Culta 'Espain', analfabeta Inglaterra
- "Entrenarme por la ma?ana, recoger a los ni?os del colegio, jugar con ellos, tomar el t¨¦, meterlos en la cama, ver un poco de tele". Paul Scholes, estrella del Manchester United, describe su d¨ªa ideal.
Ya que, si el t¨®pico no miente, los espa?oles son m¨¢s impulsivos que los anglosajones, no deja de ser curioso que el ingl¨¦s sea un idioma m¨¢s an¨¢rquico que el espa?ol, menos estructurado en la gram¨¢tica y en la pronunciaci¨®n.
Uno lee una palabra en espa?ol -por ejemplo, Iniesta o Alonso o incluso Zubizarreta- y sabe exactamente c¨®mo decirla en voz alta. Uno lee una palabra en ingl¨¦s y, a¨²n siendo brit¨¢nico de nacimiento, muchas veces no sabe c¨®mo se debe pronunciar. Por ejemplo, el apellido Scholes. Perfectamente se podr¨ªa suponer que la manera correcta de decirlo, en la l¨®gica versi¨®n fon¨¦tica espa?ola, es shouls. Pero no. Debido a que ha habido un jugador de ese nombre en el once titular del Manchester United desde 1995 sabemos que la forma correcta es skouls. (No, no eskouls, skouls, sin esa e que los hispanoparlantes siempre le agregan a las palabras en ingl¨¦s que comienzan en una s seguida por una consonante, como en el caso de Espain).
Pues resulta que los ingleses tampoco han sabido leer a Scholes como futbolista. Nada demuestra el analfabetismo del, por otro lado, devoto aficionado ingl¨¦s como su incapacidad para apreciar el inmenso valor deportivo del peque?o pelirrojo. Sus compa?eros y rivales en el campo s¨ª lo han entendido, pero en el mundo futbolero, sin excluir a los sabios de la prensa, casi nadie.
Ha sido un centrocampista tan determinante en el Manchester United arrollador de los ¨²ltimos 15 a?os como Xavi Hern¨¢ndez en el Barcelona y en la selecci¨®n. En Espa?a, donde la claridad y el orden del idioma se extienden hoy (?ser¨¢ hora de revisar el t¨®pico?) al campo de f¨²tbol, lo de Xavi lo ha entendido todo el mundo. Si el catal¨¢n hubiese anunciado hace un par de a?os que no jugaba m¨¢s en la selecci¨®n, se hubiera respetado su decisi¨®n, pero tambi¨¦n se hubiera montado una campa?a para convencerle que cambiara de opini¨®n.
En el caso de Scholes, que declar¨® en 2004 que nunca m¨¢s vestir¨ªa la camiseta de Inglaterra, hubo respeto, y nada m¨¢s. Todo la atenci¨®n medi¨¢tica se ha concentrado en el cutre glamour de figuras como Wayne Rooney, David Beckham, John Terry, Peter Crouch y Ashley Cole, protagonistas casi m¨¢s de la prensa amarilla que de las p¨¢ginas de deportes. A nadie se le ocurri¨® que si el sue?o de ganar el Mundial iba a tener la m¨¢s remota posibilidad de hacerse realidad en Sud¨¢frica habr¨ªa que convencer a Scholes de que volviese a ser el director del juego.
Bueno, a nadie, no. Fabio Capello, el italiano seleccionador ingl¨¦s, tard¨® dos a?os en entenderlo, pero al final, muy al final, lleg¨®. Como se supo hace poco, Capello contact¨® a Scholes un mes antes del Mundial y le pregunt¨® si querr¨ªa reconsiderar su decisi¨®n de no jugar para la selecci¨®n. Scholes le dijo que no, pero, como ¨¦l mismo ha declarado hace unos d¨ªas, si el italiano hubiera tenido la cortes¨ªa, o la inteligencia, de hab¨¦rselo preguntado con m¨¢s antelaci¨®n seguramente hubiera dicho que s¨ª.
Dif¨ªcilmente una Inglaterra con Scholes hubiera vencido a Espa?a, pero hubiera hecho un papel m¨¢s digno en Sud¨¢frica, eso no es discutible. Xabi Alonso, que jug¨® en el Liverpool durante cinco a?os antes de irse al Real Madrid, se?al¨® tras la ca¨ªda de Inglaterra ante Alemania que lo que m¨¢s falta le hac¨ªa al equipo de Capello era un centrocampista pausado, h¨¢bil e inteligente para sacar lo mejor de jugadores explosivos como Steven Gerrard y Wayne Rooney. Scholes era ese hombre; Scholes, que ha sido reconocido por figuras de la talla de Zinedine Zidane, Alan Shearer, Terry Venables, Glen Hoddle, Cesc F¨¢bregas como el mejor jugador ingl¨¦s en 20 a?os, el mejor de la Premier League de la ¨²ltima d¨¦cada y media, y uno de los grandes centrocampistas de todos los tiempos.
Pero el pelirrojo no pasa noches de amor con Paris Hilton, ni con nadie que no sea su esposa desde hace 17 a?os; ni posa para anuncios de calzoncillos o gafas de sol. Solo juega al f¨²tbol. A tres meses de cumplir 36 a?os, sigue siendo el mejor del Manchester United. El fin de semana pasado marc¨® otro golazo, el n¨²mero 150 de su carrera. Los ingleses, sin embargo, no se enteran. O quiz¨¢ ahora, un poco, s¨ª. Pero, como Capello, too late. Demasiado tarde.
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