?poca de inventario
A la altura de 2010, la l¨ªrica del siglo XX aparece polarizada en torno a dos puntos ubicados antes y despu¨¦s de la Guerra Civil: po¨¦ticas del 27, y po¨¦ticas de los cincuenta. En el 27 desemboca el modernismo, tras la disoluci¨®n simbolista por v¨ªa de Juan Ram¨®n Jim¨¦nez; y a ¨¦l remite, mucho m¨¢s tarde, el 68, con su intelectualismo, asepsia sentimental y desintegraci¨®n vanguardista. Y a las po¨¦ticas de los cincuenta recuerdan los autores del posfranquismo, que puentean a los padres para conectar con los abuelos: los poetas urbanos de la experiencia reivindican a Biedma o Gonz¨¢lez; los visionarios a Gamoneda; los metaf¨ªsicos y minimalistas a Valente. Pero aun asumiendo lo inevitable de las generalizaciones, al historiador de la literatura no puede satisfacerle un dise?o con zonas borrosas que debieran aclararse antes de que el canon termine cerr¨¢ndose, sin probabilidad de reversi¨®n. Una de ellas se sit¨²a entre las est¨¦ticas del medio siglo y las del 68, ocupada por quienes, rezagados respecto a aquellos o madrugadores respecto a estos, si no laterales por razones no siempre literarias, no encajan en el lecho de Procusto de las categor¨ªas vigentes. Con previsible inutilidad, algunos estudiosos han pretendido habilitar un anaquel con membrete propio para los relegados: "poetas del sesenta". Es obvio que muchos nombres ser¨¢n barridos por el tiempo airado; pero cuando el cierzo despoje el ¨¢rbol de la poes¨ªa de sus hojas muertas habr¨¢ de operar sobre el panorama total, adecuadamente recompuesto, y no solo sobre algunas de sus facciones.
Cuando el cierzo despoje el ¨¢rbol de la poes¨ªa de sus hojas muertas habr¨¢ de operar sobre el panorama total
A los efectos de esta recomposici¨®n es muy ¨²til la reuni¨®n de las poes¨ªas completas de autores que responden a esas zonas de transici¨®n o indeterminaci¨®n est¨¦tica. Obra po¨¦tica de ?ngel Garc¨ªa L¨®pez (Ronda, C¨¢diz, 1935) evidencia una versatilidad de tonos que dificulta la figuraci¨®n unitaria de su escritura. No es la ¨²nica cualidad con que debe pechar el autor como si fuera un defecto: un artificiero tan sobrado de recursos como ¨¦l se expone a ser m¨¢s aplaudido por versificador asombroso que reconocido por poeta hondo, pese a serlo. De ese dominio formal, tambi¨¦n de su polifacetismo, dan testimonio tanto sus sonetarios (Volver a Uleila, 1971) como las riadas versiculares de Eleg¨ªa en Astaroth (1973) o Mester andalus¨ª (1978). Pero toda su pl¨¦tora ling¨¹¨ªstica baja la cabeza ante el temblor de Trasmundo (1980), diario de una muerte acechante que finalmente decidi¨® aguardar mejor ocasi¨®n, o ante las evocaciones prosarias de Memoria amarga de m¨ª (1983). Joaqu¨ªn Marco (Barcelona, 1935), por su parte, re¨²ne en Poes¨ªa secreta (1961-2004) una serie de libros que avanzan desde la poes¨ªa social (Fiesta en la calle, 1961) hasta la obturaci¨®n del significado. 'Por qu¨¦ escribo', de El muro de Berl¨ªn (2003), dibuja conmovedoramente el reducto, duro e intransitivo, al que aboca ese camino: "Ahora, en desolado invierno, / escribo para m¨ª un mensaje sin claves". Un ¨²nico d¨ªa compendia la poes¨ªa casi completa (muy expurgados sus inicios) de Jes¨²s Hilario Tundidor (Zamora, 1935). Su obra recrea una m¨ªtica castellanista -esa Castilla que "va de vuelo", no la de los terrones costumbristas- y enciende fanales de contemplaci¨®n en Libro de amor para Sal¨®nica (1980) o Construcci¨®n de la rosa (1989). El autor ha querido dejar fuera de esta recopilaci¨®n, ¨¦l sabr¨¢ por qu¨¦, t¨ªtulos nucleares como Mausoleo (1988) y Fue (2008), cuyo lenguaje, de una riqueza acompasada con un ¨ªntimo balanceo musical, alcanza una cima de expresividad l¨ªrica.
