El mayor conservatorio del mundo
En Gul¨¢ns (Ponteareas) todas las familias tienen alg¨²n m¨²sico entre sus miembros
"Ser¨¢ cosa de la gen¨¦tica". Es la ¨²nica explicaci¨®n que Alicia Porto encuentra a que, durante cuatro generaciones seguidas su apellido haya ido ligado a la banda de m¨²sica A Uni¨®n de Gul¨¢ns (Ponteareas). Maximino Porto, su abuelo, fue bombardino en 1920; Constante, su padre, brill¨® como clarinete solista en los 50; y ahora ella inculca la pasi¨®n por la m¨²sica a su sobrino desde la direcci¨®n de una de las bandas m¨¢s longevas de Galicia. El chico promete y presagia otras tantas generaciones de m¨²sicos.
El caso de los Porto no es ¨²nico en Gul¨¢ns. Los Soto, los Carracedo, los Groba... Se suman a una lista que inici¨® en 1870 el fundador de la banda, Jos¨¦ Carracedo, y que ha pervivido desde entonces con el ¨²nico par¨®n de la Guerra Civil. Entremedias, las calles de esta peque?a parroquia de Ponteareas han visto crecer como m¨²sicos a Rogelio Groba, fundador de la Orquesta de A Coru?a, o el flautista de la Real Filharmon¨ªa de Galicia Luis Soto. "En Gul¨¢ns pasa lo mismo que en Austria, el 80% de la gente es capaz de leer una partitura", apunta Soto.
Muchos j¨®venes iban a la mili con la ilusi¨®n de entrar en la banda militar
Hasta principios del siglo XX los m¨²sicos tocaban todo de memoria
La tesis de Alicia la apoya tambi¨¦n Anxo Porto, vicedecano de la Facultad de Ciencias de la Educaci¨®n de Santiago y antiguo clarinetista de A Uni¨®n: "Mi padre tocaba el tromb¨®n y ten¨ªa muy buen ritmo. Tamborileaba sobre la mesa cada vez que escuchaba la radio y eso nos fue quedando a m¨ª y a mis hermanos". Que esa lactancia musical no prospere en todos los casos se debe, seg¨²n Soto, a que "la m¨²sica no siempre se vio como un medio de vida real, sino como un sobresueldo".
Las dificultades fueron m¨¢s de las que son. Anxo Porto recuerda todav¨ªa el caso de Constante Porto, clarinetista principal, que llegaba cada enero con los dedos quemados por destilar aguardiente. "Los m¨²sicos nuevos cre¨ªan que no podr¨ªa tocar, pero lo cierto es que era un clarinetista excepcional, con muy buena t¨¦cnica y sonoridad". Eran los a?os en los que los ensayos se suspend¨ªan durante los meses de m¨¢s trabajo y los instrumentos y uniformes pasaban de padres a hijos con su rosario de remiendos. "Los instrumentos se aprovechaban much¨ªsimo. Se ataban con gomas, se llevaban al ferreiro para que los soldase... Se hac¨ªa lo imposible para que durasen". El suyo es un caso ejemplar: cuando empez¨®, en los a?os 60, su abuela tuvo que vender un pino por 5.000 pesetas para comprarle un clarinete de 3.000. "El instrumento estuvo 15 a?os cambiando de manos hasta que consegu¨ª recuperarlo", comenta.
Las ganas siempre pueden m¨¢s que la necesidad y muchos m¨²sicos consiguieron prosperar tirando de ingenio. "Los j¨®venes se iban a la mili para adquirir formaci¨®n musical. All¨ª pasaban dos a?os rodeados de m¨²sicos profesionales y ensayando a tiempo completo", comenta Anxo Porto. Incluso Rogelio Groba empez¨® sin m¨¢s instrumento que sus propios labios y la memoria que m¨¢s tarde le permit¨ªa silbar melod¨ªas como si las leyese en un pentagrama. Era ¨¦l el encargado de recordarle el repertorio a los gaiteiros y marcar el tono de afinaci¨®n.
En 140 a?os de historia son infinitas las an¨¦cdotas acumuladas. Porto recuerda que el nombre inicial de la agrupaci¨®n era Banda de Gul¨¢ns hasta que, en 1935, el director Jos¨¦ Carracedo rotul¨® un cartel con el nombre de A Uni¨®n. La decisi¨®n levant¨® pol¨¦mica sobre si se deb¨ªa usar A Uni¨®n o La Uni¨®n. Memorable es tambi¨¦n la fragmentaci¨®n en dos de la banda, en 1947, cuando convivieron en la parroquia A Uni¨®n y La Reconquista de Gul¨¢ns. Dos bandas para una parroquia que podr¨ªa alimentar a otras tantas, pero que al final volvieron a integrarse en una sola: A Uni¨®n de Gul¨¢ns.
"Cada banda tiene sus propias caracter¨ªsticas y la de Gul¨¢ns siempre destac¨® por sus maderas", apunta Anxo Porto. Quien fue clarinete de la banda recuerda el "tono brillante" de sus melod¨ªas, que le imped¨ªa acompa?arse de piano pero que le daba "una sonoridad propia". Anxo tiene el m¨¦rito de ser adem¨¢s el sobrino nieto del primer gulan¨¦s que parti¨® a Salceda para aprender solfeo y volvi¨® a la parroquia con aquella innovadora herramienta que ahorraba horas y horas de memorizaci¨®n de las partituras.
Viva como en su primer d¨ªa, A Uni¨®n de G¨²l¨¢ns tiene en la actualidad 50 m¨²sicos y una academia con banda juvenil propia y escuela para mayores. Miguel Porto, su actual presidente, y a quien la tradici¨®n musical le arranca en su bisabuelo, tiene claro cu¨¢l es el secreto del buen estado de salud de la agrupaci¨®n: "Las cerca de 30 actuaciones anuales y las parroquias en las que llevamos tocando todos los a?os desde hace dos d¨¦cadas". Entre los m¨¢s j¨®venes del lugar hay quienes ya han echado a volar por su cuenta y recorren Galicia de verbena en verbena con la charanga SDK, compuesta por m¨²sicos con una media de edad de 16 a?os.
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