?Periodismo sin periodistas?
La publicaci¨®n de los 'papeles de Afganist¨¢n' por Wikileaks abre debates sobre la informaci¨®n sin filtros - Poner vidas en riesgo es uno de los tab¨²es rotos
La publicaci¨®n en 1971 de 7.000 documentos secretos sobre la guerra de Vietnam desat¨® uno de los mayores esc¨¢ndalos pol¨ªticos de Estados Unidos y dio lugar a una apasionante controversia en torno a la libertad de expresi¨®n y la seguridad nacional. Cuatro d¨¦cadas despu¨¦s, otra informaci¨®n sobre otro pol¨¦mico conflicto, el de Afganist¨¢n, vuelve a abrir el debate sobre los l¨ªmites de la informaci¨®n. Y no solo por el contenido difundido, sino por la forma en la que ha llegado a conocerse.
Desde que The New York Times, The Guardian y Der Spiegel publicaron a finales de julio la noticia de 76.000 archivos secretos del Pent¨¢gono relacionados con el conflicto afgano y recibidos un mes antes en sus redacciones, la atenci¨®n se ha centrado en el emisor principal de la informaci¨®n: el portal Wikileaks, que desde hace tres a?os publica en su web documentos reservados en nombre de la libertad de informaci¨®n, lo que le ha garantizado el apoyo de las organizaciones que abogan por la transparencia y luchan por desvelar los trapos sucios de los Gobiernos. Hasta ahora. Tras la publicaci¨®n de los papeles de Afganist¨¢n, Wikileaks ya no solo se enfrenta a las cr¨ªticas oficiales por la siempre temida amenaza a la seguridad nacional; el 10 de agosto, cinco ONG -entre ellas Amnist¨ªa Internacional- pidieron a la web que borrara de los documentos los nombres de los afganos que colaboran con la OTAN y que pueden ser v¨ªctimas de represalias.
?Es periodismo colgar unos papeles en la Red sin contextualizar?
Amnist¨ªa ha pedido que se borren los nombres de los documentos
La libertad de informaci¨®n tiene como frontera los derechos humanos
Hasta Reporteros sin Fronteras admite el inter¨¦s de los documentos
El fundador niega que Wikileaks sea una organizaci¨®n period¨ªstica
Las noticias deben cumplir requisitos como la veracidad y el inter¨¦s p¨²blico
?El portal tiene las "manos manchadas de sangre", como le acusa el Pent¨¢gono, o est¨¢ ejerciendo la libertad de informaci¨®n, como defienden sus gestores? ?Hasta qu¨¦ punto se puede llegar en el uso de la informaci¨®n? El debate, tan antiguo como la existencia misma del periodismo, asume connotaciones completamente distintas en la ¨¦poca de Internet.
"Nosotros apoyamos la labor de Wikileaks en el sentido de que creemos que todo material clasificado debe publicarse, pero hay que tener en cuenta siempre que no ponga en riesgo a las personas. La libertad de informaci¨®n tiene que ser la m¨¢xima posible. Pero existen unos l¨ªmites y, si se traspasan, se pueden vulnerar los derechos humanos. En casos de conflicto, nuestro principal objetivo es defender los derechos de la poblaci¨®n, de los individuos", comenta Miguel ?ngel Calder¨®n, de Amnist¨ªa Internacional, organizaci¨®n cuyas cr¨ªticas han llamado m¨¢s la atenci¨®n en esta pol¨¦mica, ya que en 2009 premi¨® a Wikileaks por sacar a la luz informes sobre las matanzas de Kenia. "Esos documentos en ning¨²n momento vulneraban los derechos de las v¨ªctimas u otros individuos inocentes, sino que serv¨ªan para denunciar un hecho", justifica Calder¨®n.