Dos de los tres vol¨²menes de las Obras completas de Rafael Guill¨¦n (Granada, 1933) registran una dedicaci¨®n po¨¦tica que toca muchas cuerdas. Sus libros anteriores a El gesto (1964) emparentan con el garcilasismo sonetil: tarea excelente como ejercicio, pero inocua como poes¨ªa verdadera. A partir de entonces, sin embargo, ha escrito intensos poemas vertebrados por el amor y lo elegiaco, con fuerte impregnaci¨®n melanc¨®lica. La combinaci¨®n de temporalismo y reflexi¨®n sobre la naturaleza, al modo en que los poetas f¨ªsicos tratan de rerum natura, fructifica en obras de cincelado manierista y calidad incontestable, como Los estados transparentes (1993) o Las edades del fr¨ªo (2002). Para Joaqu¨ªn Benito de Lucas (Talavera de la Reina, Toledo, 1934), la escritura recogida en La experiencia de la memoria se erige sobre dos s¨ªmbolos enlazados: el r¨ªo de la infancia, que ah¨ªla vivencias autoformativas, y la familia, ca?amazo que se hace y se deshace en las irisaciones del Tajo en que se reflejan las circunstancias sucesivas de la historia. Alejado de pretenciosos, o simplemente ambiciosos, afanes te¨®ricos o metapo¨¦ticos, ¨¦l es, de entre sus coet¨¢neos, uno de los m¨¢s ajustados a la emoci¨®n primigenia e inmediata. M¨¢s joven que ellos, Antonio Hern¨¢ndez (Arcos de la Frontera, C¨¢diz, 1943), que edita Insurgencias (Poes¨ªas, 1965- 2007), public¨® El mar es una tarde con campanas (1965) cuando ya surg¨ªan los primeros libros del 68, luego arrinconados por los que constituyeron el meollo de un canon antirrealista (pues negaba la condici¨®n del poema como transcripci¨®n de la realidad extrapo¨¦tica) y antirrom¨¢ntico (pues quebraba la identidad entre el poeta y el sujeto l¨ªrico). Muy dotado para el fraseo versal y el poema de largo aliento, Antonio Hern¨¢ndez logra la plenitud en Diezmo de madrugada (1982) o Campo lunario (1988). No es extra?o su apartamiento de la m¨¦dula sesentayochista: lo justifican su congruencia discursiva (frente al collage y la fragmentaci¨®n imagin¨ªstica), su confesionalismo experiencial (frente al exorno culturalista) y la emoci¨®n vitalista (frente a la refracci¨®n o la elusi¨®n sentimental). Pero fuera del centro hay otros centros donde tambi¨¦n habita, a veces de qu¨¦ modo, la poes¨ªa.
Obra po¨¦tica. 3 vol¨²menes. ?ngel Garc¨ªa L¨®pez. Diputaci¨®n de C¨¢diz. C¨¢diz, 2009. 1.008 p¨¢ginas. 35 euros. Poes¨ªa secreta (1961-2004). Joaqu¨ªn Marco. Carta de Julio Cort¨¢zar. Introducci¨®n de Luis Garc¨ªa Montero. Bruguera. Barcelona, 2010. 368 p¨¢ginas. 19 euros. Un ¨²nico d¨ªa (Poes¨ªa 1960-2008). 2 vol¨²menes. Jes¨²s Hilario Tundidor. Introducci¨®n de Natalia Carbajosa. Calambur. Madrid, 2010. 920 p¨¢ginas. 50 euros. Obras completas. 3 vol¨²menes (1 y 2: poes¨ªa; 3: narrativa). Rafael Guill¨¦n. Introducci¨®n de Mar¨ªa Pilar Palomo. Almed. Granada, 2010. 2.232 p¨¢ginas. 80 euros. La experiencia de la memoria (Poes¨ªa 1957-2009). 2 vol¨²menes. Joaqu¨ªn Benito de Lucas. Introducci¨®n de Pedro J. de la Pe?a. Calambur / Ayuntamiento de Talavera de la Reina. Madrid, 2010. 1.350 p¨¢ginas. 70 euros. Insurgencias (Poes¨ªa 1965-2007). 2 vol¨²menes. Antonio Hern¨¢ndez. Calambur. Madrid, 2010. 914 p¨¢ginas. 50 euros.
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