El naranjo
Cuando acaba el verano, nos hacemos promesas. Voy a ir al gimnasio a perder estos kilitos; voy a plantar un ¨¢rbol para oxigenarme... No s¨¦: son metas m¨¢s o menos comprometedoras, a veces inalcanzables, que luego nos dejan insatisfechos. Est¨¢ bien fijarse objetivos, pues lo normal es que hagamos balance de nuestra vida. Sin embargo, transcurridas unas semanas, nos decepcionamos. Comprobamos que se han marchitado algunos de nuestros proyectos y nos resignamos. Punto y aparte.
Veo a Francisco Camps algo marchito. Aunque dice no resignarse, el presidente no se propone nada nuevo: nada florece en su jard¨ªn... Sabe que no puede comprometerse firmemente, pues sus frutos dependen de las clemencias o de las inclemencias: del juzgado, de sus superiores jer¨¢rquicos y de sus rivales, que ahora afloran. ?Ejemplos? Esteban Gonz¨¢lez Pons. Este ¨²ltimo ha ratificado a Camps como candidato. De momento, s¨®lo de momento. Sucedi¨® en una cena multitudinaria a la que todos los varones populares acudieron en camisa, uniformados, es decir, arremangados.
Paco, t¨² eres nuestro candidato, le dijo Esteban Gonz¨¢lez Pons. ?Pero de qu¨¦ autoridad est¨¢ investido? Si no recuerdo mal, fue consejero de Camps. ?Y ahora es quien corrobora la candidatura de su antiguo jefe? Tambi¨¦n dijo algo semejante Jos¨¦ Joaqu¨ªn Ripoll, presidente de la Diputaci¨®n de Alicante y fiel zaplanista. ?Un enemigo interno, un adversario, confirma al candidato en apuros? En apuros est¨¢n todos ellos, salvo Gonz¨¢lez Pons, quien con su sonrisa radiante y su bronceado permanente aguarda su floraci¨®n, su ciclo pol¨ªtico.
Digo ciclo y pienso otra vez en Camps: en esa cena estival se compar¨® con un naranjo o se declar¨® naranjo, no s¨¦. Fue una imagen de gran lirismo, aut¨¦ntica poes¨ªa hortelana: floral, ornamental. Habl¨® de las ra¨ªces y habl¨® de las heladas, de las naranjas que brotan a pesar del mal tiempo. Qu¨¦ pena: le falt¨® mencionar el jard¨ªn de las Hesp¨¦rides. Y dijo esas palabras para ilustrar su arraigo y su potencial. Como le sucede al ¨¢rbol, no hay quien lo pare... ?O s¨ª?
El naranjo es un frutal muy expuesto a las inclemencias y a las enfermedades. En casa, por ejemplo, hemos plantado uno. No s¨¦ si es una m¨¢s de las promesas estacionales. Qu¨¦ decepci¨®n: ya amarillean algunas hojas y sus brotes no prosperan. En su contra me hab¨ªa advertido un amigo: no plant¨¦is un naranjo. D¨ªganme, ?qu¨¦ hacemos ahora? ?Esperamos sus frutos con paciencia, con mansedumbre, enga?¨¢ndonos? Si el naranjo est¨¢ gravemente enfermo, no hay que hacerse fantas¨ªas: es que est¨¢ gravemente enfermo. Por eso, ahora que comienza la temporada, hemos abandonado toda esperanza. Nosotros, que somos sus superiores jer¨¢rquicos, lo arrancaremos: no nos vaya a contagiar el jard¨ªn. A ver qu¨¦ remedio. ?Ustedes qu¨¦ har¨ªan?
http://justoserna.wordpress.com
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