No tomar¨¢s el nombre de Zapatero en vano
En el marco de una estrategia de indeseadas consecuencias, algunas voces identificadas con el entorno de la candidatura de Trinidad Jim¨¦nez a las primarias en la Comunidad de Madrid han puesto en circulaci¨®n un mensaje tan peligroso como falso: "Una victoria de Tom¨¢s G¨®mez pondr¨ªa en riesgo al Gobierno y a su presidente". Por si no fuera suficiente, la ¨²ltima ocurrencia es afirmar que "Tom¨¢s G¨®mez es el candidato de la derecha".
?Todo vale a la hora de intentar conquistar voluntades, cuando fallan otro tipo de presiones? El secretario general del PSM mantiene un comportamiento caracterizado por la lealtad con el proyecto socialista. Ha resistido someterse a los halagos de quieneshubieran estado dispuestos a ovacionarle en cuanto hubieran advertido una debilidad en ese terreno. G¨®mez es ¨²nicamente "culpable" de mantener su compromiso con el partido que lidera en Madrid, anunciado desde hace muchos meses: "Voy a presentarme como candidato a las elecciones de Madrid. Lo har¨¦ tambi¨¦n si hay primarias". Ninguna sorpresa, ninguna improvisaci¨®n. Tambi¨¦n es "culpable" de haber llegado a un pacto con el secretario general del PSOE para que, seg¨²n palabras del propio Zapatero, "se imponga la democracia" y la decisi¨®n final la tomen los militantes. Con esta postura de Zapatero hubiera debido bastar para que la campa?a por conquistar el respaldo de los socialistas madrile?os produjera un debate de altura sobre las propuestas de ambos candidatos. Lamentablemente, no ha sido as¨ª y asistimos al juego de descalificaciones para presentar a Tom¨¢s G¨®mez como un peligro.
?Todo vale a la hora de intentar conquistar voluntades, cuando fallan otro tipo de presiones?
Es hora de denunciar esa maniobra. Resulta pat¨¦tico, y deplorable, que quienes dicen "apoyarse en Zapatero" lancen a la opini¨®n p¨²blica la idea de que el futuro y la estabilidad del Gobierno puedan estar en riesgo por el resultado de unas primarias. ?Piensan realmente que los espa?oles no van a valorar la pol¨ªtica socialista, de cuyos logros son part¨ªcipes algunos de los ministros que apoyan la opci¨®n de Jim¨¦nez, y van a decidir su voto en funci¨®n de quien se enfrente a Esperanza Aguirre? ?En tan poca estima tienen el trabajo del Gobierno, gestionando una crisis hist¨®rica, como para supeditar el resultado electoral de 2012 a las primarias de Madrid?
La inconsistencia ideol¨®gica de un argumento basado en unas encuestas, que pueden verse desmentidas por las que hoy se hicieran, no franqueaba otra l¨ªnea roja que el minusvalorar un trabajo colectivo frente a la hip¨®tesis del milagro basado en el cambio de cara. Un grave error conceptual y de principios, en todo caso. Pero el nuevo paquete argumental traspasa las fronteras de lo tolerable. Lanzar la sombra de la derecha sobre un programa y un trabajo colectivo, con resoluciones aprobadas por unanimidad en los ¨®rganos del partido, no supone otra cosa que frivolidad o haber estado ajeno a los debates, ausentes del trabajo efectuado durante tres a?os. Esta reflexi¨®n conduce a otra que se plantean ya muchos ciudadanos y ciudadanas de Madrid: qu¨¦ distinto y mejor hubiera sido que todo el enorme inter¨¦s despertado por la candidatura a la presidencia de Madrid se hubiera exteriorizado en este periodo en el que tan dif¨ªcil resultaba visualizar el trabajo de oposici¨®n, constante, al Gobierno de Aguirre.
Bienvenidas sean, pues, las primarias, el menor de los problemas para el Gobierno al que todos los socialistas tenemos el deber de respaldar. Y si se empe?an en presentarlo como un problema, el 3 de octubre quedar¨¢ meridianamente claro que es un activo para valorar a la fuerza pol¨ªtica que apost¨® por la democracia interna. Ese fue el acuerdo alcanzado en La Moncloa, en un acto de responsabilidad conjunta. Dejemos a Zapatero en paz y no usemos su nombre en vano.
Eduardo Sotillos es secretario de Comunicaci¨®n del PSM
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