En apoyo del ministro
Una visi¨®n elemental de los asuntos p¨²blicos considera que el aumento del poder de los pol¨ªticos es consecuencia necesaria de una conciencia solidaria, mientras que la defensa de la iniciativa privada representa los angostos y ego¨ªstas intereses de los privilegiados. El mundo de los contratos, el mundo de los intercambios libres, se pinta como un teatro feroz donde unos ganan y otros pierden, donde el enga?o, la mentira y el ego¨ªsmo campan por sus respetos. Esa concepci¨®n s¨®lo es posible desde la consideraci¨®n de que las personas son irremediablemente est¨²pidas, pero nadie lo dice as¨ª, al menos en voz alta: no resultar¨ªa simp¨¢tico. Lo cierto es que la posibilidad de que las personas puedan relacionarse en libertad, y siempre bajo la tutela (puestos ya a so?ar) de unos jueces que corrijan los incumplimientos, comporta una concepci¨®n tan optimista de la naturaleza humana como la misma idea de democracia.
All¨¢ donde se proh¨ªben los acuerdos libres impera el Estado. En la ampliaci¨®n del poder estatal anida la idea de que la gente es esencialmente incapaz de guiar sus propios intereses, pero tambi¨¦n una versi¨®n tard¨ªa de la lucha de clases: se afirma que prefieren las relaciones libres los poderosos y ego¨ªstas, y que defienden la tutela estatal solidarios, fil¨¢ntropos, humanitarios y paladines de los pobres. La realidad, m¨¢s all¨¢ del discurso oficial, no es tan exacta, porque al Estado lo pervierte una caracter¨ªstica especial: permite que un ej¨¦rcito de grupos de presi¨®n se apropie del dinero ajeno.
Recientemente, Jaime Lamo de Espinosa, presidente de la Asociaci¨®n Nacional de Constructores Independientes (ANCI), realiz¨® una declaraci¨®n de apoyo al proyecto del ministro Jos¨¦ Blanco de aumentar los impuestos. Los constructores se muestran quejosos ante la situaci¨®n de su sector, porque ven c¨®mo el mercado se agosta y buscan en la obra p¨²blica una tabla de salvaci¨®n. El apoyo a una subida de impuestos supone, para ellos, obtener a trav¨¦s de la obra p¨²blica el dinero que ya no obtienen en el mercado de la vivienda; es decir, conseguir lo mismo de los mismos, pero, ya que ¨¦stos no lo ceden voluntariamente, arranc¨¢rselo mediante la acci¨®n coactiva del Estado. Lamo de Espinosa se permiti¨® adem¨¢s, en p¨¦simo castellano, una entusiasta adhesi¨®n: "Nuestra postura est¨¢ con el ministro".
Esto tiene la divertida consecuencia de que los constructores, con declaraciones de esta cala?a, aparecen como dignos participantes en el empe?o colectivo de la recuperaci¨®n presupuestaria, mientras que los ciudadanos que se resistan a la confiscaci¨®n de sus maltrechas rentas son los verdaderos reaccionarios. Es otra de las paradojas de la socialdemocracia: todo inter¨¦s ego¨ªsta puede disfrazarse de inter¨¦s general. Y s¨®lo el intento de disponer en libertad de lo ganado honradamente se considera una pretensi¨®n mezquina, insolidaria e inmoral.
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