C¨¦sar, h¨¦roe inesperado

Nadie lo hubiese pensado cuando lleg¨® a Mestalla, en enero de 2009. Una carrera ya cuesta abajo a los 37 a?os, con un paso in¨¦dito por el Tottenham tras un descenso traum¨¢tico con el Zaragoza. Llegaba a cubrir un hueco, se supon¨ªa, tras la lesi¨®n del titular Renan, y le esperaba una plaza en el banquillo para temporada siguiente, la del flamante fichaje de Moy¨¤, del Mallorca, degradado ahora a la condici¨®n de tercer portero por detr¨¢s del joven Guaita. Y, sin embargo, C¨¦sar ha crecido tanto en estos dos ¨²ltimos a?os que se permite regalar victorias con un liderazgo indiscutible desde la porter¨ªa. Desde all¨ª, con un recital t¨¦cnico de paradas, fren¨® a un Racing notable en el primer tiempo, ambicioso y persistente, con un f¨²tbol el¨¦ctrico y refinado, hasta que empez¨® a declinar en la segunda parte.

El conjunto c¨¢ntabro se apropi¨® del campo cuando Banega sufri¨® un esguince de tobillo

El Valencia se recompuso tras el descanso. La calidad de Vicente y Mata se fue imponiendo al tiempo que Aduriz gan¨® casi todas las acciones a los centrales racinguistas: hubiese firmado un estreno memorable en Mestalla de haber afinado la punter¨ªa. Sin Silva ni Villa, el equipo de Emery ofrece matices muy diferentes: es m¨¢s directo, s¨ª, aprovechando que Aduriz lo pesca todo en el juego a¨¦reo, pero tambi¨¦n se intuye m¨¢s solidario: trabajan todos a destajo, hasta Miguel y Joaqu¨ªn sudaron la gota gorda.

Valiente el Racing de Miguel ?ngel Portugal, sin ning¨²n complejo de inferioridad en Mestalla, a por el partido desde el primer minuto. Tratando de hacer valer la corpulencia y la agresividad de Rosenberg en la punta de ataque, complementada por la velocidad desde la segunda l¨ªnea de Munitis, Kennedy y Arana. Sorprendente Kennedy, una bala por el extremo derecho, hurgando en la debilidad defensiva de Jordi Alba, lateral izquierdo postizo. El Racing presion¨® en las mismas barbas de la zaga valencianista y se apropi¨® completamente del centro del campo cuando Banega, con un esguince de tobillo, hubo de abandonar el campo. Diop cort¨® y reparti¨® juego como naturalidad y las sacudidas c¨¢ntabras se sucedieron ante C¨¦sar. Unas veces le falt¨® finura, sobre todo a Munitis, y en otras se choc¨® con la agilidad impagable de C¨¦sar.

El Valencia empez¨® s¨®lido, pero se deshilach¨® cuando Banega, tard¨ªamente descubierto por Argentina, se torci¨® el tobillo izquierdo. Su sustituto, Tino Costa, entr¨® fr¨ªo y se le apreci¨® un ritmo inferior al de sus compa?eros, en el l¨®gico periodo de adaptaci¨®n para este mediocentro zurdo argentino procedente de la Liga francesa (Montpellier). Mejor¨® mucho en la segunda parte y el Valencia lo agradeci¨®. Tiene pase y recorrido para cubrir decentemente la baja de Banega.

Aunque fuera a trompicones, el conjunto de Emery siempre dio se?ales de peligro. Es lo bueno de contar con gente como Joaqu¨ªn, Mata, Vicente y Aduriz, que sacan petr¨®leo a la menor oportunidad. Especialmente si Mata, como sucedi¨® al final de la primera parte, enrosca dos maravillosos centros a pie cambiado, con la izquierda desde la orilla derecha. En el primero dej¨® solo a Aduriz, que dispar¨® mordido. Y en el segundo habilit¨® a la cabeza de Maduro, listo para picar a gol.

El Valencia se march¨® al descanso con la sensaci¨®n de haber sido inferior en todo menos en el resultado. El Racing adelant¨® 20 metros su defensa, ya en la medular, e increment¨® el ataque. Solo una vez m¨¢s ante C¨¦sar, Rosenberg dispar¨® al mu?eco, excepcional una vez m¨¢s el portero al aguantar de pie la embestida del delantero.

Dos zurdos de post¨ªn, Mata y Vicente, levantaron al Valencia de la lona. Empezaron a combinar por la izquierda y la defensa racinguista sucumbi¨® a sus encantos. A la fiesta se uni¨® otro zocato, Tino Costa, m¨¢s feliz a medida que su cuerpo se acomodaba al encuentro. Solo la falta de punter¨ªa de Aduriz evit¨® abrir la brecha.

Portugal reaccion¨® con la entrada de Tziolis y Ariel. Este ¨²ltimo envi¨® una preciosa chilena por encima del larguero. Chori Dom¨ªnguez fue la elecci¨®n de Emery para mantener la intensidad. El partido fue intenso hasta el final, de orilla a orilla, con Albelda manteniendo la tensi¨®n hasta el ¨²ltimo suspiro. Y con "C¨¦sar, C¨¦sar, C¨¦sar", celebrado por la grada como el h¨¦roe inesperado.