El s¨ªndrome YouTube
La popularidad es un bien escaso. Lograrla no est¨¢ al alcance de cualquiera. Hasta que lleg¨® YouTube. El popular sitio de v¨ªdeos de Google se ha convertido en el term¨®metro del favor popular. As¨ª que la mir¨ªada de frikis -oficiales y espont¨¢neos- que aspira a su minuto de gloria lo tiene mucho m¨¢s f¨¢cil si logra colocarse en el hit parade de YouTube El resto del trabajo lo hacen, gratis y entregados, los medios convencionales que, para alimentar de visitas sus web, no dudan en enlazar las im¨¢genes, retroalimentando el fen¨®meno.
El caso del histri¨®nico predicador Terry Jones no es sino la ¨²ltima demostraci¨®n de que Internet, casi siempre para bien pero tambi¨¦n para mal, ha democratizado la popularidad. Ya no es preciso quemarse a lo bonzo, declararse en huelga de hambre o participar en un reality . Basta elegir el momento adecuado y saber jugar con los medios. En el caso de Jones, lo ten¨ªa sencillo. La pol¨¦mica por el proyecto de construir una mezquita en la zona cero, justo en el aniversario del 11-S, le sirvi¨® para lanzar su mensaje literalmente incendiario: la quema del Cor¨¢n para exorcizar el diablo isl¨¢mico.
Pero su caso posee una peculiaridad. El pistoletazo de salida que le lanza a la gloria medi¨¢tica no lo ha dado ning¨²n periodista oportunista. Ha sido la propia Administraci¨®n estadounidense. Solo cuando el m¨¢ximo responsable de las tropas en Afganist¨¢n, David Petraeus, alert¨® de que Jones hab¨ªa anunciado la quema diaria de un Cor¨¢n, los grandes medios se pusieron a escarbar en YouTube y a colgar en sus webs la provocaci¨®n. La Casa Blanca, la secretaria de Estado, Hillary Clinton, la OTAN, el Vaticano y el Gobierno espa?ol, entre otros muchos, hicieron de altavoz, rescatando a Jones de la cueva de su secta estrafalaria y elev¨¢ndolo a los altares de la diplomacia internacional. "En la era de Internet algo as¨ª puede causar un profundo da?o", lleg¨® a decir Obama por si hab¨ªa alg¨²n despistado que no hubiera visto las im¨¢genes del religioso provocador. Con voceros tan prestigiosos, no tard¨® colocarse el v¨ªdeo del pastor fan¨¢tico eBn la categor¨ªa de Lo m¨¢s visto y saltar a las portadas de papel.
El punto de cordura en este peculiar juego medi¨¢tico en el que los pol¨ªticos otorgan a los locos o a los oportunistas los titulares lo puso la agencia Associated Press al anunciar que no distribuir¨ªa las im¨¢genes de la quema de libros porque no cubre acontecimientos "fabricados gratuitamente para provocar y ofender".
Jones no es el inventor del g¨¦nero. Tiene antecesores recientes como el ni?o del globo que nunca se subi¨® a ninguno pero que tuvo en vilo a EE UU gracias a la pericia de su padre, Richard Heene, que invent¨® la historia de que su hijo vagaba en el aerost¨¢tico cuando en realidad estaba escondido en el desv¨¢n para hacer posible la farsa.
Mucho m¨¢s profesionalmente, el presidente de Ryanair, Michael O'Leary, ocupa las portadas de los diarios cada vez que cacarea una ocurrencia con el ¨²nico prop¨®sito de hacerse notar, como viajar de pie en los aviones, pagar por usar el servicio o prescindir del copiloto. La ¨²ltima: que el cambio clim¨¢tico "es un mont¨®n de mierda".
Un aventajado antecesor de Jones es Oliviero Toscani, el fot¨®grafo que busc¨® siempre la pol¨¦mica en sus campa?as para la marca de ropa Benetton, utilizando motivos como un preso del corredor de la muerte, un moribundo del sida o un cura besando a una monja. O el c¨®mico Leo Bassi que ha hecho de la parodia religiosa grosera -sobre todo de la Iglesia cat¨®lica- su cartel de presentaci¨®n.
Pero el frikismo tambi¨¦n tiene sus riesgos. Que se lo digan si no a la UGT, cuyos v¨ªdeos con Chuiquilicuatre como estrella no parecen ser el mejor reclamo para llamar a la huelga general.
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