Locos por lo Burlesco
Laurie Hagen apura de un trago la copa de champ¨¢n con cuidado de no arruinar el perfil de sus labios tiznados de purpurina. Un ¨²ltimo vistazo a su maquillaje y los cordones de su cors¨¦ antes de salir al escenario. La puerta del camerino se abre y entra a trompicones Fuchsia Foxx, encaramada a unos patines, su cuerpo semidesnudo cubierto tan solo con una t¨²nica rosa y varios tatuajes que decoran su piel. Los primeros compases de Je me donne ¨¤ qui me pla?t de Brigitte Bardot marcan el comienzo de la actuaci¨®n de Laurie, que desaparece ligera siguiendo el eco de los aplausos y los alaridos del personal, ansioso por ver el pr¨®ximo n¨²mero. Bienvenidos al mundo del burlesque.
El escenario de hoy es la sala Madame JoJo's, en el Soho londinense, pero bien podr¨ªa ser cualquiera de las docenas de nuevos locales que, alentados por el boom del genero burlesco, han abierto sus puertas en la capital brit¨¢nica. Inspirados por el ¨¦xito del neoburlesque surgido en Estados Unidos en la d¨¦cada de los noventa (principalmente en Nueva York, Los ?ngeles y Nueva Orleans) y catapultado a la fama por Dita Von Teese, la ex mujer del siniestro Marilyn Manson, la mecha del burlesque prendi¨® entre un p¨²blico de treinta?eros con dinero desencantados de la escena nocturna y deseosos de inyectar de nuevo un toque de glamour a la noche.
"Demasiada formalidad acumulada explota por alg¨²n lado. En cuanto nos dan una oportunidad, nos lanzamos"
"El secreto del ¨¦xito de las fiestas 'vintage' radica en la participaci¨®n de los espectadores. Ellos hacen posible la magia"
"El 'burlesque' da la oportunidad a cualquier mujer de subirse a la tarima y sentirse 'sexy"
Una mirada al mapa mundial de este nuevo burlesque har¨ªa suponer que ser anglosaj¨®n es uno de los requisitos. Reino Unido, Estados Unidos, Australia y Canad¨¢ son los grandes abanderados del burlesque. "Creo que su popularidad en estos lugares tiene que ver con el car¨¢cter reservado de los anglosajones", cuenta Tamara Tyrer, creadora junto a Lara Clifton del Whoopee Club, uno de los pioneros en los eventos burlescos en Londres. "Demasiada formalidad acumulada que necesita explotar por alg¨²n lado. Tan pronto como nos dan una oportunidad de desbocarnos, nos lanzamos como locos". La historia parecer¨ªa darle la raz¨®n a Tamara; no en vano, Lydia Thomson and the British Blondes, considerado como el primer elenco burlesco de la historia, surgi¨® precisamente en 1860 durante la encorsetada ¨¦poca victoriana. En 1868, su espect¨¢culo Ixion se convirti¨® en el primer show burlesco en Am¨¦rica y un ¨¦xito instant¨¢neo en Broadway.
Hoy, lento pero seguro, el burlesque ha empezado a abrirse camino en capitales europeas como Par¨ªs, Berl¨ªn y Barcelona. La inminente reapertura del m¨ªtico teatro de variedades El Molino en Barcelona y sus planes de llevar a cabo un festival internacional de burlesque en el futuro son una indicaci¨®n m¨¢s de la capacidad de este g¨¦nero para traspasar fronteras.
