Todos locos por un solo loco
Lo demencial es la desproporci¨®n entre la insignificancia planetaria del pastor y la reacci¨®n de los l¨ªderes m¨¢s poderosos del mundo - La vulnerabilidad es la clave
Un periodista del Independent de Londres le pregunt¨® al pastor Terry Jones en su despacho anteayer si estaba loco. La respuesta del l¨ªder de la iglesia pentecostal Dove Outreach Center (congregaci¨®n: 50 fieles) fue -para un hombre que se hab¨ªa propuesto hoy, 11 de septiembre, hacer una quema p¨²blica de ejemplares del Cor¨¢n - sorprendentemente medida. "No creo que est¨¦ loco", dijo.
Tampoco se supone que creen que lo son el presidente, el secretario de Defensa y la secretaria de Estado de Estados Unidos; ni el general que comanda las fuerzas de la OTAN en Afganist¨¢n; ni los jefes de la Uni¨®n Europea, de Interpol, del Ministerio de Exteriores espa?ol; ni el Papa; ni tampoco los presidentes de Afganist¨¢n o Indonesia, ni el primer ministro de Irak, por mencionar unos pocos de los que se han vistos obligados a condenar la incendiaria propuesta del susodicho Jones.
La historia no habr¨ªa llegado tan lejos sin el aviso del general Petraeus
La Constituci¨®n de EE UU permite hacer y decir cosas insensatas
"El ¨¦xito del pastor da luz verde a todo tipo de tontos", dice un experto
Varios medios anunciaron que no mostrar¨ªan la quema de coranes
Pero lo que es demencial a primera vista -y a la segunda tambi¨¦n-, es la desproporci¨®n entre la insignificancia planetaria del pastor Jones y la reacci¨®n, transmitida a todos los rincones de la Tierra por los medios, de muchos de los personajes m¨¢s poderosos del mundo. Como tambi¨¦n lo es, aunque de manera m¨¢s previsible, la respuesta de las maleables masas del islamismo radical en Afganist¨¢n (los musulmanes de a pie de Marruecos y Argelia, por ejemplo, han mantenido las distancias) que ayer salieron a la calle a manifestarse contra el Satan¨¢s americano, provocando disturbios y al menos una muerte.
Ardi¨® una hoguera sin que Jones quemara un libro.
?C¨®mo se explica? ?Qu¨¦ elementos combustibles se tuvieron que juntar para que el Babel planetario explotara?
Uno ser¨ªa el extremismo religioso que abunda entre los cristianos de Estados Unidos y en el mundo musulm¨¢n; dos, el miedo, tambi¨¦n extremo, que los terroristas islamistas provocan en Occidente desde el ataque a Nueva York hace exactamente nueve a?os; tres, la oportunidad que la Constituci¨®n de los Estados Unidos concede a todo ciudadano de decir y hacer cosas que atentan contra el sentido -y el bien- com¨²n; y cuatro, la competitividad feroz y el instinto sensacionalista de los medios de comunicaci¨®n, que no hubieran llegado tan lejos con esta historia si no fuese por la inestimable ayuda a principios de esta semana del general David Petraeus, que tom¨® el mando en julio de las fuerzas de la OTAN en Afganist¨¢n.
Si Petraeus no hubiera hecho la conexi¨®n el lunes entre los planes cor¨¢nicos del pastor Jones y m¨¢s muertes de soldados estadounidenses es posible que ni Obama, ni Hillary Clinton, ni Robert Gates (el secretario de Defensa, que llam¨® personalmente a Jones para convencerle de que cambiara de plan) hubieran entrado en juego; es posible tambi¨¦n que el gesto del pastor hubiera quedado en el relativo olvido en un pa¨ªs en el que estramb¨®ticas iniciativas de este tipo son bastante habituales.
Si Obama y su alto mando reaccionaron de manera algo precipitada al fen¨®meno Jones habr¨¢ sido en parte porque saben que hay muchos m¨¢s potenciales Jones sueltos por ah¨ª. No s¨®lo debido al hambre de publicidad, el frenes¨ª por salir en televisi¨®n, que posee a tantos de sus ciudadanos, sino tambi¨¦n por lo difundidas que son algunas creencias religiosas llevadas desde Europa en el siglo XVII que hoy la mayor parte de los europeos han abandonado. Una encuesta hecha nacionalmente en Estados Unidos en 2007 revel¨® que m¨¢s estadounidenses cre¨ªan en la existencia f¨ªsica del infierno, el de llamas y eterno sufrimiento (62%), que en la teor¨ªa de la evoluci¨®n de Darwin (42%). El 79% cree en milagros y el 31% que las brujas, como las de los cuentos de los hermanos Grimm, existen.
En ese contexto, no es del todo sorprendente que el pastor Jones est¨¦ convencido, como no deja de recordarnos, que "el islam es el diablo". ?Por qu¨¦ le permiten que nos lo recuerde? ?Por qu¨¦ el secretario Gates le tiene que llamar por tel¨¦fono para apelar a su raz¨®n en vez de mandar a la polic¨ªa a que lo detengan?
