Debemos hacer frente ya a la crisis laboral
La crisis financiera mundial ha acarreado muchos costes para la econom¨ªa mundial, ninguno m¨¢s penoso que el impacto en las decenas de millones de trabajadores que quedaron sin empleo. Alrededor de 210 millones de personas se encuentran en esa situaci¨®n, el nivel de desempleo oficial m¨¢s alto de la historia. Las cicatrices de esta aflicci¨®n laboral tardar¨¢n mucho en desaparecer.
Tres cuartas partes del aumento del desempleo ocurri¨® en las econom¨ªas avanzadas, y el resto en los mercados emergentes. En los pa¨ªses en desarrollo creci¨® la econom¨ªa sumergida, con la consecuencia de que alrededor de 1.200 millones de personas a¨²n no pueden ganar lo suficiente como para mantenerse, junto con sus familias, por encima del nivel de la pobreza. La crisis laboral golpe¨® con especial dureza a los j¨®venes, cuya tasa de desempleo es muy superior a la de la poblaci¨®n de m¨¢s edad. Las recesiones pasadas nos ense?an que el coste para toda persona que se queda sin empleo puede ser una p¨¦rdida persistente de ingresos, una esperanza de vida m¨¢s corta y un nivel educativo m¨¢s bajo para sus hijos.
Asimismo, hay otro impacto fundamental: el desempleo probablemente influir¨¢ en las actitudes, agudizando las tensiones y erosionando la cohesi¨®n social, un coste que recae en la sociedad entera.
?Qu¨¦ hacer frente a esta crisis? El Gobierno de Noruega, el FMI y la OIT organizan una importante conferencia que se celebra ma?ana en Oslo, y que consiste en promover la reflexi¨®n sobre las pol¨ªticas capaces de amortiguar mejor los costes humanos del desempleo y generar un crecimiento vigoroso, sostenible y equilibrado.
No hay soluciones f¨¢ciles. Pero podemos aprender de las lecciones del pasado y de las pr¨¢cticas ¨®ptimas del presente, como lo ilustra el Pacto Mundial para el Empleo de la OIT, que recibi¨® el respaldo del Grupo de los Veinte (G-20, que re¨²ne a pa¨ªses avanzados y pa¨ªses emergentes) y de otras organizaciones.
La experiencia muestra que la respuesta de las pol¨ªticas gira en torno a tres elementos fundamentales.
Primero, la recuperaci¨®n de la demanda agregada es la mejor cura para el desempleo. Durante la crisis, muchos pa¨ªses se apresuraron a recortar los tipos de inter¨¦s y proporcionar est¨ªmulo fiscal. Estas medidas, que se destacaron por su coherencia y armonizaci¨®n a escala internacional, contribuyeron a impedir que la recesi¨®n se transformara en una depresi¨®n, y a que se perdieran a¨²n m¨¢s empleos. Ahora, incluso en un momento en que muchas econom¨ªas avanzadas se enfrentan a la necesidad de estabilizar o reducir niveles muy elevados de endeudamiento p¨²blico, es vital que lo hagan de una manera que sea justa, que est¨¦ adaptada a las circunstancias de cada pa¨ªs y que no perjudique el crecimiento ni el empleo.
Segundo, hay programas focalizados que pueden ponerse en marcha para ayudar a quienes buscan empleo y aliviar las penurias en los mercados de trabajo. Algunos Gobiernos ampliaron los servicios de colocaci¨®n laboral y los programas de perfeccionamiento profesional y b¨²squeda de empleo. Otros implementaron pol¨ªticas que permiten a las empresas retener personal y recortar al mismo tiempo los salarios y las horas de trabajo, distribuyendo as¨ª con m¨¢s uniformidad la carga que representa la desaceleraci¨®n. Otro de los pasos que pueden dar los Gobiernos es prorrogar las prestaciones por desempleo y vincularlas a una capacitaci¨®n y una b¨²squeda ininterrumpida de trabajo.
Y tercero, hay maneras de acelerar la recuperaci¨®n del empleo. En particular, se pueden focalizar los subsidios en los grupos m¨¢s vulnerables a la desocupaci¨®n, como los j¨®venes y las personas que llevan mucho tiempo desempleadas. Algunos pa¨ªses de mercados emergentes como China, India, Brasil y Sud¨¢frica est¨¢n tendiendo bases de protecci¨®n social para reducir la pobreza, mejorar el poder adquisitivo y estimular as¨ª la creaci¨®n de puestos de trabajo.
Estos elementos representan una combinaci¨®n de pol¨ªticas que ya ha sido utilizada y que continuar¨¢ utiliz¨¢ndose, con un ¨¦nfasis diferente en cada pa¨ªs. Pero con 45 millones de personas que se suman a la fuerza laboral mundial a?o tras a?o, los problemas exacerbados por la crisis no desaparecer¨¢n sin un esfuerzo m¨¢s focalizado y sostenido. Esa es la raz¨®n por la cual nos reunimos en Oslo.
Las razones econ¨®micas est¨¢n claras, pero lo acontecido la ¨²ltima vez que el mundo se enfrent¨® a una crisis de desempleo de esta magnitud -los a?os treinta- es un vivo recordatorio de implicaciones potencialmente m¨¢s amplias. La p¨¦rdida de empleo significa una p¨¦rdida de fe en las instituciones p¨²blicas y privadas, e incluso un peligro para la democracia. Hay peligro de que se quebrante el orden social. Es un peligro para la paz.
No nos enga?emos: una recuperaci¨®n econ¨®mica que no produce oportunidades de empleo no significar¨¢ nada para la mayor¨ªa de la gente. Debemos actuar juntos ya para hacer frente a la crisis laboral.
Juan Somavia es director general de la Organizaci¨®n Internacional del Trabajo, Jens Stoltenberg es primer ministro de Noruega, y Dominique Strauss-Kahn es director gerente del Fondo Monetario Internacional.
Tu suscripci¨®n se est¨¢ usando en otro dispositivo
?Quieres a?adir otro usuario a tu suscripci¨®n?
Si contin¨²as leyendo en este dispositivo, no se podr¨¢ leer en el otro.
FlechaTu suscripci¨®n se est¨¢ usando en otro dispositivo y solo puedes acceder a EL PA?S desde un dispositivo a la vez.
Si quieres compartir tu cuenta, cambia tu suscripci¨®n a la modalidad Premium, as¨ª podr¨¢s a?adir otro usuario. Cada uno acceder¨¢ con su propia cuenta de email, lo que os permitir¨¢ personalizar vuestra experiencia en EL PA?S.
En el caso de no saber qui¨¦n est¨¢ usando tu cuenta, te recomendamos cambiar tu contrase?a aqu¨ª.
Si decides continuar compartiendo tu cuenta, este mensaje se mostrar¨¢ en tu dispositivo y en el de la otra persona que est¨¢ usando tu cuenta de forma indefinida, afectando a tu experiencia de lectura. Puedes consultar aqu¨ª los t¨¦rminos y condiciones de la suscripci¨®n digital.