Balconing
Afirma el t¨®pico que el estr¨¦s postvacacional hace que la gente sienta terror ante la perspectiva de reincorporarse al trabajo. Pero tambi¨¦n existe el s¨ªndrome contrario, el del alivio postvacacional: quien haya compartido un apartamento playero m¨¢s bien cochambroso en tercera l¨ªnea, con ni?os, su pareja y varios parientes, sabe de lo que estoy hablando. Por eso, al terminar las vacaciones, nos sale del alma un "se acab¨®": al fin poder levantarse a las seis, coger el cercan¨ªas, picar a la entrada..., demasi¨¦.
En la vida p¨²blica este tipo de alivio es raro y predomina el estr¨¦s. ?Qu¨¦ horror!: otra vez el Estatut, otra vez el G¨¹rtel, otra vez la crisis que asoma su mueca feroz, otra vez el FMI que nos mira con desconfianza. Con lo bien que est¨¢bamos viendo a Michelle Obama en Marbella, a la roja pase¨¢ndose ufana y a Contador en el podio del Tour, hasta a nuestro presidente Camps abrazado al ap¨®stol -a mis brazos Santiago, haz que nos condonen la deuda auton¨®mica que todav¨ªa colea lo del Papa y andamos mal de pasta-.
Compadezco a nuestros padres de la patria, siempre tan sacrificados e injustamente incomprendidos. Por eso, me van a permitir que les sugiera una terapia para superar el estr¨¦s: el balconing. Como saben, con este nombre h¨ªbrido se designa una actividad deportiva que se ha puesto de moda este verano: la de saltar de un balc¨®n a otro o desde el balc¨®n a la piscina a riesgo de romperse la crisma. Hasta ahora se trataba de accidentes protagonizados en Mallorca por brit¨¢nicos borrachos a las tantas de la madrugada. Ya no es as¨ª. Desde este verano el balconing es una actividad consciente que se practica simplemente para liberar dosis de adrenalina a plena luz del d¨ªa. Nuestros j¨®venes, cuando han logrado sobrevivir al balconing, se olvidan del mismo en cuanto acaban las vacaciones.
Pero a nuestros pol¨ªticos les recomiendo que, al contrario, prueben a practicarlo a partir del oto?o. Por ejemplo, el se?or Zapatero, que dec¨ªa que no consentir¨ªa ning¨²n retroceso de los avances sociales, imaginen que se encarama peligrosamente a la baranda, salta en el vac¨ªo y, zas, aterriza en el vecino balc¨®n del PP con su soberbia ley del despido libre. ?Vaya descarga de adrenalina! Y qu¨¦ me dicen del se?or Aznar, heroico defensor de las esencias patrias desde el balc¨®n de Perejil: supongan que de repente se lanza a la piscina y se pega una tripada en Melilla al m¨¢s puro estilo Mill¨¢n Astray de viva la muerte y muera la inteligencia. Ya es para estar ufano, ya. Me apuntan por aqu¨ª que estoy equivocado, que esas im¨¢genes inveros¨ªmiles ya se han producido y precisamente este verano. Bueno, ser¨¢ que con los calores no me hab¨ªa enterado. Tendr¨¦ que ir haciendo balconing a una columna m¨¢s actualizada cualquier d¨ªa de estos.
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