En el Reino Unido, la renovada demanda por el burlesque en los ¨²ltimos a?os ha disparado el n¨²mero de aspirantes a starlets, deseosas de mostrar sus habilidades con m¨¢s desinhibici¨®n que talento. Para Tamara y Lara, esto no es un problema. "No se trata de ser un fuera de serie. Lo grotesco y lo rid¨ªculo son condimentos esenciales dentro del burlesque". Ejemplos abundantes de ambos fueron habituales durante el Whoopee Tournament of Tease, noches improvisadas en donde cualquiera pod¨ªa subir al escenario y disfrutar de sus 15 minutos de fama (o humillaci¨®n, seg¨²n se mire). De estas veladas kamikaze en el Bethnal Green Working Men's Club, en el este de Londres, surgieron joyas como Immodesty Blaize, convertida hoy en la dama del burlesque brit¨¢nico. Immodesty, con su espectacular imagen mezcla de Ava Gardner y Sof¨ªa Loren, ha conseguido resucitar el papel de diva de Hollywood, despoj¨¢ndose de sus estolas de piel y sus joyas en extravagantes stripteases a lomos de un caballo balanc¨ªn de tama?o natural o recostada en el auricular de un descomunal tel¨¦fono de los a?os cuarenta.
Es jueves por la noche y Londres arde en glamour. Un vistazo a la revista Time Out, la biblia de la diversi¨®n, nos sugiere hoy m¨¢s de una docena de lugares distintos donde disfrutar de espect¨¢culos burlescos, cabar¨¦ y fiestas vintage. Uno es Proud Cabaret, un local situado en plena City de Londres. Descender por las escaleras hacia el s¨®tano donde se encuentra es adentrarse en un speakeasy de la era de la prohibici¨®n. En torno a un peque?o escenario se api?an decenas de mesas redondas con l¨¢mparas de luz tenue que delinean el perfil de los cuellos de las botellas de champ¨¢n asomando en las cubiteras. Trajes mil rayas, sombreros de g¨¢nster, espaldas escotadas, bucles y guantes largos de sat¨¦n son las se?as de identidad de una audiencia definitivamente retro. Al ritmo del sonido antiguo del tema I want to be loved by you de Helen Kane (la famosa cantante de los a?os veinte cuyo rostro sirvi¨® de inspiraci¨®n para el personaje de Betty Boop), una gigantesca estructura cubierta por una s¨¢bana de seda se descuelga lentamente desde el techo sobre el escenario. La s¨¢bana se eleva en el aire descubriendo una jaula de p¨¢jaros de cinco metros de altura. En su interior, Roxy Velvet, vestida con un corpi?o blanco de lentejuelas y dos enormes abanicos de plumas de marab¨² a modo de alas, se mece en un aro imitando el balanceo de un canario en su columpio.
Chaz Royal, director del Festival Internacional de Burlesque de Londres desde 2006, no pierde detalle. Siempre est¨¢ alerta para descubrir a la pr¨®xima Dita Von Teese. Para ¨¦l, el secreto de la resurrecci¨®n del g¨¦nero est¨¢ en haber conseguido desprenderse del tufo a rancio que durante la d¨¦cada de los setenta y ochenta redujo los espect¨¢culos de variedades y el cabar¨¦ a una excusa para mostrar cuerpos desnudos coqueteando con la pornograf¨ªa. Hoy el burlesque se sacudi¨® la caspa, se colg¨® la etiqueta cool y se present¨® al mundo renovado y fresco, listo para ser consumido por una audiencia joven y moderna.
El formato tradicional de los shows burlescos consiste en varios n¨²meros de 10 minutos separados por las intervenciones del mordaz maestro de ceremonias, que flirtea y fustiga a la audiencia. En el escenario se suceden n¨²meros de baile, magia y canciones, pero no cabe duda que los stripteases son el principal gancho de este g¨¦nero. "En los desnudos se busca el glamour y el componente l¨²dico, sin convertir a la mujer en objeto sexual", asegura Chaz Royal.
