Irak se enfrenta al vac¨ªo de poder
La incapacidad de los partidos para formar Gobierno complica el repliegue estadounidense - Washington teme que la par¨¢lisis institucional aliente la violencia
Irak es un pa¨ªs sumido en el caos pol¨ªtico seis meses despu¨¦s de las elecciones generales del 7 de marzo. Sus l¨ªderes pol¨ªticos, abrazados a la corrupci¨®n y al sectarismo religioso o ¨¦tnico, son incapaces de pactar la formaci¨®n de un Gobierno, a pesar de la tremenda presi¨®n de Estados Unidos. Solo el Ej¨¦rcito y la polic¨ªa son omnipresentes, pero la exagerada incompetencia de una Administraci¨®n fantasma, tras el desmantelamiento del r¨¦gimen de Sadam Husein en 2003 y de que sus funcionarios emigraran a los pa¨ªses ¨¢rabes vecinos, han abocado a los m¨¢s de 30 millones de iraqu¨ªes a la desesperaci¨®n. Los insurgentes -los grupos afines a Al Qaeda- aguardan su momento precisamente cuando hoy concluyen formalmente las operaciones de combate de los 50.000 soldados estadounidenses que permanecen en el pa¨ªs.
El miedo a que rebroten los choques sectarios entre chi¨ªes y sun¨ªes es patente
Hay leyes bloqueadas en el Parlamento desde hace meses, como la del petr¨®leo
El primer ministro ser¨¢ un pol¨ªtico chi¨ª. No hay ninguna otra certeza pol¨ªtica en Irak. En estado de m¨¢xima alerta por el temor a la en¨¦sima oleada de ataques de la insurgencia, el jefe del Gobierno en funciones, Nuri al Maliki, se esfuerza denodadamente por aferrarse al cargo. Lo tiene muy complicado, aunque m¨¢s dif¨ªcil resulta para otros aspirantes. En especial para Iyad Alaui, cuyo partido, Iraquiya, result¨® vencedor en los comicios con 91 de los 325 diputados de la C¨¢mara. El partido de Al Maliki logr¨® 89, pero afronta obst¨¢culos de envergadura para convencer a quienes fueron sus socios en las urnas en 2005: el Consejo Supremo Isl¨¢mico Iraqu¨ª, obediente a Teher¨¢n, y la Corriente Sadrista, el grupo encabezado por el cl¨¦rigo radical M¨²qtada al S¨¢der, quien no perdona los ataques del Ej¨¦rcito iraqu¨ª contra sus milicianos en 2008 y considera que Al Maliki es un agente de Washington.
Las leyes en Irak son violadas flagrantemente. Los plazos fijados por la Constituci¨®n para formar el Ejecutivo vencieron hace ya tres meses y las negociaciones discurren en el m¨¢ximo secretismo en un pa¨ªs en el que los partidos apenas plantean programas econ¨®micos o sociales, en el que priman los intereses personales o confesionales, en el que las alianzas pol¨ªticas se hacen y deshacen con sorprendente frecuencia, en el que los cargos pol¨ªticos se heredan en algunos partidos religiosos, y en el que los sun¨ªes, baluarte del r¨¦gimen de Sadam Husein, se incorporan al sistema pol¨ªtico a trancas y barrancas porque carecen de cauces de representaci¨®n apropiados. El proceso de desbaazificaci¨®n -el veto a participar en la vida p¨²blica a los ex miembros del partido de Sadam- ha sido utilizado por Al Maliki para purgar a posibles rivales pol¨ªticos. A 511 candidatos sospechosos de esa afiliaci¨®n se les prohibi¨® concurrir a los comicios de marzo.
"Al Maliki", asegura Said al Azaui, profesor de Ciencias Pol¨ªticas de la Universidad de Bagdad, "ha hecho promesas a prominentes miembros del partido del laico Iyad Alaui, pero siempre que el propio l¨ªder de esta lista sea excluido". Casi imposible lo tiene el laico Alaui porque Ir¨¢n, cuya influencia es creciente en los asuntos internos iraqu¨ªes, le considera su "bestia negra", en palabras de un diplom¨¢tico occidental. Al Maliki tambi¨¦n negocia con los kurdos concesiones sobre las fuerzas de seguridad (peshmergas) de esa regi¨®n que camina a su aire. Tambi¨¦n sobre Kirkuk, una ciudad codiciada por los kurdos que fue sometida por Sadam a un proceso de arabizaci¨®n mediante traslados forzosos de poblaci¨®n que ahora los kurdos tratan de revertir. El lugar, adem¨¢s, se asienta sobre inmensos yacimientos de petr¨®leo. Es un asunto crucial, siempre latente, para un pa¨ªs cuya integridad est¨¢ en riesgo a medio plazo. Con todo, es improbable que los partidos kurdos, que cuentan con 57 esca?os, no se incorporen al Gobierno.
