El buen ojo del pr¨ªncipe Carlos
El pr¨ªncipe Carlos de Inglaterra solicit¨® en 2007 un pr¨¦stamo
de 24 millones de euros. Lo hizo a trav¨¦s de la Prince's Charities Foundation, una entidad que se dedica a causas filantr¨®picas, para utilizar esa suma en la compra de la Dumfries House, una mansi¨®n del siglo XVIII situada en Ayrshire, Escocia. ?Qu¨¦ causa "caritativa" hab¨ªa detr¨¢s de esta iniciativa? Por lo menos dos. La primera, evitar que aquella antigua y noble construcci¨®n pasara
a manos de alg¨²n millonario extranjero ansioso de colarse en
el c¨ªrculo cerrado de la aristocracia brit¨¢nica. La segunda, impedir que
los muebles que atesora la mansi¨®n fueran vendidos en una subasta. Nobles causas, sin duda: gracias al pr¨ªncipe, ning¨²n oligarca ruso (por ejemplo) llegar¨ªa nunca a manchar con sus modales plebeyos
el aura de la mansi¨®n,
ni tampoco se perder¨ªan en manos ajenas sus muebles, que en su d¨ªa fueron hechos por un ebanista cl¨¢sico: Thomas Chippendale.
La mansi¨®n cost¨® en total 51,6 millones de euros. En el precio estaban incluidos
los terrenos de los alrededores. Y ah¨ª pensaba el pr¨ªncipe construir una colonia ejemplar de 770 viviendas que respondiera a sus ideas est¨¦ticas: estilo tradicional m¨¢s respeto al medio ambiente.
Ya lo hizo antes en el condado ingl¨¦s de Dorset y, aunque el objetivo era hacer negocio como en toda inversi¨®n inmobiliaria, justo es reconocer que el pr¨ªncipe Carlos procura adem¨¢s llevar la felicidad a quienes disfrutan de sus proyectos: los salva de los excesos y los horrores de la arquitectura moderna.
No le salieron bien las cosas. Cont¨® con que los terrenos se revalorizar¨ªan en cuanto obtuviera la licencia para la edificaci¨®n, pero con la crisis ahora cuestan 12 millones de euros menos. El pr¨ªncipe iluminado que batalla contra las vanguardias tiene, pues, un inmenso agujero en sus finanzas. Los fondos que maneja Carlos proceden del ducado de Cornualles y, mientras cumpla con sus obligaciones fiscales, no hay mucho que objetar a su manera de gastarse los cuartos (siempre que no sea en provecho propio: de ah¨ª
las actividades ben¨¦ficas). Su cruzada est¨¦tica, sin embargo, le ha jugado una mala pasada y ha conseguido que
ya no solo se le cuestione por su mal gusto, sino
por la lamentable gesti¨®n de
sus recursos.
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