Corrubedo quiere construir
La Xunta cede a la presi¨®n vecinal en el parque tras a?os de bloqueo de licencias - Torres Colomer: "?Urbanizaciones? No es la idea, pero se ver¨¢ caso a caso"
Los mojones a un lado de la carretera tejen una frontera invisible en la vida de los vecinos en este extremo de la pen¨ªnsula del Barbanza. Del asfalto hacia el interior, lejos de la costa, las viviendas expanden los n¨²cleos rurales por el tradicional m¨¦todo de la partici¨®n de la herencia familiar. La ecuaci¨®n funciona m¨¢s o menos as¨ª: 2.000 metros cuadrados, cuatro hermanos, cuatro fincas de 500 metros. Y encima, las casas. Medio rural gallego en estado puro. De los carteles que delimitan el per¨ªmetro del Parque Natural de Corrubedo hacia el mar, las cosas han cambiado. Levantar un cierre, explanar un camino y no digamos levantar una casa se ha convertido en una tortura administrativa que suele terminar con el mismo informe negativo. Para frustraci¨®n del vecino y alivio del castigado complejo dunar.
El Gobierno gallego no ha actualizado el obsoleto plan de ordenaci¨®n de 1992
"Se trata mejor a los lagartos que a nosotros", lamenta una vecina
No siempre fue as¨ª. Cuando se cre¨® el parque, en 1992, la presi¨®n vecinal consigui¨® establecer condiciones favorables a la edificaci¨®n. "Lo negociamos as¨ª, para que no hubiera una distinci¨®n a cada lado de la carretera", precisa Jos¨¦ Luis Torres Colomer, alcalde de Ribeira, donde est¨¢ enclavado el parque. Las condiciones, como un m¨ªnimo de 2.000 metros cuadrados, cierres de piedra o vegetales y la tipolog¨ªa de las viviendas, no siempre se cumplieron, como demuestra un simple vistazo a la zona. Claro que tampoco se hab¨ªa inflado la burbuja inmobiliaria. Cuando estaba en su esplendor, los preceptivos informes de la Direcci¨®n Xeral de Conservaci¨®n da Natureza empezaron a frustrar las ansias constructivas de los habitantes del parque. Tambi¨¦n las de los promotores inmobiliarios, que no hubiesen tenido escr¨²pulos en moldear Corrubedo al estilo de Sanxenxo. Y estall¨® un soterrado conflicto vecinal.
El dinero de los bancos ya no fluye como antes, pero a menos de un a?o para las elecciones municipales, la Conseller¨ªa de Medio Rural ha mediado en la colisi¨®n de intereses entre la direcci¨®n del parque y los vecinos. En una visita sorpresa a la zona, el pasado 27 de agosto, el conselleiro, Samuel Ju¨¢rez, anunci¨® un plan urban¨ªstico para consolidar derechos constructivos. Tambi¨¦n una reforma del plan de ordenaci¨®n de los recursos naturales. La reforma entierra el proyecto del anterior Gobierno gallego de ampliar el parque y pretende poner fin a la necesidad de informes de la Xunta, ajenos a las pretensiones del conselleiro de turno, para cada proyecto urban¨ªstico. Lo primero es un hecho. Lo segundo, la omisi¨®n del informe preceptivo de Conservaci¨®n da Natureza, parece m¨¢s dif¨ªcil de conseguir.
"Aqu¨ª, el Ayuntamiento autoriza y la Xunta manda parar", lamenta Francisca, vecina del lado protegido de la parroquia de Vix¨¢n. Su casa es un mapa de la evoluci¨®n del parque. La inici¨® 10 a?os atr¨¢s, en tiempos en que la manga era ancha. Las obras se prolongaron m¨¢s all¨¢ de 2005, cuando se cerr¨® el grifo. Francisca obr¨® en el terreno que le dej¨® su madre, que a¨²n vive en una casa cercana. Y cuando quiso explanar la superficie exterior y levantar un cierre, "llegaron los del parque". Le impidieron construir la cerca y remover la tierra alrededor del edificio, que qued¨® as¨ª en medio de la nada. Al lado, un muro de piedra de dos metros de altura rodea una llamativa vivienda de color azul de "unos amigos del alcalde". La terminaron antes de 2005.
Los responsables del parque natural esperan desde hace a?os un plan de ordenaci¨®n de los recursos naturales que sustituya al muy obsoleto de 1992. Que, entre otras cosas, permite urbanizar dentro del per¨ªmetro protegido. Son derechos que chocan con los informes negativos de los t¨¦cnicos de la Xunta o con su silencio administrativo. Un nuevo plan deber¨ªa limitar las aspiraciones urban¨ªsticas de los residentes y facilitar la labor de quienes quieren proteger el terreno de la presi¨®n inmobiliaria. No parecen ser esas las intenciones de la conseller¨ªa, seg¨²n avanz¨® el propio Ju¨¢rez.
Cerca del pueblo de Corrubedo, otra propietaria que prefiere no dar su nombre disfruta desde su casa, una mole inacabada del color del cemento, de unas vistas a la gran duna m¨®vil que quitan el hipo. No est¨¢ cercada. "Los del parque s¨®lo me dejan colocar red met¨¢lica, y con algo por debajo para no atrapar a los animales". Se lamenta. "Es que aqu¨ª parecen m¨¢s importantes los lagartos que las personas. Ahora no se puede hacer camping, ni meter un coche por los caminos, ni nada, pero s¨ª dejan esa vegetaci¨®n sobre la duna que se la est¨¢ cargando", acusa, se?alando en direcci¨®n al bravo oc¨¦ano. "Pero si los habitantes nos vamos, esto se muere". La residente an¨®nima cumple el perfil a la perfecci¨®n. Sus padres le dejaron el terreno, se meti¨® en la casa a¨²n en obras y el dinero se le agot¨® antes de que pudiera acabarlas.
La redacci¨®n de un plan especial de Ribeira, tal y como aconsej¨® el conselleiro Ju¨¢rez, abre nuevas posibilidades a los residentes del lado prohibido de la carretera. "Se trata de saber qu¨¦ se puede hacer y d¨®nde", argumenta el alcalde, del PP. Los ecologistas avisan: "Ning¨²n plan urban¨ªstico puede contradecir el de ordenaci¨®n de los recursos naturales; est¨¢ establecido as¨ª en la ley". Ser¨¢ pues el plan que ordene los recursos de Corrubedo, y no del municipal, el que tenga la ¨²ltima palabra. Seg¨²n Torres Colomer, est¨¢n en juego los leg¨ªtimos intereses de los vecinos. ?Y los de promotores de grandes urbanizaciones y chal¨¦s adosados? "Esa no es la idea, pero habr¨¢ que estudiar caso a caso".
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