Confusi¨®n fiscal
Las declaraciones contradictorias sobre los impuestos desconciertan a los ciudadanos
Las declaraciones contradictorias del ministro de Fomento y de la vicepresidenta y ministra de Econom¨ªa y Hacienda acerca de la orientaci¨®n impositiva que pueden incorporar los pr¨®ximos Presupuestos Generales del Estado refuerzan la presunci¨®n de que no existe una visi¨®n consistente y rigurosa sobre las finanzas p¨²blicas en el seno del Gobierno. No es la primera vez que sus miembros hacen declaraciones sobre impuestos o ajustes en el gasto a su antojo, sin que esos comentarios, siempre fuera de las instancias parlamentarias, respondan a una posici¨®n com¨²n y suficientemente elaborada. La pol¨ªtica m¨¢s importante y expresiva de las intenciones de los Gobiernos, la que se concreta cada a?o en los Presupuestos, no es precisamente un ejercicio de coherencia.
El Gobierno cambi¨® de orientaci¨®n tras las presiones recibidas en el Ecofin del 9 de mayo, en el que se aprob¨® la creaci¨®n de un fondo de estabilizaci¨®n que podr¨ªa tener como principal beneficiario a las finanzas p¨²blicas espa?olas, entonces amenazadas por unos temerosos mercados de bonos. Fue el propio presidente del Gobierno quien exhibi¨® el radical cambio de partitura, asumiendo a pies juntillas el supuesto dictado de los mercados y pasando a liderar un discurso de ajuste severo. No bast¨®, sin embargo, para reducir una prima de riesgo que estaba mucho m¨¢s pendiente de las posibilidades de crecimiento econ¨®mico que de valorar esa sobrevenida vocaci¨®n de austeridad.
Tal es la obsesi¨®n con la prima de riesgo que el presidente solo ha vuelto a considerar una cierta relajaci¨®n de la austeridad inicial cuando ha cedido su distancia frente a la referencia alemana. La realidad est¨¢ demostrando, con todo, que lo relevante son las posibilidades de asentar la econom¨ªa en una senda de recuperaci¨®n. Y es que sin crecimiento no hay saneamiento presupuestario que valga. Ni las elevaciones de impuestos ni las contracciones de gastos ser¨¢n suficientes para sanear las finanzas p¨²blicas si las rentas de los agentes econ¨®micos no crecen.
Claro que ser¨¢ necesario subir los impuestos, entre otras razones porque este Gobierno los ha bajado mucho, incluso suprimiendo sin que nadie lo pidiera alguna figura tributaria como el impuesto del patrimonio. De ah¨ª la escasa credibilidad de esa ret¨®rica gravar a los ricos, destinada al consumo interno de algunos sectores del PSOE. Pero habr¨¢ que subirlos cuando se haya alcanzado un ritmo de crecimiento suficiente para reducir la destrucci¨®n de empleo. Mientras tanto, bien podr¨ªa acentuarse la eficacia en la lucha contra el fraude fiscal. Y, en todo caso, m¨¢s vale que el Gobierno no erosione a¨²n m¨¢s la confianza de los agentes econ¨®micos, de dentro y fuera del pa¨ªs, con esos culebrones que dan cuenta, en el mejor de los casos, de despiste, y en el peor, de descoordinaci¨®n. Reducir la confusi¨®n es, adem¨¢s, la condici¨®n necesaria para afrontar la negociaci¨®n parlamentaria de la pr¨®xima Ley de Presupuestos.
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