Problema de calidad
La educaci¨®n siempre ha sido un problema en Espa?a. No solamente en Espa?a, pero s¨ª de manera muy especial en nuestro pa¨ªs, en el que ha llegado a convertirse en uno de los problemas constitucionales m¨¢s importantes en varias ocasiones en los dos ¨²ltimos siglos. Tanto en el debate constituyente de 1869 como en el de 1931, ¨ªntimamente vinculado con el problema religioso en ambos casos, el derecho a la educaci¨®n y la libertad de ense?anza fue el n¨²cleo de enfrentamientos que deterioraron la convivencia de manera extraordinaria. La pol¨ªtica educativa del r¨¦gimen nacido de la Guerra Civil, que no fue pol¨¦mica, porque en dicho r¨¦gimen era imposible que algo lo fuera, no dej¨® por eso de gravitar de una manera sumamente negativa sobre la sociedad espa?ola, dej¨¢ndonos en muy mala posici¨®n en el momento en que, con la transici¨®n a la democracia, hay que poner en marcha un nuevo modelo educativo.
En el proceso constituyente de 1978, el problema se sorte¨®, porque el esp¨ªritu de consenso del momento, fruto en buena medida de la memoria de un pasado funesto, permiti¨® que las pasiones no se desbordaran en este terreno. Pero el consenso en materia educativa fue muy limitado, como la propia redacci¨®n del art¨ªculo 27 de la Constituci¨®n pone de manifiesto. Buena prueba de ello ha sido la imposibilidad de llegar a un acuerdo a la hora de desarrollar la Constituci¨®n. Ni con el Gobierno de UCD, ni con los del PSOE o los del PP ha sido posible consensuar un modelo educativo, que diera estabilidad al ejercicio de este derecho fundamental. Est¨¢ fresco todav¨ªa en la memoria el fracaso del intento de alcanzarlo esta primavera pasada por parte del ministro ?ngel Gabilondo. En materia educativa falta negociaci¨®n pol¨ªtica y sobra conflictividad jur¨ªdica. Espero que se me entienda bien. No estamos donde estuvimos en el pasado. Ni de lejos. Pero la historia sigue gravitando de manera negativa.
Esta ausencia de consenso es especialmente negativa, porque sin ¨¦l es muy dif¨ªcil resolver el problema en los t¨¦rminos en que tiene que resolverlo la sociedad espa?ola en este momento. El pa¨ªs no tiene un problema serio de escolarizaci¨®n en ninguno de los niveles de ense?anza (salvo tal vez en guarder¨ªas). La poblaci¨®n en edad de estar escolarizada, lo est¨¢. Desde un punto de vista cuantitativo, el derecho a la educaci¨®n est¨¢ siendo ejercido en Espa?a sin ning¨²n g¨¦nero de dudas. El reto de la escolarizaci¨®n del conjunto de la poblaci¨®n lo hemos dejado atr¨¢s.
Lo que ocurre es que el problema con el que ahora tenemos que enfrentarnos es de naturaleza cualitativa y no cuantitativa. Ya no basta con tener a la poblaci¨®n escolarizada, sino que hay que tenerla escolarizada con el nivel de calidad que la competici¨®n en un mundo globalizado exige. Y para conseguir esto una pol¨ªtica consensuada y generalmente aceptada resulta indispensable. El problema cuantitativo se pod¨ªa resolver sin consenso. No de la mejor manera posible, pero se pod¨ªa resolver. El cualitativo, no.
Entre otras cosas, porque en un Estado pol¨ªticamente descentralizado, como es el espa?ol, la competencia en materia educativa es ejercida por las unidades de descentralizaci¨®n pol¨ªtica de dicho Estado, en nuestro caso, por las comunidades aut¨®nomas y ¨²nicamente mediante un acuerdo en el que las comunidades aut¨®nomas se encuentren reflejadas permitir¨¢ la aplicaci¨®n en la pr¨¢ctica del modelo educativo.
S¨¦ que el patio pol¨ªtico est¨¢ como est¨¢ y que no hay ninguna posibilidad en este momento de que se pueda llegar a un acuerdo, pero en alg¨²n momento, que no puede ser muy lejano, habr¨¢ que alcanzarlo, porque, de lo contrario, el futuro nos va a proporcionar sorpresas muy desagradables.
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