Tras publicar los papeles de Afganist¨¢n, Wikileaks, que se ha limitado a difundir los documentos en bruto, sin editar ni omitir ning¨²n dato, ha recibido todo tipo de cr¨ªticas. No fue as¨ª con el v¨ªdeo difundido el pasado abril por la misma web en el que se demostraba la matanza de 11 civiles iraqu¨ªes abatidos en Bagdad, en julio de 2007, por un helic¨®ptero estadounidense. Entre ellos se encontraban dos trabajadores de la agencia Reuters.
La informaci¨®n recibi¨® el aplauso de medio mundo. Hasta Reporteros sin Fronteras colg¨® el v¨ªdeo en su web. "Era material de inter¨¦s p¨²blico", explica Benoit Hervieu, portavoz de la organizaci¨®n, que ha sido en las ¨²ltimas semanas una de las voces m¨¢s cr¨ªticas a la hora de denunciar la irresponsabilidad de Wikileaks por publicar los nombres de los colaboradores afganos.
"Puede parecer sorprendente que Reporteros sin Fronteras, dedicada a la defensa de la libertad de prensa, critique con severidad la irresponsabilidad o m¨¢s bien la imprudencia de Wikileaks. Pero hay una responsabilidad de los medios de comunicaci¨®n sobre informaciones extremadamente sensibles como esta que pueden poner en riesgo la vida de las personas", manifiesta Hervieu, que explica as¨ª por qu¨¦ para su organizaci¨®n no se trata de una contradicci¨®n: "Por supuesto que apoyamos a Wikileaks cuando hace p¨²blicos documentos sobre la guerra y los abusos cometidos. Si ma?ana Wikileaks difunde un v¨ªdeo sobre actos de torturas en Afganist¨¢n, claro que es interesante. Pero la pregunta es en qu¨¦ medida era ¨²til revelar los nombres de los colaboradores afganos".
El inter¨¦s p¨²blico no era en este caso evidente, seg¨²n coinciden los expertos. Y ese es uno de los criterios utilizados por los periodistas a la hora de seleccionar y manejar una informaci¨®n. "Decidir si publicar o no informaci¨®n secreta siempre es dif¨ªcil, y despu¨¦s de haber considerado los riesgos y el inter¨¦s p¨²blico, en algunos casos decidimos no publicar. Pero hay veces en que la informaci¨®n es de inter¨¦s p¨²blico significativo, y esta es una de ellas", se lee en la nota con la que The New York Times acompa?¨® los art¨ªculos sobre los papeles de Afganist¨¢n, el pasado 25 de julio.
Wikileaks filtr¨® los documentos a este y otros dos medios un mes antes de publicarlos en su web. Durante esas cuatro semanas, periodistas de esos medios contrastaron las informaciones y decidieron no publicar la informaci¨®n que consideraron m¨¢s comprometedora, como los nombres de los colaboradores afganos, excepto los de los funcionarios, y otras informaciones que pod¨ªan poner en riesgo las operaciones militares. "La decisi¨®n sobre la publicaci¨®n se tom¨® tras una intensa discusi¨®n", explic¨® el director del peri¨®dico, Bill Keller. "Estudiamos el material para intentar establecer su importancia y credibilidad", afirm¨®.
"Las maneras en las que Wikileaks y los periodistas profesionales tratan estos documentos son muy distintas. Los reporteros tienen que decidir si los documentos son de inter¨¦s p¨²blico, si ponen en riesgo a alguien o cu¨¢les ser¨¢n las consecuencias. Para Wikileaks, lo importante es publicar la informaci¨®n sin tener en cuenta las consecuencias. Esto es peligroso", afirma Joyce Barnathan, presidenta del Centro Internacional de Periodismo (ICJ, en sus siglas en ingl¨¦s), organizaci¨®n estadounidense que promociona el periodismo de calidad. Para ella, el trabajo que hizo The New York Times con el material de Wikileaks es lo que marca la diferencia entre "un trabajo period¨ªstico y lo que hace Wikileaks: conseguir documentos y colgarlos".
