Un esfuerzo por triplicado
La vor¨¢gine se instala en la casa de los 'trigemelos' de Mijas, que cumplen un a?o
Casi un a?o despu¨¦s de nacer, los trigemelos de Mijas (M¨¢laga) no necesitan pulseras o lazos que los diferencien. A pesar de que, a primera vista, son exactamente iguales -comparten la misma estructura gen¨¦tica- sus padres han aprendido a identificarlos con tal pericia que hasta disfrutan visti¨¦ndoles con ropa id¨¦ntica. Las diferencias se encuentran en rasgos condicionados por el ambiente o por circunstancias que en este corto periodo de tiempo ya han vivido los peque?os Jos¨¦, Jes¨²s y Diego. "Lloran de forma diferente y tienen caracteres distintos", explica Roc¨ªo Plaza, la madre, de 31 a?os.
Jos¨¦ y Diego son m¨¢s activos y traviesos, mientras que Jes¨²s, al que todav¨ªa le queda alg¨²n rasgo de haber nacido prematuro, es m¨¢s tranquilo. Si la duda persiste, tiran de peque?as marcas naturales, como un peque?o bulto que Jos¨¦ tiene en la cabeza, o la dificultad de Jes¨²s para abrir uno de sus p¨¢rpados. "Solo cuando duermen podemos tener alg¨²n problema para identificarlos", reconoce el padre, Juan Manuel Alarc¨®n, de 32 a?os.
"Cuando los ni?os tienen un mal d¨ªa, lo tienen los tres al mismo tiempo"
"Ha habido noches en que nos hemos levantado hasta 14 o 15 veces"
Su nacimiento revolucion¨® el Hospital Materno de M¨¢laga el pasado 1 de septiembre. Solo entre el 0,3% y el 0,4% de los embarazos naturales son de trillizos, seg¨²n estimaciones del Servicio de Ginecolog¨ªa y Obstetricia del centro. Su caso es m¨¢s singular a¨²n porque, adem¨¢s de ser tres, son id¨¦nticos. Tan s¨®lo se conocen otros dos casos en Espa?a: uno en Barcelona y otro en Murcia.
La llegada de los peque?os oblig¨® a los padres, ¨¦l profesor de matem¨¢ticas de secundaria y ella auxiliar administrativa, a dejar el piso de 80 metros cuadrados en el que viv¨ªan con ?ngel, su primer hijo, que ahora tiene tres a?os. Se trasladaron a una casa que les ofrecieron los padres de Roc¨ªo, cercana tanto a los abuelos paternos como a los maternos, y que ha sido el centro de operaciones durante este duro a?o.
"Miras atr¨¢s y dices, 'ya ha pasado', pero ha sido muy duro", rememora la madre de los peque?os. Comenzaron empleando hasta tres cuartos de hora para conseguir que cada ni?o tomara 20 mililitros de leche por biber¨®n, ya que al ser prematuros, todav¨ªa no hab¨ªan desarrollado capacidad para la succi¨®n. El temido c¨®lico del lactante, por el que el beb¨¦ llora sin parar, dur¨® casi seis meses, en lugar de tres. "Cuando ten¨ªan un mal d¨ªa lo ten¨ªan los tres. Ha habido noches en las que nos hemos levantado 14 o 15 veces", explica la madre.
M¨¢s de un ataque de nervios se fren¨® con la llegada de la familia al rescate. A finales de enero, tuvieron que llevar a Jes¨²s al hospital con una bronquiolitis. Despu¨¦s ingresaron a Jos¨¦, pero en una habitaci¨®n separada, porque ten¨ªa otro virus. La madre se qued¨® en una habitaci¨®n y el padre en otra. Una de las abuelas permaneci¨® en la casa cuidando de Diego y del primer hijo de la pareja. Despu¨¦s lleg¨® una gastroenteritis, una conjuntivitis, v¨®mitos...
La imagen de los tres beb¨¦s jugando en un parque infantil abruma. Jes¨²s, Diego y Jos¨¦, vestidos con pantalones verdes y camisetas rojas id¨¦nticos, se entremezclan con su hermano ?ngel. Piernas y brazos entre juguetes hinchables y mordedores de colores. "Te quedas alucinada cuando ves que se cogen de la mano, se chupan un pie uno a otro o se r¨ªen solos", comenta la madre.
El d¨ªa en el que se hace el reportaje es at¨ªpico. Solo est¨¢n en la casa el matrimonio y los cuatro ni?os. "Lo normal es que entre y salga gente constantemente", cuenta Juan Manuel. Justo ahora que los trigemelos van a hacer un a?o, comienzan los padres a coger un poco de aire. Gracias a un sistema de rutinas han logrado que a los bebes "no se les oiga" por las noches. En septiembre, les llevar¨¢n a la guarder¨ªa y Roc¨ªo quiere reincorporarse al trabajo. En este tiempo han recibido ayudas estatales, auton¨®micas y del Ayuntamiento mije?o, que les ha proporcionado un a?o de leche gratis. "Pero ya no se alimentan s¨®lo de leche", comenta el padre. Los peque?os tienen becas en el colegio privado Salliver, en el que trabaja Juan Manuel como profesor. De volver al piso, ni se habla.
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