Una pol¨¦mica italiana para Bofill

El Pegote o El Monstruo. As¨ª han bautizado algunos ciudadanos de Salerno, ciudad portuaria de 140.000 habitantes situada al sur de N¨¢poles, al Crescent, un gigantesco edificio con forma de media luna de 50.000 metros cuadrados dise?ado por Ricardo Bofill para abrochar el lado norte del paseo mar¨ªtimo. La plataforma ciudadana Nocrescent considera la construcci¨®n "enorme, anacr¨®nica y mal integrada en el paisaje del golfo de Salerno".

El Crescent, que seg¨²n las primeras previsiones depositar¨¢ 150.000 toneladas de hormig¨®n junto al nuevo puerto de la ciudad, es solamente la guinda final a la febril renovaci¨®n urban¨ªstica emprendida desde los a?os noventa por el alcalde Vincenzo De Luca. De Luca, independiente de centro izquierda, gobern¨® la ciudad entre 1993 y 2001 y fue reelegido para un tercer mandato en 2006. En sus primeros a?os, quiz¨¢ cautivado por el influjo de la Barcelona ol¨ªmpica, recalific¨® terrenos, aprob¨® demoliciones y encarg¨® reformas y obra nueva por valor de muchos cientos de millones de euros. En 2003, el gur¨² del 92, Oriol Bohigas, intent¨® poner orden en el agitado mal de piedra del mun¨ªcipe y elabor¨® el nuevo Plan Regulador Municipal.

Hadid, Chipperfield, Nouvel y Calatrava son las estrellas del 'nuevo Salerno'

La apuesta de De Luca era ganar visibilidad nacional e internacional contratando a estrellas globales de la arquitectura. "Buena parte de su abrumadora popularidad y de su toque populista", recuerda Pierluigi Morena, presidente de la asociaci¨®n Nocrescent. "Se bas¨® desde el inicio en la contrataci¨®n de starchitects".

En su deseo de erigir la Barcelona del Tirreno, De Luca ha conformado en estos 17 a?os una lista de figuras que quita el hipo. Santiago Calatrava est¨¢ realizando el puerto de la Marina de Arechi; David Chipperfield ha dise?ado la ciudadela judicial; Jean Nouvel ha reinventado una vieja f¨¢brica de pasta y la angloiraqu¨ª Zaha Hadid ha creado la espectacular terminal mar¨ªtima, una gran ostra alargada que se situar¨¢ al lado de la pol¨¦mica herradura de Bofill.

El hist¨®rico Taller de Arquitectura creado hace m¨¢s de 40 a?os por Bofill (Barcelona, 1939) tiene a su cargo casi tres kil¨®metros del paseo mar¨ªtimo; adem¨¢s de la media luna de la pol¨¦mica -que alojar¨¢ viviendas de lujo y locales comerciales- levantar¨¢ dos plazas, dos torretas de oficinas y un hotel con forma de vela de 120 metros de altura.

El Crescent fue encargado en 2007 y ha tenido el honor de ser el primer edificio que divide a la ciudad. Las obras ya han empezado y ser¨¢n visitadas el d¨ªa 14 por el jefe del Estado, Giorgio Napolitano, quien el pasado noviembre entreg¨® al arquitecto catal¨¢n en Roma el premio cultural De Sica. El proyecto se enmarca en una actuaci¨®n urban¨ªstica que costar¨¢ en torno a 220 millones de euros.

El futuro del Crescent parece hoy m¨¢s incierto que nunca. Los opositores (www.nocrescent.it) han recogido miles de firmas y han denunciado las obras ante la Fiscal¨ªa de la Rep¨²blica. En Roma, varios diputados han presentado preguntas parlamentarias. Y la Superintendencia de Bienes Culturales de la regi¨®n de Campania emiti¨® en 2009 un informe negativo recomendando "mejorar la sostenibilidad paisaj¨ªstica" y "revisar la relaci¨®n de la ciudad con el mar" plasmada en los planos. Hijo de madre italiana, Bofill ha realizado numerosos encargos en el pa¨ªs. Tras trabajar en Florencia y en Bolonia, firm¨® en 2007 un edificio de cristal en Savona, cerca de G¨¦nova, alabado por especialistas y vecinos, y ahora ultima otro proyecto para la ciudad de N¨¢poles.

Los activistas de Salerno militan contra una forma espectacular y economicista de entender el urbanismo. "Los urbanistas posmodernos utilizan las firmas c¨¦lebres como tapadera para especular", afirman. El reciente libro La Colata, el Partido del Cemento, en el que un grupo de periodistas repasa los atentados urban¨ªsticos perpetrados a derecha e izquierda en Italia, pone como ejemplo de ecomonstruo la desmesura del Crescent: 280 metros de longitud por 28,10 metros de altura.

El movimiento ha obtenido ya el apoyo del centenario Gillo Dorfles (Decano de Historia de la Arquitectura), intelectuales locales y, curiosamente, del em¨¦rito Bohigas, que seg¨²n se dice en Salerno abandon¨® el lugar decepcionado al verificar que al gran reformador "le tira m¨¢s el hormig¨®n que las zonas verdes".