Una guarder¨ªa con cimientos
Cu-c¨². Irene se tapa con las manos su cara de ni?a lista, un procedimiento que parece infalible cuando una acaba de cumplir dos a?os y a¨²n anda por la vida con pa?al incorporado. Sus pap¨¢s tambi¨¦n conocen ese juego tan divertido de las apariciones y las desapariciones, y lo practican cada ma?ana. Salen de casa rumbo al cole, que se llama Las Nubes y est¨¢ en una calle tranquila del distrito madrile?o de Retiro. La dejan en su clase. Se cubren el rostro. Cu-c¨². Ya no est¨¢n. No pasa nada porque en su lugar se han materializado M¨®nica, su educadora, y otros ni?os y ni?as de su edad, con los que empieza a relacionarse. Juntos aprenden canciones y colores, a comer solos y a lavarse las manos en el cuarto de ba?o. Leen cuentos en la biblioteca, participan en teatros de marionetas, desarrollan la motricidad, el lenguaje, las habilidades sociales, el intelecto, ganan en autonom¨ªa.
El centro ha de tener un proyecto, pocos ni?os por educador, instalaciones amplias, cocina y patio
Los profesionales est¨¢n convencidos de la importancia de su labor: "Sentamos las bases, sembramos"
Irene y sus 114 compa?eros de 0 a 3 a?os integran la masa de algo m¨¢s de 401.000 alumnos matriculados en 2009-2010 en una escuela infantil, p¨²blica (como Las Nubes) o privada. Lo que significa que, adem¨¢s de recibir atenci¨®n y cuidados mientras sus progenitores trabajan fuera de casa, se forman, por mucho que lo acad¨¦mico del t¨¦rmino chirr¨ªe entre habitaciones llenas de juguetes y colchonetas para echar la siesta. La LOGSE ya estableci¨® el car¨¢cter educativo del primer ciclo de infantil. La Ley Org¨¢nica de Educaci¨®n, LOE, recupera este principio. "Nadie discute que una escolarizaci¨®n temprana contribuye al ¨¦xito posterior", tercia Rosa Pe?alver, directora general de Evaluaci¨®n y Cooperaci¨®n Territorial del Ministerio de Educaci¨®n. Sin embargo, las plazas, a¨²n habi¨¦ndose multiplicado en los ¨²ltimos cursos, siguen siendo insuficientes. Es m¨¢s, su aumento ha hecho emerger una demanda (que permanec¨ªa oculta) de familias que antes ni lo intentaban pero ahora s¨ª lo ven posible y lo solicitan, y muchas veces se quedan fuera, seg¨²n detecta Irene Balaguer, directora de la revista Infancia y presidenta de la Asociaci¨®n de Maestros Rosa Sensat. "Es un freno para el futuro de un pa¨ªs", alerta.
Los padres de 65 de cada 100 menores de tres a?os quieren, o necesitan, escolarizarlos, seg¨²n estimaciones de la experta. Calcular la oferta resulta complicado porque solo existen datos claros de las escuelas infantiles p¨²blicas y privadas de car¨¢cter educativo (reconocidas por la Consejer¨ªa de Educaci¨®n correspondiente), que en 2009-2010 cubrieron el 26% de poblaci¨®n potencial seg¨²n cifra provisional del Ministerio. Pero seg¨²n el INE, en 2007 casi la mitad de peque?os de esta edad pas¨® una media de 27 horas semanales en "centros de infantil y preescolar", un concepto lo suficientemente ambiguo como para que quepan en ¨¦l las guarder¨ªas no autorizadas como educativas, y las clandestinas, montadas en pisos, que escapan a cualquier control. Eso sin olvidar que a veces un parvulario no depende de la Consejer¨ªa de Educaci¨®n de su territorio, sino de la de Asuntos Sociales.
