ZP, Patxi y Urkullu

Zapatero expres¨® el lunes, desde Shanghai, su disposici¨®n a negociar con el PNV traspasos de competencias estatutarias pendientes, y m¨¢s concretamente aquellas que incidan en temas econ¨®micos y de empleo, a cambio del apoyo del partido de Urkullu a los Presupuestos para 2011. Con ello, el presidente entraba en resonancia con la actitud de los nacionalistas que por una parte plantean sus contrapartidas en el terreno pol¨ªtico del autogobierno pero, por otra, lo justifican en nombre de los intereses concretos de los ciudadanos en la actual coyuntura de crisis.

Con un proyecto de Presupuestos que recorta el gasto de los ministerios un 15%, la posibilidad de prorrogar los de 2010 est¨¢ excluida; por tanto, o Zapatero se agencia los apoyos que le faltan, o tiene que convocar elecciones anticipadas, que perder¨ªa. En China reiter¨® lo que ya hab¨ªa dicho aqu¨ª: el PNV es el aliado preferente. Pero no descart¨® contar con otros apoyos: CiU, CC, UPN. Incluso cit¨® al PP: "Ojal¨¢ que estuviera dispuesto", dijo. Suena marciano, pero no hace tanto Rajoy le ofreci¨® su apoyo si era la forma de librarse del abrazo nacionalista. Solo que ahora el discurso de Rajoy es que la soluci¨®n a la crisis consiste en que gobierne ¨¦l, para lo que no deja de hacer se?as a los nacionalistas.

La opci¨®n es por tanto el PNV, que en un primer momento condicion¨® su apoyo a la aceptaci¨®n de las 15 propuestas de resoluci¨®n presentadas tras el debate del estado de la naci¨®n, la primera de las cuales era asumir el plan Ibarretxe. Posteriormente, puso el l¨ªmite en la transferencia de las competencias estatutarias pendientes, a las que Urkullu defini¨® como "herramientas" para el bienestar de los vascos.

Por lo que se sabe, el eje del acuerdo ser¨¢ el traspaso de las pol¨ªticas de empleo, asunto sobre el que hab¨ªa un preacuerdo negociado con Patxi L¨®pez cuya aprobaci¨®n definitiva fue vetada por el PNV como parte de la negociaci¨®n de su apoyo presupuestario de hace un a?o. Estaba claro que el objetivo era evitar la imagen de que el socialista L¨®pez lograba lo que el PNV no hab¨ªa alcanzado en 30 a?os. Pero el pretexto fue que la cuantificaci¨®n de la competencia estaba infravalorada. Intenta ahora superar lo ofrecido a L¨®pez para cargarse de raz¨®n respecto a su resistencia a aceptar en su momento la competencia (que ya tienen las dem¨¢s comunidades) en las condiciones que le ofrec¨ªa Madrid.

El tri¨¢ngulo de intereses complica el acuerdo, pero juega a favor que el PNV no quiere un adelanto electoral que pudiera hacer coincidir las generales con las locales y forales, con el riesgo de una polarizaci¨®n entre PP y PSOE; y que tambi¨¦n el PNV necesita a los socialistas para aprobar los presupuestos de las diputaciones que gobierna. Zapatero evit¨® referirse a la otra condici¨®n avanzada por el PNV: compromiso de respetar la lista m¨¢s votada. Si la aceptase atar¨ªa las manos de Patxi L¨®pez, que gobierna con el apoyo del PP y que tiene, en la posibilidad de extender esa alianza a otras instituciones, una baza para contener los ¨ªmpetus del PNV.