Pero la presidenta del ICJ reconoce que el problema es que, aunque no es una organizaci¨®n period¨ªstica, Wikileaks produce informaci¨®n. "Ellos destapan informaciones importantes. Y la tecnolog¨ªa permite a cada vez m¨¢s personas con distintos puntos de vista que puedan utilizar la informaci¨®n como quieran sin tener que contextualizar", afirma. Sin hacer, en definitiva, el trabajo editorial de selecci¨®n y gesti¨®n del contenido y de las fuentes que hace una organizaci¨®n period¨ªstica.
As¨ª que, seg¨²n Barnathan, la gran cuesti¨®n es: ?qu¨¦ es periodismo hoy?, ?qu¨¦ es periodismo si hay organizaciones como Wikileaks que producen informaci¨®n, pero como m¨¢s de una vez ha reiterado Julian Assange, fundador del portal, no se consideran periodistas? "Para nosotros, los periodistas son los que hacen y producen informaci¨®n. Una definici¨®n amplia", manifiesta Hervieu, de Reporteros sin Fronteras. "Si la informaci¨®n es importante y si Assange la considera importante, hay que asumir una responsabilidad period¨ªstica. Adem¨¢s, lo curioso es que el fundador del portal dice que Wikileaks no es una organizaci¨®n period¨ªstica pero reclama el beneficio de la protecci¨®n de las fuentes", a?ade Hervieu.
Quien no tiene duda sobre el hecho de que lo que hace Wikileaks es periodismo es John Pilger. Este veterano de las investigaciones controvertidas, corresponsal de guerra en Vietnam y Camboya, define Wikileaks "como uno de los m¨¢s importantes y excitantes desarrollos del periodismo". Para Pilger, muy cr¨ªtico con los medios dominantes, la forma en que act¨²a el portal no solo es correcta, sino que demuestra que "el periodismo corporativo occidental est¨¢ en crisis, tras haber colaborado en algunos casos con los Gobiernos en guerras ilegales".
Sin compartir el entusiasmo de Pilger, Wally Dean, periodista y miembro del Comit¨¦ de Periodistas Comprometidos, un grupo de periodistas, editores, propietarios y acad¨¦micos preocupados por el futuro del periodismo, con sede en Washington, opina que "el producto que hace Wikileaks es esencialmente period¨ªstico".
Seg¨²n Dean, una raz¨®n es que "toma decisiones editoriales, como aceptar documentos que alguien le ofrece y, presumiblemente, verificar la fuente, determinar si es aut¨¦ntica". Si bien, a?ade, "ah¨ª paran". A partir de ah¨ª, Dean se muestra m¨¢s cr¨ªtico con la difusi¨®n de los papeles afganos: "Como los m¨¦dicos, los periodistas deber¨ªan evitar siempre causar da?o. Y no se puede asegurar que la difusi¨®n por parte de Wikileaks de documentos militares clasificados no lo haya causado. Simplemente, no lo sabemos".
No todos comparten la opini¨®n de que quien publica informaci¨®n tenga que respetar los mismos criterios que corresponden al periodismo, que tengan que asumir las mismas responsabilidades. "?Los principios de la ¨¦tica period¨ªstica tienen que aplicarse a todos? No, es imposible. Son las organizaciones period¨ªsticas las que tienen que diferenciarse de gente como Wikileaks", dice Joshua Benton, director del Nieman Journalism Lab, un grupo de estudio de la Universidad de Harvard sobre el futuro del periodismo de calidad en la ¨¦poca de Internet. Benton considera que la existencia de Wikileaks es "el ejemplo de la liberaci¨®n de las fuentes en los tiempos de Internet". Tiempos en los que las restricciones no tienen mucho sentido: "Si se para Wikileaks siempre habr¨¢ alguien que encontrar¨¢ otras v¨ªas para publicar la informaci¨®n".
