'USesclerosis'
En los a?os ochenta se hizo com¨²n el t¨¦rmino eurosclerosis, con el que se describ¨ªa la situaci¨®n econ¨®mica de la mayor¨ªa de los pa¨ªses europeos, aquejados de altos niveles de desempleo -a pesar de tener ritmos de crecimiento adecuados- y de amplios problemas estructurales. La comparaci¨®n con la econom¨ªa de EE UU, que generaba tanto crecimiento como empleo, era muy negativa, y el modelo americano se convirti¨® en el paradigma a seguir. Las d¨¦cadas de reformas estructurales que siguieron tuvieron como objetivo primordial alcanzar los niveles de flexibilidad y productividad de la econom¨ªa estadounidense.
La eurosclerosis se derivaba de una combinaci¨®n nociva de ralentizaci¨®n de la demanda y rigideces del mercado de trabajo. Tras la recesi¨®n provocada por los shocks petroleros, se pusieron en marcha m¨²ltiples programas de apoyo a los desempleados. La decisi¨®n era correcta, sin duda, pero el problema es que en muchos casos el dise?o de estos programas generaba incentivos perversos que hac¨ªa m¨¢s rentable para los desempleados permanecer en paro que aceptar un empleo. Esto gener¨® un aumento del desempleo de larga duraci¨®n que contribuy¨® a deteriorar la capacidad de los desempleados para buscar trabajo y retornar a la actividad.
Sin resolver el problema de las hipotecas ser¨¢ dif¨ªcil que el consumo y el empleo repunten en EE UU
La combinaci¨®n de un shock negativo de demanda y unas instituciones del mercado de trabajo inadecuadas gener¨® un largo periodo de alta desocupaci¨®n. Solo a partir de la segunda mitad de los a?os noventa, cuando se pusieron en marcha reformas estructurales basadas en las conclusiones de la ciencia econ¨®mica -entre ellos, proteger al trabajador, no el empleo, y crear beneficios generosos para los desempleados, pero con un sistema de incentivos para promover la b¨²squeda activa y r¨¢pida de empleo-, empez¨® a disminuir tanto el nivel como la persistencia del desempleo europeo.
Es por ello muy interesante que un fen¨®meno similar se est¨¢ empezando a observar ahora en EE UU, la econom¨ªa siempre alabada por su flexibilidad. Es probable que haga m¨¢s de un a?o que termin¨® la recesi¨®n estadounidense -a pesar de que no se haya declarado oficialmente el final de la misma- y, sin embargo, el desempleo sigue a niveles muy altos y la creaci¨®n de empleo es escasa. La reacci¨®n inicial de los economistas -y autoridades- estadounidenses fue contundente: es todo un problema de demanda, nuestro mercado de trabajo es muy flexible, ni hablar de problemas estructurales...
Sin embargo, con el paso del tiempo se est¨¢n empezando a notar los s¨ªntomas de una econom¨ªa menos flexible de lo que parec¨ªa y que padece un problema de desempleo estructural. El desempleo de larga duraci¨®n ha aumentado a niveles r¨¦cord; la movilidad geogr¨¢fica ha disminuido debido a la crisis inmobiliaria, ya que muchas familias no se pueden permitir la p¨¦rdida asociada con la venta de su casa y la compra de otra, y los bancos no est¨¢n dispuestos a refinanciar las hipotecas; existen vacantes, pero las empresas no encuentran trabajadores con la cualificaci¨®n adecuada.
Adem¨¢s, muchas de las medidas de pol¨ªtica econ¨®mica que se han adoptado contribuyen en gran parte a hacer perdurar esta situaci¨®n. La gran mayor¨ªa de los subsidios que se han articulado como medidas de apoyo a los m¨¢s necesitados desaparece cuando un desempleado encuentra un empleo -y, por tanto, a muchos les merece m¨¢s la pena permanecer desempleados-. La duraci¨®n del subsidio de desempleo se ha extendido varias veces -llega ya a las 99 semanas-, prolongando la estancia en el paro. La reforma sanitaria ha introducido cambios que aumentan a corto plazo tanto la cobertura como el coste del seguro m¨¦dico, y, por tanto, muchas empresas est¨¢n optando por contratar trabajadores temporales (sin seguro) en lugar de trabajadores permanentes. Las estimaciones var¨ªan, pero es bastante probable que el desempleo estructural est¨¦ cercano al 7%. En un pa¨ªs obsesionado con la creaci¨®n de empleo debido a la fragilidad de su sistema de protecci¨®n social, admitir este problema conlleva tremendas consecuencias pol¨ªticas.
A este problema del mercado laboral se a?ade el problema del mercado inmobiliario. Adem¨¢s del veloz aumento del stock de reposesiones de viviendas, hay m¨¢s de seis millones de hipotecas donde el valor de la vivienda ha ca¨ªdo por debajo del valor del principal de la hipoteca y donde el deudor no puede satisfacer los pagos mensuales. Durante la crisis japonesa, el problema eran las empresas zombi, que estaban en quiebra, pero segu¨ªan operando con l¨ªneas de cr¨¦dito de los bancos, perpetuando una situaci¨®n de inactividad. Hasta que no se resolvi¨® el problema de las empresas zombi, Jap¨®n no empez¨® a despegar de su d¨¦cada perdida. En EE UU, los zombis son esas hipotecas, y hasta que no se resuelva ese problema con un programa nacional de refinanciaci¨®n ser¨¢ muy dif¨ªcil que el consumo y, por tanto, el empleo repunten.
Si a esto le a?adimos una situaci¨®n pol¨ªtica de crispaci¨®n elevad¨ªsima donde es pr¨¢cticamente imposible llegar a ning¨²n acuerdo para adoptar medidas estructurales, donde muchos ven la actuaci¨®n del Gobierno como la fuente de todos los problemas y donde las encuestas muestran a un presidente sin apoyo popular, la probabilidad de que se adopten medidas que resuelvan estos problemas es muy baja.
Es por ello que la Reserva Federal se ve como la ¨²nica instituci¨®n con capacidad para actuar. Las medidas ¨®ptimas -una reducci¨®n de los impuestos sobre el empleo y un programa de refinanciaci¨®n- tienen muy poca probabilidad de ver la luz. Una ulterior expansi¨®n monetaria contribuir¨¢ a mejorar el crecimiento, pero no resolver¨¢ los problemas estructurales. El concepto de USesclerosis tiene visos de entrar a formar parte del vocabulario de los economistas.
?ngel Ubide es investigador visitante del Peterson Institute for International Economics en Washington.
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