"Un buen nombre es el tiramis¨² de un proyecto"
Al primer escal¨®n de una escalera lo llama entrama, al segundo ancle, al tercero doma, faldos a los siguientes. No busquen estos t¨¦rminos en un diccionario, porque la afici¨®n de Fernando Beltr¨¢n (Oviedo, 1956), poeta, es ponerle nombres a las cosas. Y, adem¨¢s, ha hecho de su afici¨®n su oficio: nombrador. ?Les suena Amena, Opencor, la marca Aliada, el centro cultural madrile?o La Casa Encendida? Pues bien, estos son algunos de los nombres m¨¢s sonados que Beltr¨¢n ha creado en su estudio pionero, El Nombre de las Cosas, desde 1989.
Aunque de familia de abogado, Beltr¨¢n estudi¨® Letras y luego pas¨® por un rosario de trabajos: administrativo, periodista, guionista... "Entonces empec¨¦ a trabajar con dise?adores gr¨¢ficos, textos publicitarios, y en ese mundo me di cuenta de que nadie se ocupaba de los nombres, solo se ocupaban del logotipo, el marketing, pero nunca del nombre... Ahora todo el mundo lo ve muy claro, pero no en aquel tiempo", explica delante de un plato de pasta con mejillones del que a veces se olvida.
El poeta ha hecho de su afici¨®n su oficio: bautiza las cosas
Beltr¨¢n se enreda en las palabras que van saliendo en la conversaci¨®n: le pregunta al chef por la etimolog¨ªa de su tierra natal, Cerde?a, explica el origen de la palabra almuerzo, reserva dos raciones de tiramis¨² para el postre. "Tiramis¨² es una palabra m¨¢gica: significa algo que tira de ti hacia arriba, es un golpe de caf¨¦, az¨²car y licor que te anima despu¨¦s de la comida. ?No es maravilloso?" Como ¨¦l mismo declara, es un sibarita de las palabras.
"Adem¨¢s de la po¨¦tica de las palabras, creo en su ingenier¨ªa. Los nombres tienen que ser ¨²tiles y a veces el mejor no es el que m¨¢s te gusta a ti, sino el que mejor va a funcionar". Uno de sus primeros trabajos fue poner nombre a lo que era el Parque Biol¨®gico de Madrid. "Era un sitio al que no iba la gente. Fue rebautizarlo como Faunia y empezaron a formarse colas". Respecto a la po¨¦tica: Beltr¨¢n fue acc¨¦sit en el Premio Adonais en 1982, con Aquelarre en Madrid (el a?o que lo gan¨® Luis Garc¨ªa Montero). Desde entonces ha publicado 14 libros que reunir¨¢ en un tomo en oto?o, titulado Donde nadie me llama (Hiperi¨®n).
Pero ?c¨®mo trabaja un nombrador? "En un estudio peque?o, con mis libros. Cuando alguien viene a contarme su historia, porque quiere montar un hotel rural o lanzar un vino con su vi?edo, trato de conocer lo m¨¢s posible aquello sobre lo que trabajo. Los nombres salen de dentro de lo que se quiere nombrar. Yo soy como una comadrona, ayudo a tirar del nombre".
Ahora anda metido en varios proyectos (tarda entre cuatro y seis semanas en dar con un nombre): bautizar un tren, un ron caribe?o y un colegio para ni?os autistas. "Muchos trabajos los hago gratuitamente, como el de este colegio, cuando me piden ayudas ONG, amigos...", explica.
"Se ha producido una revoluci¨®n en estos a?os, en la que imagino que he tenido algo que ver. Antes ibas por la calle viendo los nombres de las cosas y era un pu?etazo tras otro, ahora te llevas agradables sorpresas, piensas: se lo han currado. Por fin la gente le da un valor a los nombres", dice mientras saborea el postre. "Al final, un buen nombre es el tiramis¨² de un proyecto, lo tira para arriba". Por cierto, si a ustedes les pica la curiosidad, sus hijas se llaman Marta y Luc¨ªa ?Qu¨¦ esperaban? "Y no", bromea Beltr¨¢n, "eso no me lo tom¨¦ como un trabajo".
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