El ¨¦xito es de Obama
Hasta nueva orden el ¨¦xito solo le pertenece al presidente Obama, que ha arrastrado a israel¨ªes y palestinos -aunque con mucha mayor fuerza de tracci¨®n sobre los primeros- hasta la mesa de negociaciones, esta vez ya directas y en Washington. Y lo es como demostraci¨®n de valent¨ªa pol¨ªtica porque en noviembre habr¨¢ elecciones de medio t¨¦rmino al Congreso norteamericano , y la sabidur¨ªa convencional tiene de siempre establecido que en v¨ªsperas electorales no se hacen juegos de manos, en especial con materiales tan combustibles como el conflicto de Oriente Pr¨®ximo. Est¨¢ por ver, sin embargo, que el ¨¦xito pueda mantenerse cuando el Partido Dem¨®crata tenga que contar votos.
Y tambi¨¦n parece de obligado cumplimiento mostrar alg¨²n optimismo, bien que moderado, ante unas negociaciones muy d¨¦j¨¤ vu, de tantas veces como se ha emprendido el camino de la negociaci¨®n, en esta ocasi¨®n previsto en c¨®modos plazos de una sesi¨®n cada dos semanas, por lo mucho que se juega el presidente norteamericano en el envite.
Entre israel¨ªes y palestinos el ¨²nico pacto posible se basar¨ªa en las resoluciones de la ONU
Y no se trata de que el problema sea formalmente insoluble, o intelectualmente inescrutable. Todo el mundo conoce la ¨²nica v¨ªa que podr¨ªa conducir a un arreglo. La comunidad internacional muy mayoritariamente; la UE sin excepciones; igualmente Estados Unidos y el Cuarteto; los israel¨ªes y los palestinos, incluso los que, como Ham¨¢s y el ultrasionismo solo se resignan a la paz de la victoria, todos saben que el ¨²nico pacto posible se basar¨ªa en las resoluciones de la ONU; las que piden la retirada israel¨ª del 22% de Palestina que el Estado sionista no ha querido anexionarse -Cisjordania- y Jerusal¨¦n oriental con los santos lugares del islam -que s¨ª ha querido- m¨¢s alg¨²n tipo de arreglo para los cuatro o m¨¢s millones de refugiados palestinos. Todo ello constituye el vivo retrato de la posici¨®n de la Autoridad Palestina (AP), que preside Mahmud Abbas, y dista una formidable pirueta de lo que viene sosteniendo p¨²blicamente el primer ministro israel¨ª, Benjam¨ªn Netanyahu.
La Autoridad Palestina admite, por a?adidura, que esas resoluciones sean modificadas por afeites de territorio libremente acordados, con el objeto de que Israel pueda retener parte de lo colonizado, canjeando lo que abandone por parcelas de territorio de extensi¨®n semejante en el interior de las fronteras oficiales del Estado. Y para creer que ahora la negociaci¨®n va en serio el Gobierno israel¨ª deber¨ªa proclamar ya la paralizaci¨®n absoluta de la colonizaci¨®n -sin las triqui?uelas habituales como permitir el "crecimiento natural" de los asentamientos- y no solo prolongar la moratoria que aprob¨® Netanyahu hace 10 meses y expira el pr¨®ximo d¨ªa 26, que solo ha hecho que la implantaci¨®n avanzara a menor ritmo. Obama sabe que sin esa concesi¨®n las negociaciones no har¨ªa falta ni que comenzaran, con lo que cabr¨ªa pensar que tiene garant¨ªas del buen comportamiento israel¨ª. La AP, por otro lado, podr¨ªa tambi¨¦n reforzar sus posiciones diplom¨¢ticas reiterando su conformidad con la declaraci¨®n de la Liga ?rabe emitida en Beirut, marzo de 2002, en la que se ofrec¨ªa el establecimiento de relaciones diplom¨¢ticas plenas de sus 22 miembros con Israel a cambio de la retirada total de los territorios ocupados en 1967, m¨¢s una soluci¨®n, sin duda a¨²n por definir, del problema de los refugiados.
Las contradicciones entre el Likud -derecha profesional- del primer ministro e Israel Beiteinu -ultraderecha que pretende expulsar a los palestinos de nacionalidad israel¨ª para judaizar todo el pa¨ªs- son tales que no habr¨ªa que descartar la ca¨ªda de la coalici¨®n con la convocatoria de nuevas elecciones, lo que solo servir¨ªa a los intereses del nacionalismo extremo israel¨ª y del movimiento terrorista de Ham¨¢s, porque paralizar¨ªa todo el proceso negociador durante meses. Y menos que a nadie a los de Obama, que ver¨ªa peligrar el plazo de un a?o que ha dado a los ex beligerantes para que frag¨¹en un acuerdo. Y la conocida teor¨ªa de que de las elecciones pudiera salir un Gobierno israel¨ª mejor dispuesto a negociar que el actual, juega con demasiadas variables como para darle cr¨¦dito.
?Es capaz Netanyahu de ofrecer algo que pueda aceptar Abbas sin echarse encima no ya a los terroristas, sino a su propia gente? A juzgar por el r¨¦cord de ambos, dif¨ªcilmente. ?Tiene reservas de poder Obama para forzar a la coalici¨®n israel¨ª a hacer lo que no quiere? Dudoso. Pero no tiene m¨¦rito encastillarse en el pesimismo. Quieran Jehov¨¢ y Mahoma -con una manita del Dios del presidente norteamericano- dejar mal a los que solo juzgan con un supremo af¨¢n de realismo.
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