndole cosas que un momento antes hab¨ªa jurado no concederle".
Eva es la lista de la historia. No solo se pregunta por el porqu¨¦ de las cosas, tambi¨¦n echa una mano a su esquivo compa?ero: "Vanidoso como es, me valgo de ciertas ma?as para educarle sin que se resienta su amor propio. Siempre que aparece a su vista algo nuevo que desconoce, le planto un nombre cualquiera sin dar tiempo a mi disc¨ªpulo para pensar en su ignorancia. De ese modo lo he salvado de muchos compromisos". He ah¨ª la causa de su charlataner¨ªa.
El matrimonio de Ad¨¢n y Eva termina mejor en la versi¨®n de Mark Twain que en la de la Biblia, lastrada por la culpa. En eso se adelant¨® a Hollywood. Chico encuentra chica, tensi¨®n sexual no resuelta y final feliz. Al final Ad¨¢n prefiere vivir con Eva fuera del Ed¨¦n que en ¨¦l pero sin ella. El epitafio que pone a su costilla es definitivo: "All¨ª donde ella estuvo, estuvo el para¨ªso".
Cuando Mark Twain public¨® su versi¨®n del G¨¦nesis era ya el consagrado autor de Las aventuras de Huckleberry Finn, para unos (Hemingway, T. S. Eliot, Norman Mailer) el big bang de la novela norteamericana; para otros, una historia de ni?os. Lo es si pensamos que puedan serlo todas las historias nacidas no para contar un mundo a un grupo de oyentes aburridos. En la era anterior a la PlayStation y a la entrada del DVD en los autom¨®viles, aburrirse era cosa de ni?os. Ahora es una simple cuesti¨®n de tiempo, justo lo que m¨¢s parece faltar en una ¨¦poca en la que la mayor¨ªa de los inventos nacen de la urgencia por ganar tiempo. Nada m¨¢s angustioso que un tiempo muerto. Como en televisi¨®n.
Poco despu¨¦s de llegar a la Tierra, el Principito de Saint-Exup¨¦ry, otro autor de falsas historias para ni?os, se encuentra con un mercader de p¨ªldoras que aplacan la sed. Tomas una por semana y ya no sientes necesidad de beber. "Es una gran econom¨ªa de tiempo", explica el vendedor. "Los expertos han hecho c¨¢lculos. Se ahorran 53 minutos por semana". "?Y qu¨¦ se hace con esos 53 minutos?", pregunta el Principito. "Se hace lo que se quiere", le contesta su interlocutor. Entonces el muchacho se queda meditando: "Yo, si tuviera 53 minutos para gastar, caminar¨ªa tranquilamente hacia una fuente".

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