Semejante batiburrillo revela, entre otras cosas, la coexistencia de dos maneras de enfocar el ciclo: desde lo asistencial o desde lo educativo. "La doble v¨ªa desaparecer¨¢ progresivamente y quedar¨¢ la educativa", vaticina Pe?alver. As¨ª lo exigen, cada vez m¨¢s, los progenitores. Al menos los encuestados al azar a la entrada a clase en la escuela infantil p¨²blica El Alba, en Madrid, parec¨ªan tenerlo claro. "Traje a mi hija por necesidad pero ahora creo que lo har¨ªa igual aunque no trabajara, por los est¨ªmulos que recibe, porque convive con otros ni?os", cuenta Gabriela. "?Aparcar a nuestros mellizos en un local en el bajo de una casa? No. Quer¨ªamos una escuela p¨²blica, con proyecto curricular, buenos profesionales e instalaciones", reflexionan Juan y Mar¨ªa Jos¨¦.
Para elegir guarder¨ªa hay que mirar que sea transparente, que explique claro su proyecto y permita conocer hasta el ¨²ltimo rinc¨®n, hasta la ¨²ltima actividad; que las ratios sean las correctas, con pocos ni?os por educador; que tenga instalaciones amplias y luminosas, con patio exterior y cocina propia... Aunque ni el mejor centro del mundo hubiera logrado quitar a Bego?a, treinta?era, administrativa, el deseo de quedarse con su beb¨¦ hasta que cumpliera el a?o. Pero no se pod¨ªa permitir pedir una excedencia ni una reducci¨®n de jornada. Tampoco pagar una guarder¨ªa privada, por lo menos no seg¨²n las tarifas que se estilan por su barrio, que no bajan de los 400 euros mensuales (cinco horas, y a 40 euros la hora extra). "Algunas ni siquiera ten¨ªan patio y una llevaba a los ni?os al parque de enfrente", recuerda.
Las administraciones suelen sacar pecho con la cantidad de oferta p¨²blica que han creado en este ciclo. Y es verdad que el salto cuantitativo est¨¢ siendo notable, porque el list¨®n estaba bajo, porque se est¨¢ haciendo un esfuerzo y porque desde 2008, a trav¨¦s del programa Educa 3, el Ministerio inyecta dinero a las comunidades aut¨®nomas para que pongan en marcha puestos escolares "de car¨¢cter educativo, con medios materiales adecuados y profesionales formados", hasta crear 300.000 en 2012. La cuesti¨®n es si se est¨¢ acometiendo un ciclo tan delicado con garant¨ªas de calidad. El Ministerio afirma que, en conjunto, s¨ª, aunque "todo es mejorable", apostilla su directora general. Otras voces aseguran que no, entre ellas la de Balaguer, que habla de un "encadenamiento de desprop¨®sitos" cuyo origen sit¨²a en la propia LOE: "La ley solo dice que los ni?os de 0 a 3 a?os son educables, no establece requisitos o m¨ªnimos comunes. Esa responsabilidad la transfiere a las comunidades aut¨®nomas, y muchas, a su vez, se la pasan a los ayuntamientos, que la abordan sin orientaci¨®n y sin recursos".
Cada territorio da respuestas seg¨²n sus posibilidades, sensibilidad, ideolog¨ªa, manera de entender la educaci¨®n en general y la infantil en particular. Muy pocos gestionan directamente la oferta que generan: o acuerdan cupos de plazas subvencionadas en guarder¨ªas privadas o sacan a concurso sus nuevas escuelas p¨²blicas. En Madrid, por ejemplo, todas las de reciente creaci¨®n de la Comunidad funcionan mediante adjudicaciones y solo dos de las 55 (con casi 6.900 plazas) con las que el Ayuntamiento arranca el curso son de gesti¨®n directa. Las Nubes, el cole de Irene, la ni?a que se tapaba la cara y desaparec¨ªa al inicio de este reportaje, es de titularidad municipal y, desde su creaci¨®n en 2004, est¨¢ regido por la misma cooperativa, que ha de superar un concurso cada tres a?os. El ¨²ltimo fue en 2009 y su directora, Pilar Garc¨ªa Sanz, piensa que su equipo lo gan¨® gracias a su prestigio y al apoyo social. Pero se pregunta por cu¨¢nto tiempo podr¨¢ mantenerse: "Antes lo que m¨¢s se valoraba era el proyecto educativo y curricular, pero el sistema de financiaci¨®n ha cambiado y el peso de lo econ¨®mico ha pasado de un 18% a un 40%. La empresa que presenta el presupuesto m¨¢s bajo puede llevarse la escuela".