"Para muchas mujeres es una forma de liberaci¨®n, una oportunidad de expresar su sensualidad", a?ade. Hablar de liberaci¨®n de la mujer cuando en el escenario se suceden n¨²meros de striptease podr¨ªa parecer contradictorio. "En absoluto", afirma Laurie Hagen, actriz, cantante y artista burlesca. "Todo depende del contexto. Un mismo n¨²mero hecho en un local lleno de hombres podr¨ªa verse como vejatorio, pero aqu¨ª es natural. El burlesque da la oportunidad a cualquier mujer, independientemente de su talla, de subirse a la tarima y sentirse sexy". El ejemplo m¨¢s refrescante de esta democracia anat¨®mica es Dirty Martini. La "Divine" del burlesque, una rotunda performer estadounidense de m¨¢s de cien kilos, fue elegida la mejor artista del g¨¦nero el pasado a?o. Su presencia y su descaro le han llevado a actuar en el Carnegie Hall de Nueva York, a aparecer en un v¨ªdeo de la banda Scissor Sisters e incluso estrenar un documental sobre su vida en el Festival de Cannes.
Como si la imperfecci¨®n de los cuerpos y el relativo pudor que acompa?a a los n¨²meros burlescos (los desnudos nunca son integrales) no fueran suficientes para desalentar a aquellos en busca de est¨ªmulos m¨¢s all¨¢ de los puramente art¨ªsticos, la rigurosa mirada de los porteros se asegura de que "el hombre de la gabardina" se quede en la puerta. A no ser, claro est¨¢, que la gabardina en cuesti¨®n sea una Burberry de los a?os treinta. Y es que las reglas no escritas de estos lugares invitan a la gente a acudir vestida estilo vintage, contribuyendo con su presencia a recrear el ambiente de la ¨¦poca.
Irma, nacida en Barcelona, lleg¨® a Londres hace unos a?os. Vi¨¦ndola bailar hoy lindy hop, uno pensar¨ªa que lleva en esto toda la vida. "Empec¨¦ a ir a clases hace seis meses. Todos los lunes tengo una cita en el 100 Club de Oxford Street". Ataviada con una estola de armi?o, un diminuto sombrero con redecilla y falda ce?ida, Irma es habitual de las tiendas vintage. Para ella, los clubes londinenses The Last Days of Decadence y Volupte son sus "c¨¢psulas del tiempo".
Una vez que baja el tel¨®n y las starlets profesionales abandonan el escenario rumbo a sus camerinos, las pistas de baile se llenan de estos hedonistas que le hacen un gui?o al pasado. En estas fiestas se reviven ¨¦pocas pasadas en que la sofisticaci¨®n era una forma de vida; la noche, una extensi¨®n natural del d¨ªa; el glamour, el lenguaje universal, y la decadencia, el m¨¢s com¨²n de los pasatiempos.?As¨ª, los seductores a?os veinte,?el Chicago de los speakeasy durante la ley seca, las morbosas noches de cabar¨¦ alem¨¢n de finales de los a?os treinta se materializan de la mano de un pu?ado de promotores.
The Lost Vagueness, por ejemplo, es capaz de organizar eventos burlescos en la campi?a inglesa congregando a 3.000 personas acampadas durante el fin de semana. The Whoopee Club se atreve a recrear las fantas¨ªas acu¨¢ticas de las pel¨ªculas de Esther Williams en su show Nymphoniun con un elenco de nadadoras sincronizadas, y The Last Tuesday Society se asoma a la decadencia victoriana reuniendo cada mes a miles de almas impecables en sus fiestas tem¨¢ticas realizadas en teatros art d¨¦co, lujosos hoteles y mansiones abandonadas. Para Suzette Field, responsable de The Last Tuesday Society, el secreto del ¨¦xito de las fiestas vintage radica en la participaci¨®n de los espectadores. "Los n¨²meros burlescos y el cabar¨¦ son una parte de la oferta, pero es la gente, vestida para la ocasi¨®n, lo que realmente hace posible la magia. Ellos son los verdaderos protagonistas del show".
Atuendos distinguidos, gusto por lo decadente, apego a la transgresi¨®n... En la noche londinense, la profec¨ªa del autor brit¨¢nico Max Beerbohm, escrita en la ¨¦poca victoriana -"el futuro pertenece a los dandis; los exquisitos reinar¨¢n el mundo"-, parece hacerse realidad.?
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