Cavendish, por fin
El brit¨¢nico, en un 'd¨ªa Tour', consigue ganar un 'sprint' en la Vuelta al cuarto intento
Hay muchos que se r¨ªen de la memoria gen¨¦tica, de la tendencia de las c¨¦lulas a volver a ser lo que fueron contra todo intento de la voluntad de modificarlas. Se r¨ªen sobre todo los nutricionistas cuando el gordo de turno se disculpa por su barriga con el argumento de que ha nacido para tenerla y, por mucho que se esfuerce, siempre vuelve en cuanto baja la guardia. No se r¨ªen unos cuantos, cient¨ªficos incluso y tambi¨¦n deportistas, como Freire, que, llegada la segunda semana de septiembre, cuando el Mundial, all¨ª, cada d¨ªa m¨¢s cerca, empieza a gui?arle los ojos, siente c¨®mo algo se le remueve en los m¨²sculos, en los pulmones; c¨®mo el cuerpo, cansado y ap¨¢tico hasta hac¨ªa nada, recupera la fuerza, la voluntad, el ¨¢nimo. Lo not¨® Freire con una agradable sensaci¨®n de v¨¦rtigo, a pulm¨®n libre, el mi¨¦rcoles en la ascensi¨®n a Pal, que efectu¨® sin apenas perder tiempo con los escaladores. Lleg¨® con la boca cerrada y fresco como una rosa. "Estoy bien", dijo al equipo. Eso es ya mucho.
"Vi la arenilla en el suelo y...", dijo Freire; "no puedo arriesgarme tan cerca del Mundial"
Tambi¨¦n les dijo ayer a sus compa?eros, en el autob¨²s, que ya estaba para entrar con ganas en un sprint y all¨ª se meti¨®, solo contra todos, como siempre, con ganas y decisi¨®n que se evaporaron llegado el momento clave, una cerrada curva alfombrada de arenilla a 200 metros de la meta. "Vi la arenilla en el suelo y c¨®mo se la jugaban los del Columbia y decid¨ª que eso no era lo m¨ªo", dijo Freire; "no puedo arriesgarme a una ca¨ªda tan cerca del Mundial". S¨ª que se arriesgaron Goss y Cavendish a orillas del Segre, los dos equilibristas del Columbia, que lo hicieron tan bien que salieron de la curva con dos bicicletas de ventaja sobre el pelot¨®n. Lo tuvieron tan claro que Goss, el lanzador, debi¨® echar mano a los frenos para no ganar y fastidiar la primera victoria de su jefe, el Cavendish multiganador en el Tour y el Giro, en la Vuelta de su debut. Pese a lo que digan las apariencias, le cost¨® conseguirla. Le lleg¨® en su cuarto intento, despu¨¦s de haber sufrido dolorosas derrotas a pies del desconocido Hutarovich, quien no ha vuelto a su nivel marbell¨ª; del ambicioso Farrar, que ayer mordi¨® el polvo; del veterano Petacchi, quien abandon¨® hace unos d¨ªas despu¨¦s de destrozar el culotte en una ca¨ªda.
Fue el final veloz de la veloz etapa, descenso libre a 43 kil¨®metros por hora, que llev¨® a la Vuelta de la nieve al r¨ªo, una etapa que tom¨® hechuras de Tour en los ¨²ltimos kil¨®metros -nervios, codazos, cunetas, pelot¨®n estirado; la orden de todos delante, todos delante, apremiando a los corredores por el pinganillo, y ciertas locuras acrob¨¢ticas como las que derroch¨®, a 10 kil¨®metros de la meta, el mismo Cavendish- y en la que Gorka Gerrikagoitia, el director que gu¨ªa a Igor Anton hacia la victoria, mostr¨® su maestr¨ªa, su temple al volante y sus relaciones con otros directores, bagaje adquirido durante muchas jornadas en las cl¨¢sicas del Norte. Su equipo, el Euskaltel, apenas debi¨® trabajar ayer, uno de los d¨ªas que m¨¢s teme. "Las etapas de monta?a son las m¨¢s f¨¢ciles de controlar", dijo; "y cuanto m¨¢s duras mejor para Anton. Pero las llanas... Pino ha intentado camino de Lleida que entr¨¢ramos al trapo metiendo en la fuga a David Garc¨ªa, a cinco minutos en la general. Pero lo ¨²nico que ha hecho es gastar. Yo he hablado con Peeters, del Quick-Step, que me deb¨ªa un favor, y ellos y el Garmin han entrado a controlar. Y nosotros, tranquilos...".
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