Garc¨ªa Sanz marca la diferencia entre una "cooperativa o entidad sin af¨¢n de lucro" y las "grandes compa?¨ªas que est¨¢n entrando a los concursos porque esperan un beneficio importante". Agrega que "cuando la educaci¨®n se concibe como un negocio, cuando se contrata a menos gente, menos formada y peor pagada, mientras aumenta el n¨²mero de ni?os por aula, la calidad se ve mermada necesariamente". La educadora y experta Pepa Alcrudo sigue con los silogismos: si por un lado "imperan los criterios economicistas en las pol¨ªticas p¨²blicas" y por el otro, la plaza de infantil es cara (por instalaciones, ratios, principios psicopedag¨®gicos), entonces la etapa se encuentra en aprietos. Para empezar, est¨¢ partida en dos: el ciclo 3-6, voluntario, gratuito, universal (cubre el 100% de la demanda), en colegios de primaria; el 0-3 en escuelas infantiles, voluntario, no gratuito, a menudo reducido a herramienta de conciliaci¨®n laboral y familiar. La Plataforma Estatal por la Defensa del 0-6, coordinada por Alcrudo, pide la reunificaci¨®n.
Se palpa cierta desaz¨®n entre los maestros y t¨¦cnicos superiores en educaci¨®n infantil, que son los dos grandes perfiles profesionales acreditados para trabajar con estas edades (la red p¨²blica no suele admitir auxiliares de jard¨ªn de infancia). Est¨¢n convencidos de la importancia de su labor. "Sentamos las bases, sembramos", enfatiza Rosa Mar¨ªa Iglesias, coordinadora pedag¨®gica de la Asociaci¨®n Mundial de Educadores Infantiles (AMEI). "Nos encontramos en uno de los ¨¢mbitos con mayor n¨²mero de experiencias de innovaci¨®n en proyectos", destaca Cristina Canabal, profesora de did¨¢ctica y organizaci¨®n escolar de la Universidad de Alcal¨¢ de Henares, que firma, junto a sus compa?eras Lola Garc¨ªa Campos y Mar¨ªa ?ngeles Mart¨ªnez Berruezo, una completa reflexi¨®n sobre el ciclo. Pero se sienten, en general, poco valorados.
Recta final del curso 2009-2010, en julio. Marta Ca?ellas, directora general de Educaci¨®n y Juventud del Ayuntamiento de Madrid, acompa?a en una visita a la escuela municipal El Alba. "Hemos hecho un esfuerzo en este tramo porque entendemos que ayuda a la conciliaci¨®n y a corregir desigualdades sociales, previene el fracaso y el absentismo escolar". Su discurso combina bien con estas instalaciones que exudan calidad, con sus patios exteriores, su cuarto m¨¢gico para escuchar m¨²sica y jugar con las luces, un proyecto curricular que fomenta la experimentaci¨®n y la creatividad... Pero, ?qu¨¦ hay de las denuncias de que el Consistorio (este y muchos otros, el clamor es generalizado) busca ahorrarse el euro? Ca?ellas responde que es verdad que lo econ¨®mico pesa en los concursos, pero tambi¨¦n lo educativo. Y no cree que los conciertos con la privada supongan una merma del sistema p¨²blico, ya que "a todos los efectos, esas plazas son p¨²blicas".
La radiograf¨ªa del 0-3 no quedar¨ªa completa sin una vuelta por el sector privado, que sigue pesando, aunque muchas guarder¨ªas est¨¢n cerrando por el aumento de la oferta p¨²blica. Manuel Casla y Ana Ribagorda abrieron, hace cinco a?os, Quita y Pon, un peque?o centro con buena fama que atiende a clase media, con un precio tambi¨¦n medio (a partir de 310 euros): 500 metros cuadrados, patio interior con ventanas laterales, catering, psic¨®loga y teatcher de ingl¨¦s. Once profesionales. Sigue el proyecto pedag¨®gico de una editorial, con fichas, y est¨¢ reconocida por la Consejer¨ªa de Educaci¨®n, lo que permite a los matriculados optar a las becas de la Comunidad de Madrid. En una escuela privada como esta aprendi¨® uno de cada dos alumnos el curso pasado.