"Nos trajeron una democracia sin piernas que no puede caminar. Nuestro pa¨ªs, nuestra religi¨®n y nuestro pueblo son materiales para comerciar. Todos se dedican a ello. Desde el presidente hasta el ¨²ltimo de los funcionarios. Tambi¨¦n el Parlamento, que es una granja de animales que sigue a Ir¨¢n y que est¨¢n bajo su dominio. Ni siquiera tienen educaci¨®n. Conozco a 25 diputados que no terminaron los estudios primarios", comenta Abu Samir, un candidato independiente y liberal deseoso de abandonar el pa¨ªs y que prefiere esconder su verdadera identidad. "Tenemos", dice, "una clase pol¨ªtica miserable que llega a acuerdos para repartirse el dinero del petr¨®leo. Nadie piensa en el progreso del pa¨ªs, pero mucho en las transferencias a bancos extranjeros".
Es una imprudencia aventurar cu¨¢ndo se formar¨¢ el Gobierno. Seg¨²n la Constituci¨®n, ya se deber¨ªan haber convocado nuevos comicios. Pero a nadie le extra?a el incumplimiento de esos plazos, un fen¨®meno que se ha repetido en Oriente Pr¨®ximo. En los territorios palestinos, el mandato del presidente, Mahmud Abbas, expir¨® en enero, y las legislativas tendr¨ªan que haberse celebrado tambi¨¦n a comienzos de a?o. L¨ªbano funcion¨® sin presidente durante 18 meses desde finales de 2007.
El Estado en Irak est¨¢ por construir, pero la actitud de los dirigentes pol¨ªticos, que mantienen congeladas leyes -como la del Petr¨®leo- durante meses o a?os en el Parlamento, en nada favorece ese cometido. El miedo, p¨¢nico para la mayor¨ªa de iraqu¨ªes desvalidos, a un rebrote de violencia entre sun¨ªes y chi¨ªes similar al que estall¨® en 2006 es patente. La organizaci¨®n de las fuerzas de seguridad en torno a las diferentes sectas y el hecho de que la mayor¨ªa de los l¨ªderes pol¨ªticos hayan creado recientemente su propia milicia, si no dispon¨ªan ya de ella, no augura un futuro halag¨¹e?o, cuando menos a corto plazo.
Biden presiona a los pol¨ªticos
Oficialmente, el vicepresidente de Estados Unidos, Joe Biden, aterriz¨® ayer en Bagdad, por sexta vez desde que asumi¨® el cargo en enero de 2009, para asistir a una ceremonia en la que se certificar¨¢ el repliegue de los 50.000 uniformados estadounidenses a sus bases en Irak y el punto final a sus operaciones de combate, siempre que las Fuerzas Armadas iraqu¨ªes demuestren que pueden asumir el cometido de garantizar la estabilidad. Comenzar¨¢ as¨ª una nueva misi¨®n que se prolongar¨¢ durante 16 meses, si Barack Obama se ci?e a su promesa de retirada total de Irak el 31 de diciembre de 2011: la de entrenar y asesorar a un Ej¨¦rcito iraqu¨ª todav¨ªa maltrecho e inexperto. Sin embargo, no es la ceremonia el cap¨ªtulo m¨¢s importante de la misi¨®n de Biden.
El vicepresidente acometer¨¢ hoy otra tarea peliaguda. Presionar a los dirigentes pol¨ªticos locales para que aceleren la formaci¨®n del Gobierno en una coyuntura trascendental para Irak. Algunos analistas pol¨ªticos aseguran que, precisamente por ese repliegue militar a los cuarteles, la capacidad de influir de Washington se ver¨¢ aminorada. Pero la agenda pol¨ªtica del vicepresidente estadounidense va a estar bien cargada, pues se reunir¨¢ con los m¨¢ximos dirigentes del pa¨ªs y de todas las coaliciones y partidos. Solo uno queda excluido: el que dirige el cl¨¦rigo radical chi¨ª M¨²qtada al S¨¢der, que con 40 diputados en el Parlamento dispone de una fuerza nada desde?able. Uno de sus portavoces declar¨® ayer: "Los planes de Biden no tendr¨¢n ¨¦xito y no servir¨¢n para facilitar la formaci¨®n del Ejecutivo. Solo busca que unos partidos excluyan a otros del pacto pol¨ªtico". Naturalmente, alud¨ªa a su propio grupo, que se ha enfrentado en varias fases de la ocupaci¨®n de Irak a las tropas de EE UU con especial celo.
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