Ciudad S¨¢der, el polvor¨ªn olvidado
La miseria se ceba con el populoso feudo del cl¨¦rigo chi¨ª M¨²qtada al S¨¢der en Bagdad - Su partido amenaza con boicotear la formaci¨®n del Gobierno
Hablar con un acad¨¦mico de la Universidad de Bagdad requiere el permiso de un funcionario. Se sube al piso 13? del edificio de la administraci¨®n -un hombre porta papeles en el ascensor con un membrete en ingl¨¦s: "Departamento de Censura"- y una mujer joven rellena un formulario. Hay que sellarlo en otro despacho. All¨ª se sientan tres j¨®venes ociosos que explican que el responsable del sello est¨¢ en otra oficina. El extranjero no da con ¨¦l. Pero 90 minutos despu¨¦s de iniciado el periplo burocr¨¢tico, y sin sello todav¨ªa, el profesor de Ciencias Pol¨ªticas accede a conversar.
La demora, y un atasco descomunal, provocan la impuntualidad en una cita posterior, prevista con el jeque Malik Suadi Meshtat al Jalifa, en Ciudad S¨¢der, un arrabal de Bagdad donde se pudren dos millones de personas, en su inmensa mayor¨ªa de confesi¨®n chi¨ª. Es el feudo de M¨²qtada al S¨¢der, un cl¨¦rigo radical, hijo de un prestigioso gran ayatol¨¢ que fue asesinado junto a dos de sus hijos por el r¨¦gimen de Sadam Husein, y cuyo partido, la Corriente Sadrista, es clave para la formaci¨®n del Gobierno. El jeque Malik, miembro de este grupo, no puede esperar m¨¢s en el lugar fijado, pero env¨ªa a una persona a buscar al for¨¢neo.
El Ej¨¦rcito es la ¨²nica instituci¨®n presente en el gigantesco arrabal
Ciudad S¨¢der se llamaba, antes del derrocamiento del dictador, Ciudad Sadam. Y antes de que Sadam Husein -en este barrio m¨ªsero le llaman "Hadam", algo as¨ª como destructor en ¨¢rabe- se alzara con el poder fue bautizado con el nombre de "La Revoluci¨®n". A este lugar, inundado de porquer¨ªa, se trasladaron a vivir decenas de miles de chi¨ªes procedentes del paup¨¦rrimo sur del pa¨ªs. "Si el primer ministro Nuri al Maliki no se compromete a prestar servicios sociales en los barrios chi¨ªes, no habr¨¢ Gobierno", advierte el jeque Malik.
Contra la desidia deliberada de los Ejecutivos iraqu¨ªes desde hace d¨¦cadas y contra el abandono flagrante que han sufrido los chi¨ªes en Irak se rebelan los leales a M¨²qtada, dirigente de un partido que dispone de 40 diputados de una coalici¨®n chi¨ª en la que las disputas son frecuentes, porque la Corriente Sadrista representa a los m¨¢s desfavorecidos, mientras que otros partidos de la misma secta re¨²nen a las ¨¦lites intelectuales y a comerciantes no tan necesitados.
Decenas de j¨®venes se provocan los viernes, durante la oraci¨®n, un corte para rubricar con sangre en un documento su fidelidad al l¨ªder. Su entrega es total hacia unos dirigentes que no les abandonan. Una actitud bien diferente a la de los gobernantes, como denuncian casi todos los iraqu¨ªes. Es una de las causas que explican el porqu¨¦ del vigor de este movimiento, que emplea m¨¦todos afines a los de otros grupos islamistas (el liban¨¦s Hezbol¨¢ o el palestino Ham¨¢s), y que cuenta con una ventaja: se nutre de gente muy joven, seguramente una garant¨ªa de futuro.
El jeque Malik Suadi, portavoz autorizado para dialogar sobre pol¨ªtica, recibe en su casa. A un metro de la puerta, las aguas fecales corren a lo largo de una calle sin asfaltar, que desemboca en una amplia avenida donde se amontona la porquer¨ªa bajo las fotograf¨ªas de M¨²qtada, su padre y dem¨¢s pr¨®ceres chi¨ªes. El suministro de luz y de agua es todav¨ªa peor que en el resto de Bagdad. Y eso es mucho decir. La construcci¨®n ilegal, sin provisi¨®n de alcantarillado ni pavimentaci¨®n en infinidad de calles, caus¨® estragos. "No tenemos problemas con ning¨²n partido que se comprometa a prestar servicios sociales. Solo tenemos dos l¨ªneas rojas que nunca aceptaremos atravesar: los baazistas del partido de Hadam [Sadam Husein] no pueden volver a gobernar y jam¨¢s nos someteremos a la presencia de soldados de Estados Unidos".
En Ciudad S¨¢der patrulla el Ej¨¦rcito. Es la ¨²nica instituci¨®n del Estado presente en este barrio, que ha sufrido la muerte de miles de sus j¨®venes en los ¨²ltimos a?os. El vac¨ªo pol¨ªtico que ya se prolonga casi seis meses, fruto de la incapacidad de los dirigentes para formar Gobierno despu¨¦s de las elecciones de marzo, no augura un desembarco de obreros que ayuden a paliar la desastrosa situaci¨®n. "Si Al Maliki no lucha contra la corrupci¨®n, no habr¨¢ Gobierno ni pronto ni tarde", reitera el jeque Malik.
La eficacia de Cruz Roja
En la modesta sede de la organizaci¨®n caritativa que dirige Abderram¨¢n al Zubeidi, en Ciudad S¨¢der, las fotograf¨ªas del l¨ªder religioso M¨²qtada al S¨¢der compiten junto a la de su padre y alguna pintura del im¨¢n Husein, cuya muerte dio lugar al cisma entre chi¨ªes y sun¨ªes. Dos camiones cargados con cajas de alimentos aparcan junto al edificio y una hora despu¨¦s todo se ha repartido. "Los americanos no destrozaron un r¨¦gimen, destrozaron un Estado", afirma Al Zubeidi.
En Ciudad S¨¢der, el Gobierno no presta servicios. Tan solo patrulla el Ej¨¦rcito para vigilar un barrio que sirvi¨® de escenario para las cruentas batallas entre la milicia del cl¨¦rigo y las tropas estadounidenses, y tambi¨¦n para el ataque de las fuerzas de seguridad iraqu¨ªes en 2008 contra los hombres armados de M¨²qtada.
Ni siquiera la Media Luna Roja pisa el enorme distrito en el este de Bagdad porque, asegura Al Zubeidi, "est¨¢ controlada por el Gobierno".
"Nosotros ayudamos a las familias que perdieron a sus hijos con dinero, medicinas y alimentos. Pero son tantos los pobres que no podemos satisfacerlos", comenta. "Tenemos acuerdos", a?ade, "con otras organizaciones. Yo me re¨²no con los extranjeros de la Cruz Roja, que nos proporciona millones de litros de agua. Son muy eficientes".
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