Arthur Rimbaud: Yo es otro
Se trata de saber por qu¨¦ un ni?o angelical de ojos azules y bucles dorados pudo convertirse en el adolescente m¨¢s depravado sin haber perdido la inocencia; por qu¨¦ un poeta superdotado, creador del simbolismo, el que us¨® por primera vez el verso libre, el que inaugur¨® la est¨¦tica moderna, abandon¨® la literatura a los 19 a?os, en la cumbre de su genio y se convirti¨® en un contrabandista de armas y s¨®lo entonces fue feliz. Este enigma ha dado de comer a centenares de cr¨ªticos literarios. Llegar al alma de Rimbaud siempre se ha considerado una proeza de la psicolog¨ªa humana.
Hab¨ªa nacido en Charleville, un lugar de las Ardenas, Francia, en 1854, hijo de un capit¨¢n borgo?¨¦s, que consigui¨® la Legi¨®n de Honor en las batallas de Argelia y que una tarde de verano mientras paseaba por la plaza del pueblo y escuchaba la banda de pistones que sonaba en el templete de la m¨²sica conoci¨® a Marie-Catherine-Felicit¨¦-Vitalie Cuif, una joven nada agraciada, pero lo suficiente hacendada y ya heredada como para poner en marcha el mecanismo del amor, hasta el punto que la despos¨® sin mirar atr¨¢s, le llen¨® el vientre con cinco hijos seguidos y luego la abandon¨® a su suerte. El capit¨¢n desapareci¨® sin dejar rastro cuando Arthur ten¨ªa siete a?os. Puede que fuera su primer trauma. El ni?o qued¨® a merced de una madre autoritaria, s¨®lo pose¨ªda por la obsesi¨®n de parecer respetable en una peque?a ciudad de provincias. Vitalie llevaba a sus hijos a misa muy repeinados, les prohib¨ªa jugar en la calle con hijos de obreros y de los cinco hijos s¨®lo uno se le rebel¨®.
Rimbaud fue el que inaugur¨® los harapos de bohemio y el pelo largo, fue el primero en divertirse provocando
A los 19 a?os se convirti¨® al catolicismo y dej¨® de hacer poes¨ªa, que consideraba una forma de locura
El cuerpo y el alma de Rimbaud fueron puros y transparentes cuando de ni?o se perd¨ªa en los bosques, donde aprendi¨® a unir los sonidos de la naturaleza a las voces oscuras que se o¨ªa a s¨ª mismo por dentro y a expresar esa sensaci¨®n con el ritmo de unas palabras de su exclusiva propiedad, nunca antes pronunciadas. A una edad muy temprana ya escrib¨ªa di¨¢logos y versos en lat¨ªn ante la admiraci¨®n de sus maestros que le hicieron ganar todos los premios en la escuela. El ni?o hu¨ªa, se perd¨ªa varios d¨ªas, pero cargado con el rumor de agua y de vientos siempre acababa por volver a casa donde le esperaba la correspondiente paliza. Un d¨ªa no volvi¨®. Se hab¨ªa enamorado de su nuevo maestro, el profesor de literatura Izambard y le sigui¨® como una huida adondequiera que fuera trasladado y con ¨¦l comparti¨® el poder visionario de la poes¨ªa a trav¨¦s de una larga, inmensa y racional locura de todos los sentidos.
Cuando Rimbaud en 1870 se fug¨® por primera vez a Par¨ªs ten¨ªa 16 a?os y todav¨ªa parec¨ªa una ni?a de tez delicada, ni siquiera le hab¨ªa cambiado la voz, pero ya compon¨ªa poemas obscenos y violentos en una perenne lucha interior entre el ¨¢ngel y el demonio que no terminar¨ªa nunca. Perdido por los caminos escrib¨ªa Muera Dios en las paredes de las iglesias y ese era el ¨²nico rastro que dejaba. Su admirado Baudelaire, poeta maldito, cuando escribi¨® Las Flores de Mal, aun iba muy acicalado, incluso perfumado. Los poetas ten¨ªan todav¨ªa un car¨¢cter sagrado y un porte respetable. Rimbaud fue el que inaugur¨® los harapos de bohemio y el pelo largo, fue el primero en divertirse provocando a los burgueses con una conducta ca¨®tica, obscena e irreverente y antes de que se pusiera de moda comenz¨® a experimentar cualquier clase de vicio como una conquista de la libertad.
