Tentaciones violentas en Oriente Pr¨®ximo
Dos factores operan de forma peligrosa en el conflicto palestino-israel¨ª. Uno es el abismo entre las expectativas para la creaci¨®n de un Estado palestino y la frustraci¨®n, que podr¨ªa degenerar en violencia, si no se llega a ese objetivo. Otro, que Estados Unidos o Israel ataquen a Ir¨¢n, o que estalle una nueva guerra entre Israel y Hezbol¨¢ en L¨ªbano.
Encuestas recientes muestran que el grado de aceptaci¨®n de la soluci¨®n de los dos Estados es muy alto entre palestinos e israel¨ªes. Sin embargo, cuando se les pregunta si llegar¨¢ a realizarse alg¨²n d¨ªa, las expectativas descienden dr¨¢sticamente.
En los Territorios Ocupados Palestinos, y en sectores progresistas de Israel, se considera imposible negociar con el Gobierno de coalici¨®n de Benjam¨ªn Netanyahu al tiempo que hay serias dudas sobre la voluntad de Estados Unidos, la ONU y la Uni¨®n Europea de presionar seriamente a Israel.
Las tensas relaciones entre negociaci¨®n y seguridad van en contra del tiempo de la diplomacia
La posibilidad de los dos Estados se hace cada vez menos real
Entre tanto, en el Estado jud¨ªo reina la desconfianza hacia los dirigentes palestinos.
Una serie de entrevistas realizadas en Israel y los Territorios Ocupados me confirmaron lo que podr¨ªa denominarse "coincidencias discrepantes". Por ejemplo, los palestinos est¨¢n desencantados con el presidente Barak Obama, mientras que en Israel se le rechaza por intentar presionar en el a?o 2009 al Gobierno de Netanyahu.
Igualmente, en el caso de la Uni¨®n Europea, los palestinos piensan que no hace lo suficiente y que podr¨ªa boicotear la importaci¨®n de productos agr¨ªcolas de los asentamientos y hacer valer as¨ª la coherencia entre el respeto a los Derechos Humanos y los acuerdos comerciales. Por otro lado, una parte sustancial de israel¨ªes cree que la UE debe evitar tentaciones diplom¨¢ticas m¨¢s all¨¢ de financiar ayuda humanitaria. Esto coincide con la preocupaci¨®n israel¨ª de estar perdiendo legitimidad internacional.
En ambos lados se piensa que la tarea de construir la base institucional de un futuro Estado palestino en Cisjordania (el West Bank) emprendida por el primer ministro Salam Fayad es muy importante: crecimiento econ¨®mico y seguridad interna a la vez que se garantiza que no haya atentados contra Israel. Su ¨¦xito, adem¨¢s, restar¨ªa apoyo popular a Ham¨¢s. Pero desde el lado palestino existen serias inquietudes.
El prestigioso analista Khalil Shikaki nos explica que si para el 2011 solo se cuenta con la infraestructura institucional sin haber alcanzado un acuerdo pol¨ªtico, la violencia podr¨ªa estallar. El presidente Mahmud Abbas y Fayad ser¨ªan entonces vistos como gestores de la ocupaci¨®n en beneficio de Israel. Parad¨®jicamente, afirma Shikaki, "si Israel trata de prevenir esa violencia mediante represi¨®n, generar¨ªa m¨¢s violencia".
Diversos expertos, estrategas y asesores del Gobierno repiten en Israel un mismo discurso: Fayad hace una excelente tarea, pero la direcci¨®n palestina no es fiable; Fatah es un movimientofragmentado y, ?qu¨¦ pasar¨ªa si el Estado palestino fuese tomado por Ham¨¢s como ya hiciese en Gaza en 2007?
En muchos casos, estos argumentos parecen excusas para no negociar y desviar as¨ª la atenci¨®n del hecho que contin¨²an las demoliciones y tomas de casas palestinas en Jerusal¨¦n Este y el West Bank, mientras que el muro (barrera de seguridad, seg¨²n Israel ) distorsiona la vida y la econom¨ªa de los palestinos.
En la oficina de Fayad piensan que si en dos a?os no se ha instaurado un Estado palestino, el caso deber¨ªa ser llevado ante el Consejo de Seguridad y el nuevo Estado tendr¨ªa que ser reconocido sobre la base de las diversas resoluciones de la ONU y los par¨¢metros de Clinton: volver a las fronteras de 1967, desmantelar parte de los asentamientos y hacer intercambios de territorios, Jerusal¨¦n Este como capital, regreso parcial e indemnizaciones a los refugiados.
"Entonces", dice Ghassan Khattib, director de Comunicaci¨®n de la Autoridad Nacional Palestina, "Israel ser¨ªa potencia ocupante de un Estado". Si nada ocurre, podr¨ªa haber una radicalizaci¨®n violenta en sectores de Fatah y Ham¨¢s. "Es importante", comenta Yossi Alpher, ex analista de inteligencia israel¨ª, "que sea la comunidad internacional, y no los palestinos, quienes declaren el Estado".