Benton dice sentirse m¨¢s comodo en un mundo en el que existen ofertas como las de Wikileaks, "que es una fuente m¨¢s". Los peri¨®dicos pueden decidir ignorarla o hacer lo que han hecho The Guardian y The New York Times: "Utilizar el material aplicando los criterios que han utilizado siempre". Seg¨²n Benton, las cr¨ªticas que han llegado de los medios de comunicaci¨®n tradicionales se deben a una "reacci¨®n emocional y de protecci¨®n profesional". Una reacci¨®n parecida, seg¨²n ¨¦l, a la que se ha tenido con los blogs y Twitter. "Y ahora todos los peri¨®dicos los utilizan".
Para Manuel N¨²?ez Encabo, presidente en funciones de la Comisi¨®n de Quejas y Deontolog¨ªa de la Federaci¨®n de Asociaciones de Periodistas de Espa?a (FAPE) y catedr¨¢tico de Ciencias Jur¨ªdicas de la Universidad Complutense de Madrid, la cuesti¨®n no es tan sencilla. "Se trata de un tema que es necesario debatir en el marco de los contenidos que se dan a trav¨¦s de los medios, sea cual sea el soporte. No cabe duda de que Wikileaks tiene un aspecto positivo: dar informaciones que los poderes p¨²blicos no siempre quieren dar. Toda la informaci¨®n tiene que ser de inter¨¦s general y en este caso lo es. Pero, adem¨¢s, debe cumplir dos condiciones indispensables: veracidad y respeto a los derechos fundamentales de la persona", dice N¨²?ez, que duda que informaciones como la de los papeles de Afganist¨¢n cumplan estos requisitos.
"El de los nuevos formatos de informaci¨®n y c¨®mo se vinculan con el periodismo es un debate no resuelto. Los periodistas, como transmisores tradicionales de informaci¨®n, son fundamentales, porque garantizan la calidad de las noticias, sea cual sea el formato y las fuentes". El experto advierte que, sin ciertos l¨ªmites, se corre el riesgo de "entrar en una etapa de torre de Babel en la que la gente que m¨¢s grita es la que m¨¢s se ve, y en la que hay un mayor riesgo de manipulaci¨®n".
Una torre de Babel que podr¨ªa despertar, seg¨²n la directora del ICJ, Barnathan, la tentaci¨®n de los Gobiernos de imponer cada vez m¨¢s restricciones: "En Estados Unidos creemos que la autorregulaci¨®n es la mejor forma de gestionar la libertad de prensa. Pero actuaciones como la de Wikileaks suscitan la pregunta de c¨®mo controlar todo esto".
Una m¨¢quina de primicias
- Papeles de Afganist¨¢n. El pasado 25 de julio, The New York Times, The Guardian y Der Spiegel publican la noticia de 76.000 archivos secretos obtenidos por Wikileaks y que detallan el d¨ªa a d¨ªa de la guerra en Afganist¨¢n desde 2004 a 2009.
- Da?os colaterales. El pasado abril, Wikileaks difunde el v¨ªdeo de la matanza de 11 civiles iraqu¨ªes abatidos en Bagdad, en 2007, por un helic¨®ptero estadounidense. El Pent¨¢gono tuvo que abrir una investigaci¨®n.
- Los secretos de Dutroux. En 2009, Wikileaks publica informaci¨®n confidencial del expediente del pederasta Marc Dutroux, incluidos tel¨¦fonos, cuentas bancarias y direcciones de implicados en el caso. El padre de una de las v¨ªctimas ha criticado la difusi¨®n del material.
- El
caso Trafigura. En 2009, public¨® un informe sobre Trafigura (empresa del sector de la energ¨ªa) un mes despu¨¦s de que un juez ordenara que el material, obtenido por The Guardian, se mantuviera secreto. Seg¨²n el informe, Trafigura pag¨® a una empresa de Costa de Marfil para deshacerse de 400 toneladas de gasolina.
- Las matanzas de Kenia. En julio de 2009 Amnist¨ªa premi¨® a Wikileaks por denunciar ejecuciones extrajudiciales en Kenia.
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