Informe Arcoia: el asesinato de un ni?o y un joven en tiempos revueltos
Forenses del Instituto de Medicina Legal de Galicia reconstruyen la muerte de dos personas cuyos huesos fueron hallados en una cueva de O Courel en 2009
No eran un hombre y una mujer, como se supuso en un principio, sino dos varones j¨®venes, uno de ellos apenas adolescente, ambos de raza blanca y bastante altos, los que murieron en la cueva Arcoia, junto a la apartada aldea de C¨¦ramo, en las entra?as de O Courel. Fueron golpeados violentamente, el ni?o probablemente recibi¨® un tiro en la cabeza, y despu¨¦s sus asesinos los arrojaron, sin antes rematarlos, por una de las bocas de la caverna, con una ca¨ªda libre de ocho metros de altura.
El m¨¢s joven, de entre 11 y 14 a?os de edad a pesar de su gran desarrollo f¨ªsico (1,70 metros de estatura), muri¨® enseguida, pero quiz¨¢s el otro, de unos 25, sobrevivi¨® en la gruta negra y h¨²meda unos d¨ªas, el tiempo suficiente para que algunas de sus fracturas empezasen a curar. Junto al esqueleto del menor, en junio de 2009 apareci¨® un casquillo de bala que hoy espera en Madrid, en el laboratorio de criminal¨ªstica de la Guardia Civil, para ser analizado. De momento, los agentes sospechan que es antiguo, puede que de un fusil de los a?os 30 o 40, es probable que de la Guerra Civil.
El informe de bal¨ªstica despejar¨¢ las dudas sobre la fecha del crimen
Las primeras piezas del puzle de esta historia de investigaci¨®n forense fueron halladas durante una expedici¨®n arqueol¨®gica en 1992. Un equipo del Laboratorio Xeol¨®xico de Laxe, que en la actualidad todav¨ªa persigue en la zona restos humanos y animales de despu¨¦s de la ¨²ltima glaciaci¨®n, recogi¨® en una de sus exploraciones dos cr¨¢neos y algunos huesos m¨¢s, e inmediatamente se los remiti¨® a Fernando Serrulla, hoy responsable de la Unidad de Antropolog¨ªa Forense, en Ver¨ªn, del Instituto de Medicina Legal de Galicia (Imelga). No hab¨ªa elementos suficientes para llegar a conclusiones tan concretas como las de ahora. Desde Galicia, Serrulla envi¨® un par de molares al acelerador de part¨ªculas del Laboratorio Svedberg (Uppsala, Suecia).
La prueba del carbono 14 no fue decisiva, porque en distancias hist¨®ricas tan cortas el resultado est¨¢ sujeto a un amplio margen de error. Aquellos huesos podr¨ªan tener entre 50 y 150 a?os, y alguno de los expedicionarios que recogieron los cr¨¢neos de la sima sigui¨® defendiendo que ten¨ªan una antig¨¹edad de en torno a tres siglos. Quiz¨¢s por esto, las calaveras fueron a parar al Museo Provincial de Lugo, y no a un nicho del cementerio.
El experto forense del Imelga sugiri¨® que aquellos cr¨¢neos (uno de ellos, que entonces se estim¨® que pertenec¨ªa a una mujer de unos 18 a?os, con un posible orificio de bala) pod¨ªan pertenecer a dos v¨ªctimas de la Guerra Civil, aunque tambi¨¦n de la ¨²ltima guerra carlista. Y 16 a?os despu¨¦s, ante el hallazgo, entre la primavera y el verano de 2009, de los huesos que hab¨ªan acompa?ado en vida a aquellas calaveras, adem¨¢s de una vaina de proyectil y una bota de cuero con su correspondiente pie dentro, sigui¨® defendiendo lo mismo.
Ahora, una vez completado por ¨¦l mismo el informe forense de los huesos levantados el a?o pasado por un juzgado de instrucci¨®n de Monforte, Serrulla Rech mantiene su hip¨®tesis. Falta el informe de bal¨ªstica, que todav¨ªa puede tardar m¨¢s de un a?o. Pero el calzado de piel reseca en el que hasta los cordones son de cuero aporta muchas pistas hist¨®ricas, lo mismo que los propios cuerpos. Los huesos hablan, y ahora que se han logrado completar pr¨¢cticamente los esqueletos, se puede leer en ellos que pertenecen a individuos que vivieron y murieron en tiempos revueltos, con escasez de alimento y penurias cotidianas.
Un menor con muelas del juicio a causa del hambre
El juzgado de Monforte no ha pedido comprobar si exist¨ªan v¨ªnculos de sangre entre las v¨ªctimas, algo posible, teniendo en cuenta la edad del menor. La prueba del ADN es cara, 1.500 euros, y s¨®lo se realiz¨® en el caso del chico, aunque, por circunstancias de la investigaci¨®n, hubo que repetirla dos veces. Para la juez no era relevante aclarar si eran familia porque el delito prescribi¨® hace d¨¦cadas. Durante un a?o, los restos permanecer¨¢n custodiados por Serrulla en Ver¨ªn por si se pidiesen nuevas pruebas, y expirado el plazo se decidir¨¢ qu¨¦ se hace con ellos: si se reunen con sus cr¨¢neos y se siguen conservando o (lo menos probable) si se destruyen porque nadie los reclama.
Al completar toda la anatom¨ªa del esqueleto que se supon¨ªa de mujer, el forense pudo comprobar que se trataba de un menor de sexo masculino. El ni?o ten¨ªa muelas del juicio, algo posible en per¨ªodos de mala alimentaci¨®n. Despu¨¦s, se decidi¨® comparar su perfil gen¨¦tico con registros existentes por si pudiese coincidir con el de alg¨²n menor desaparecido. En una primera prueba, cuadr¨® con el de una mujer brit¨¢nica fallecida en accidente de tr¨¢fico, pero luego se hallaron ciertas diferencias.
Si se pretendiese saber qu¨¦ pas¨® realmente en Arcoia, tendr¨ªan que ser ahora los historiadores quienes tirasen del hilo. El equipo de investigaci¨®n sobre los represaliados de la Guerra Civil dirigido por el catedr¨¢tico Lourenzo Fern¨¢ndez Prieto (Universidade de Santiago) comenz¨® a indagar la historia de estas dos v¨ªctimas en 2009. Aquel era un habitual lugar de paso de escapados. Seg¨²n algunas fuentes, existen personas en C¨¦ramo y Visu?a, el pueblo vecino, que "saben algo".
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