Como la hija de dos a?os de Luis e Isabel. "Cuando lleg¨® el momento de escolarizarla, en nuestro barrio no hab¨ªa p¨²blica y unos amigos nos hablaron bien de Quita y Pon", relatan. Este septiembre, tras la baja maternal, se incorpora su segundo hijo. Llevarlos a los dos en horario extendido (de 9.00 a 18.00), con beca, supondr¨¢ un pellizco de unos 500 euros al mes, algo as¨ª como un 15% del presupuesto familiar. "Haremos el esfuerzo porque vemos que la ni?a se encuentra a gusto". La pareja se turna para traerla y llevarla. Puede que el d¨ªa haya sido estresante, que se hayan tragado una hora de atasco. Pero al fin llega el momento de reencontrarse con lo mejor de cada casa. Cu-c¨². Pap¨¢ y mam¨¢ aparecen.
El privilegio de M¨®nica
M¨®nica Carre?o, 36 a?os, maestra de educaci¨®n infantil. Escuela infantil p¨²blica Las Nubes. Madrid.
Al principio de cada curso, M¨®nica se empapa a fondo de c¨®mo son sus alumnos. Se entrevista con los padres y charla con ellos cuando acompa?an a sus hijos durante los primeros d¨ªas, en el periodo de adaptaci¨®n. Las familias toman confianza, conocen las aulas llenas de luz, el enorme patio exterior, el proyecto educativo, la comida elaborada en la cocina. Ella va descubriendo que Irene es desenvuelta, Roberto dulce, Ybet t¨ªmida. Se encontr¨® con un heterog¨¦neo grupo de ni?os y ni?as que gateaban, andaban o corr¨ªan. Y ha estado guiando su curiosidad innata. "Yo propongo actividades y acompa?o". Ellos aprenden, conviven con otros ni?os, se acostumbran a unas rutinas que les proporcionan seguridad. "Es un privilegio trabajar con estas edades".
Gateos y masajes para Elena
Beatriz Villa, 38 a?os, t¨¦cnico superior en educaci¨®n infantil. Escuela infantil privada Quita y Pon. Madrid.
Beatriz conoce a Elena desde la tripa de su madre, ya que es hermana de otro alumno suyo de la escuela infantil privada Quita y Pon. El aula de Elena, la de los peque?os, muestra varias cunas alineadas y muchos juguetes. La peque?a, tranquila, observadora, reacia con los extra?os, es uno de los ocho beb¨¦s. "Es una gran responsabilidad, me siento su mami adoptiva", confiesa la educadora. Ella es la encargada de explicar a los padres cu¨¢l va a ser la din¨¢mica de trabajo. Autonom¨ªa, desarrollo del gateo, primeros pasos, experimentaci¨®n mediante la manipulaci¨®n de objetos, est¨ªmulos auditivos y del lenguaje, juego libre. Los jueves, masaje relajante. "Hay que estar cambiando la actividad continuamente: se cansan enseguida".
Elisa ya es fan de Sergio
Sergio Pfoertzsch, 29 a?os, maestro de educaci¨®n infantil y t¨¦cnico en psicomotricidad. Escuela infantil p¨²blica El Alba, Madrid.
Cuando la expresiva Elisa lleg¨® a la clase de Sergio, al principio lo rechaz¨®, y ¨¦l est¨¢ convencido de que fue por ser chico. El educador, que trabaja en esto por vocaci¨®n, cree que la figura masculina es cada vez m¨¢s importante en una escuela infantil. Ahora la madre de Elisa le cuenta que la ni?a vive con Sergio su primer fen¨®meno fan. Completa la foto otro alumno, el resuelto Jos¨¦. "Ve¨ªa que despu¨¦s de comer pasaba la escoba y ¨¦l se puso a barrer conmigo", cuenta Sergio. "Mucha gente piensa que esto es atender sus necesidades b¨¢sicas y ya est¨¢... Pero cuando los padres ven lo que sus hijos son capaces de hacer, lo valoran. En los colegios notan que los ni?os que vienen de la guarder¨ªa son m¨¢s autosuficientes y se adaptan mucho m¨¢s r¨¢pidamente".
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