En su huida Rimbaud atraves¨® todos los frentes mientras en Francia se desarrollaba la guerra franco-prusiana. Su cuerpo adolescente despert¨® a la sexualidad de forma brutal. Fue violado por un pelot¨®n de soldados. Hasta entonces s¨®lo hab¨ªa pensado en el amor dirigido hacia una mujer ideal, asexuada y tal vez una amarga experiencia con una mujer concreta hab¨ªa dejado una herida abierta que le oblig¨® a volverse contra todas las mujeres, empezando por su propia madre. Pero la violaci¨®n acab¨® por romperle el alma. La historia de Rimbaud es la de sus continuas fugas sin paradero determinado, primero entre versos parnasianos inspirados en el ocultismo oriental y en la magia, luego con poemas sacados directamente del infierno, que hab¨ªa aprendido en el Par¨ªs revolucionario de la Comuna.
Un d¨ªa el adolescente Rimbaud le escribi¨® una carta a Paul Verlaine y le adjunt¨® varios poemas. Verlaine qued¨® asombrado y le contest¨® a vuelta de correo: "Ven, querida gran alma. Te esperamos, te queremos". Junto con la carta Verlaine le mand¨® un billete de tren a Par¨ªs. Rimbaud lleg¨® en septiembre de 1871. El choque emotivo fue terrible. Verlaine abandon¨® a su esposa y a su hijo reci¨¦n nacido y comenz¨® a vivir una aventura homosexual con Rimbaud cuando este todav¨ªa con cara de ni?o ten¨ªa ya un alma negra. En plena y mutua tempestad viajaron a Inglaterra, a Holanda, a Alemania. Se amaban en oscuros jergones, se peleaban en las tabernas, iban por las calles como dos vagabundos rehogados en ajenjo, alucinados por el hach¨ªs y escrib¨ªan poemas visionarios. En julio de 1873, despu¨¦s de una violenta pelea de celos en la mansi¨®n de la Rue de Brasseurs de Bruselas, Verlaine le dispar¨® en la mu?eca. Temiendo por su vida, Rimbaud llam¨® a la polic¨ªa. Verlaine fue condenado a dos a?os de prisi¨®n. Al salir se volvieron a encontrar en Alemania y en otra disputa Rimbaud le raj¨® la cara con una navaja. Fruto de esta experiencia fueron Iluminaciones y Una temporada en el infierno, las dos obras de Rimbaud que inauguraron la est¨¦tica moderna. Ten¨ªa 19 a?os. Ya hab¨ªa llegado el momento de sentar la cabeza. Rimbaud quer¨ªa ser rico, quer¨ªa ser en un caballero. Se convirti¨® al catolicismo y dej¨® de hacer poes¨ªa, que consideraba una forma de locura.
En el verano de 1876, se enrol¨® rumbo a Java como soldado del ej¨¦rcito holand¨¦s. Desert¨® y volvi¨® en barco a Francia. Luego viaj¨® a Chipre y, en 1880, se radic¨® en Ad¨¦n (Yemen), como empleado en la Agencia Bardey. All¨ª tuvo varias amantes nativas; por un tiempo vivi¨® con una abisinia. Tal vez engendr¨® un hijo o dos o los que fuera. En 1884 dej¨® ese trabajo y se transform¨® en mercader de camellos por cuenta propia en Harar, en la actual Etiop¨ªa. Luego hizo una peque?a fortuna como traficante de armas para reyezuelos de la regi¨®n que estaban siempre en guerra. La poes¨ªa quedaba atr¨¢s como una locura lejana. En esta etapa de su vida Arthur Rimbaud se comport¨® con la seriedad fiable de un perfecto burgu¨¦s. Nada de escandalizar, ni de provocar, ni de saltarse las reglas. Era respetado por sus proveedores, pagaba las deudas en d¨ªa de su vencimiento, saludaba con educaci¨®n a sus vecinos, se quitaba el sombrero y besaba la mano de las damas. Tal vez le daba un poco de risa recordar que un d¨ªa dijo que el poeta deb¨ªa convertirse en un vidente a trav¨¦s de la convulsi¨®n de los sentidos. Si se trataba de registrar lo inefable con palabras nuevas ah¨ª estaba el libro de ingresos y gastos. La nueva alquimia verbal que descubri¨® de adolescente perdido en los bosques ahora ten¨ªa una traducci¨®n en la letra de cambio y la nueva alucinaci¨®n se produc¨ªa al abrir el cargamento de fusiles que revend¨ªa a diez veces su precio a cualquier tirano. Y as¨ª hasta que su pierna derecha desarroll¨® tempranamente un carcinoma y tuvo que regresar a Francia el 9 de mayo de 1891, donde d¨ªas despu¨¦s se la amputaron. Finalmente muri¨® en Marsella unos meses despu¨¦s a la edad de 37 a?os.
Rimbaud (Lumen), de Edmund White, llegar¨¢ a las librer¨ªas el 17 de septiembre.
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