Porque en Estados Unidos a veces el legalismo vence al sentido com¨²n. En Espa?a o en Reino Unido, como en otros pa¨ªses europeos, existen leyes contra aquellos que inflaman el odio religioso o racial. Si se le ocurriese a un pastor Jones ingl¨¦s o un pastor P¨¦rez en Espa?a hacer una hoguera p¨²blica de coranes, especialmente en una fecha tan emotiva como el 11 de septiembre, la polic¨ªa le advertir¨ªa de que si lo intentaba lo meter¨ªan en la c¨¢rcel. Con lo cual es razonable pensar que los l¨ªderes gubernamentales del mundo musulm¨¢n, y quiz¨¢ hasta los imanes m¨¢s radicales, se dar¨ªan por satisfechos. En Estados Unidos la primera enmienda a la Constituci¨®n, la que permite libertad de expresi¨®n y de religi¨®n, se considera sagrada, intocable en cualquier circunstancia por cualquier poder. Incluso en las condiciones de guerra que muchos americanos creen estar viviendo contra el islamismo radical, cuyo impacto, cuyo ¨¦xito, se ve precisamente en la reacci¨®n de Washington a los acontecimientos en Gainsville.
Si Jones se hubiera propuesto quemar biblias, o libros de zen o budismo, se podr¨ªa haber armado un esc¨¢ndalo a nivel local, pero no a nivel nacional o internacional. Porque a nadie se le hubiera ocurrido que exist¨ªa el riesgo de represalias terroristas o del reclutamiento masivo de j¨®venes cristianos o budistas dispuestos a inmolarse con bombas atadas a la cintura en trenes o aviones o edificios en pa¨ªses musulmanes. En cambio, el secretario general de Interpol, Ronald Noble, lleg¨® a afirmar esta semana que "si la quema del Cor¨¢n sigue adelante tendr¨¢ tr¨¢gicas consecuencias, incluso la vida de muchos inocentes".
Un experto del Gobierno brit¨¢nico en la lucha antiterrorista consultado por EL PA?S opin¨® ayer que es verdad que incidentes de este tipo, si se llevasen a cabo, contribuir¨ªan a la causa del islamismo radical. "Pero en s¨ª", aclar¨®, "este caso no es para tanto. La reacci¨®n ha sido muy exagerada. Sin embargo, lo que demuestra es la volatilidad del mundo en el que vivimos y la percepci¨®n de vulnerabilidad que hay, incluso en las m¨¢s altas esferas de poder, en el mundo occidental".
Otro experto consultado ayer, un ex miembro de los servicios de inteligencia de un pa¨ªs europeo con amplia experiencia en Afganist¨¢n y el mundo ¨¢rabe, s¨®lo pudo re¨ªrse -no sin un atisbo de exasperaci¨®n- ante la locura en que, seg¨²n ¨¦l, hab¨ªa ca¨ªdo el mundo. "Esto da luz verde a todo tipo de tontos en Estados Unidos", dijo, "para que salgan en la televisi¨®n quemando m¨¢s coranes, o at¨¢ndose a ¨¢rboles para clamar contra el Profeta, o cortarse las venas o qu¨¦ s¨¦ yo qu¨¦ imbecilidad. Espere: ya ver¨¢ c¨®mo se desata una racha de este tipo de actos tras el ¨¦xito que ha tenido este absurdo y vanidoso pastor".
La soluci¨®n, dijo, es que los periodistas no les presten tanta atenci¨®n a estos personajes. Algo de raz¨®n parece tener. Jones, que dice haber recibido m¨¢s de 150 solicitudes de entrevista en los ¨²ltimos dos meses, ha sido el tema n¨²mero uno en los telediarios de cable de Estados Unidos toda esta semana. Como observ¨®, ir¨®nico, el secretario de prensa del presidente Obama el jueves, "m¨¢s gente acude a sus ruedas de prensa que a sus sermones". Un reportaje publicado en The New York Times ayer dio un resumen cronol¨®gico de la evoluci¨®n de la historia.
Se cre¨® un cierto alboroto a nivel local, en Gainsville, el oto?o pasado cuando tres o cuatro hijos de fieles de la iglesia de Jones aparecieron el colegio luciendo camisetas con mensajes antiisl¨¢micos. Lo mismo cuando Jones anunci¨® su plan a principios de julio de quemar coranes. Pero de ah¨ª vol¨® a Yahoo y a fines de julio Jones fue entrevistado por la CNN. Se cre¨® un cierto runr¨²n en Estados Unidos, alimentado por la pol¨¦mica y miedo que el factor islam no deja de provocar, pero no fue hasta la intervenci¨®n del general Petraeus el lunes pasado cuando se desat¨® la estampida en los medios, incitando a su vez a Obama, la Uni¨®n Europea, el Vaticano, etc¨¦tera, a entrar al trapo.
The New York Times cit¨® a un presentador de telediarios de la cadena de televisi¨®n ABC que escribi¨® en Twitter: "Estoy en los medios, pero creo que los medios han dado vida a esta quema en Florida... y eso fue imprudente". Como reconociendo su imprudencia, varios importantes medios estadounidenses -la CNN, Fox News, AP, el propio The New York Times- han declarado que en el caso de que Jones siga adelante hoy con su plan, no mostrar¨¢n las im¨¢genes.
Pero la historia del pastor que cree que no est¨¢ loco s¨ª la seguir¨¢n contando. Es demasiado tarde para frenarla. Las cosas han llegado a tal paso que se ha convertido en una noticia de indudable curiosidad general. Insultar s¨ªmbolos cristianos en Kabul, Islamabad, Riad o Teher¨¢n, en cambio, dej¨® de ser noticia hace a?os.
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