El subsuelo de la realidad
Desde que public¨® Playa sola en 1946, los libros de Alberto Girri (Buenos Aires, 1919-1991) fueron sucedi¨¦ndose con una regularidad y una frecuencia que contrastan con el recogimiento de su figura exterior, correspondiente a alguien que parece no tener biograf¨ªa. En selva de inquietudes es una antolog¨ªa que re¨²ne poemas de veintitantos t¨ªtulos, en los que sorprende la continuidad de un estilo alejado del neoclasicismo elegiaco, del martinfierrismo y de las derivas de la vanguardia possimbolista francesa que afectaron a muchos de sus coet¨¢neos. Su laconismo metaf¨®rico y su austeridad, casi sequedad, verbal, caracterizan una poes¨ªa reflexiva, empe?ada en escrutar lo inescrutable una vez y otra, en asaltos repetidos, con un lenguaje cuya entonaci¨®n ensay¨ªstica no cede a los adornos y floreos de la forma.
En selva de inquietudes (Antolog¨ªa po¨¦tica)
Alberto Girri
Edici¨®n de Jos¨¦ Mu?oz Millanes
Pre-Textos. Valencia, 2010
55 + 320 p¨¢ginas. 18 euros
Explica Mu?oz Millanes en su enjundiosa introducci¨®n que la poes¨ªa de Girri se dispone como un mon¨®logo, y es eminentemente intransitiva: cada composici¨®n ser¨ªa un fragmento de un poema ¨²nico constituido a modo de soliloquio que se abandona aqu¨ª y se retoma all¨¢, en "infinitas variantes en la reiteraci¨®n de lo mismo" (son palabras del autor), igual que una fuga barroca. Y, sin embargo, esta poes¨ªa pesimista y falta de entusiasmo, pero pose¨ªda por una voluntad inclemente de conocer, consta de poemas aut¨®nomos que valen por s¨ª mismos, aunque solo fuera porque son artefactos alentados por la melancol¨ªa, la ¨²nica afecci¨®n del esp¨ªritu que, seg¨²n escribiera Benjamin y se recuerda en el pr¨®logo, se adhiere tanto como el amor a los objetos a que se aplica.
En el poema que dio t¨ªtulo a su primer libro, Girri ya hab¨ªa hecho un corte de mangas a las ilusiones embaucadoras: "Vivo execrando la esperanza". Poco despu¨¦s, en 'El enga?ado' (El tiempo que destruye, 1950), el poeta invierte el t¨®pico del amor como fusi¨®n de contrarios, uno de los grandes universales desde el stilnovismo al menos: el amante que, vencidos los obst¨¢culos, se abalanza con apremio hacia ese otro cuerpo en persecuci¨®n del absoluto, se percata al fin de que "salir de s¨ª mismo / para verse vivir en otro rostro / no es comuni¨®n, es desuni¨®n, / es abandonar en mezcla ins¨ªpida / lo distinto que persiste en cada cual. / Y al terminar la pugna, / devorada ya la imitaci¨®n que busca, / vuelve a estar en el sitio de partida, / y solo".
La escritura de En selva de inquietudes es exigente y enjuta, musicalmente ¨¢spera. Una palabra desnuda y un discurso asc¨¦tico se vuelcan en una tarea de esclarecimiento, cuya lucidez negativa no se resuelve en estertores pat¨¦ticos ni en signos del abatimiento. La emoci¨®n de la lectura no procede de la belleza de las formas, sino de la contemplaci¨®n de un pensamiento que avanza trabajosamente, por el subsuelo de la realidad.
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