Peligrosamente, algunas voces en Israel creen que no habr¨¢ negociaciones hasta que no haya una guerra o "algo que sacuda a las partes", como ocurri¨® despu¨¦s de la primera guerra del Golfo y las negociaciones en Madrid.
Netanyahu le estar¨ªa ofreciendo a Obama que si fracasan las sanciones, Estados Unidos ataque las instalaciones nucleares de Ir¨¢n, "una amenaza existencial", a cambio de que Israel acepte un Estado palestino con fronteras provisionales.
El discurso geopol¨ªtico imperante es as¨ª: Ir¨¢n quiere destruir a Israel, y por eso apoya a Hezbol¨¢ y a Ham¨¢s con armas de cada vez m¨¢s alcance. Siria tambi¨¦n sostiene a estos dos movimientos, pero quiz¨¢ se pudiese negociar con Damasco una devoluci¨®n parcial, y en parte gesti¨®n com¨²n, de los Altos del Gol¨¢n y del estrat¨¦gico mar de Galilea. Pero Siria tendr¨ªa que dejar de apoyar militarmente a Hezbol¨¢. Si este plan fallase, crecer¨ªa el peligro de una nueva guerra contra este grupo en L¨ªbano pese a la presencia de las tropas de UNIFIL II, en quien nadie conf¨ªa en Israel.
Respecto de Gaza, en Israel unos piensan que hay que negociar con Fayad para que la Autoridad Palestina llegue despu¨¦s a un acuerdo con Ham¨¢s; otros apuestan (en coincidencia con Ham¨¢s) por que se consolide un emirato islamista en la franja y as¨ª los palestinos est¨¦n m¨¢s divididos. Pero Avi Dichter, parlamentario del partido Kadima, nos explica que si la Liga ?rabe no logra que Ham¨¢s ceda el poder a Fatah, entonces Israel quiz¨¢s debiera retomar el control de la franja para destruir "la infraestructura del Ej¨¦rcito de Ham¨¢s", una operaci¨®n que llevar¨ªa varios a?os.
Ante estos discursos orientados a la seguridad absoluta de Israel, otras voces de ese pa¨ªs disienten profundamente indicando que la guerra no ha provocado necesariamente negociaciones, y que algunos ¨¦xitos diplom¨¢ticos se han alcanzado con gestos simb¨®licos no violentos.
Hagit Ofran, del grupo Peace Now, me indica que el asesinato del primer ministro Isaac Rabin (1995) o la segunda Intifada (2000-2005) solo trajeron m¨¢s destrucci¨®n: "Ante cada nuevo acto de violencia se cierran m¨¢s puertas a las negociaciones". Tamar Hermann, analista de tendencias de opini¨®n en Israel, considera que parte del problema es que los palestinos son invisibles para gran parte de la poblaci¨®n israel¨ª y que se tiene la idea prejuiciosa y extendida de que "no se puede confiar en ellos".
Estas relaciones tensas entre negociaci¨®n, seguridad, frustraci¨®n y violencia van en contra del tiempo de la diplomacia. La posibilidad de los dos Estados se hace cada vez menos real, pero: ?si no hay acuerdo, qu¨¦ tipo de Estado ser¨¢ Israel, con una creciente poblaci¨®n palestina frustrada y de segunda categor¨ªa?
Mariano Aguirre es director del Norwegian Peacebuilding Centre (Centro Noruego para la Construcci¨®n de la Paz) de Oslo.
Tu suscripci¨®n se est¨¢ usando en otro dispositivo
?Quieres a?adir otro usuario a tu suscripci¨®n?
Si contin¨²as leyendo en este dispositivo, no se podr¨¢ leer en el otro.
FlechaTu suscripci¨®n se est¨¢ usando en otro dispositivo y solo puedes acceder a EL PA?S desde un dispositivo a la vez.
Si quieres compartir tu cuenta, cambia tu suscripci¨®n a la modalidad Premium, as¨ª podr¨¢s a?adir otro usuario. Cada uno acceder¨¢ con su propia cuenta de email, lo que os permitir¨¢ personalizar vuestra experiencia en EL PA?S.
En el caso de no saber qui¨¦n est¨¢ usando tu cuenta, te recomendamos cambiar tu contrase?a aqu¨ª.
Si decides continuar compartiendo tu cuenta, este mensaje se mostrar¨¢ en tu dispositivo y en el de la otra persona que est¨¢ usando tu cuenta de forma indefinida, afectando a tu experiencia de lectura. Puedes consultar aqu¨ª los t¨¦rminos y condiciones de la suscripci¨®n digital.