EE UU conmemora dividido el 11-S
Los estadounidenses viven un periodo de enfrentamientos derivados de la religi¨®n - Obama llama a la unidad de los ciudadanos en v¨ªsperas de una contienda electoral
La celebraci¨®n ayer en Nueva York de dos manifestaciones separadas -enfrentadas- es apenas un peque?o indicador del clima de divisi¨®n en el que Estados Unidos conmemora el noveno aniversario del 11-S . Dieciocho meses despu¨¦s de haber elegido al primer presidente negro y a pocas semanas de unas nuevas elecciones en las que los conservadores pueden recuperar parte del poder, el pa¨ªs atraviesa por un periodo de enfrentamiento inusual en el que la religi¨®n es utilizada frecuentemente como motivo o como pretexto.
"Este es un d¨ªa de reflexi¨®n y de recuerdo, y ojal¨¢ que fuera tambi¨¦n un d¨ªa de unidad", dijo ayer Barack Obama durante el acto solemne celebrado en el Pent¨¢gono, uno de los escenarios de los ataques de Al Qaeda en los que murieron cerca de 3.000 personas.
La ultraderecha ha aprovechado fallos de comunicaci¨®n de la Casa Blanca
Hubo en esa ceremonia y en otras muy emotivas celebradas en la zona cero, el lugar en el que cayeron las Torres Gemelas, palabras abundantes sobre el dolor que perdura, la memoria de las honorables v¨ªctimas y las lecciones que es necesario extraer de un acontecimiento que ha marcado hasta la fecha este siglo. Hubo tambi¨¦n un bonito gesto de concordia en la comparecencia conjunta de la actual primera dama, Michelle Obama, y la que la precedi¨®, Laura Bush, en Pensilvania, donde cay¨® el avi¨®n secuestrado que se dirig¨ªa a Washington.
Se cumpli¨®, por tanto, el ritual de esta luctuosa fecha. Pero eso no ha podido ocultar la degradaci¨®n del clima pol¨ªtico, acentuado estos d¨ªas por la campa?a electoral, pero persistente desde que Obama lleg¨® a la Casa Blanca. "Este es un tiempo dif¨ªcil para nuestro pa¨ªs", admiti¨® ayer el presidente en su semanal discurso radiof¨®nico, "y es en estos momentos dif¨ªciles cuando algunos aprovechan para dividirnos sobre la base de todo aquello que nos diferencia, para cegarnos y no podamos ver todo lo que tenemos en com¨²n".
La llegada de Obama a la presidencia fue interpretada en su momento como una oportunidad dorada para reconciliar a un pa¨ªs que sal¨ªa de ocho a?os en los se hab¨ªa sacrificado sin pudor el sistema de libertades en aras de una seguridad jam¨¢s conseguida. Pero el propio presidente confes¨® el viernes en una conferencia de prensa su frustraci¨®n por el hecho de que ese logro, como otros esperados, no se haya alcanzado.
En algunos sentidos se ha retrocedido. El n¨²mero de norteamericanos que creen equivocadamente que Obama es musulm¨¢n, lejos de disminuir, como ser¨ªa l¨®gico por el mejor conocimiento de su biograf¨ªa con el paso del tiempo, ha crecido desde que es presidente. Hoy es el 18%, seis puntos m¨¢s que en 2009.
"Curiosamente, el mejor comunicador en la campa?a electoral ha sido incapaz de comunicar su propia labor como presidente", ha reconocido el gobernador de Pensilvania, Ed Rendell, uno de los principales aliados de la Casa Blanca.
Tampoco el Partido Dem¨®crata ha sido capaz en el Congreso de transmitir una imagen de eficacia. Dividido entre numerosas tendencias, con frecuencia irreconciliables, y pendientes de intereses particulares, con frecuencia contrapuestos a los de Obama, los dem¨®cratas no han sido, pese a su gran mayor¨ªa parlamentaria, el soporte que el presidente necesitaba. Al descr¨¦dito del Capitolio ha contribuido, por supuesto, una oposici¨®n que, desde el primer d¨ªa, apost¨® por una estrategia obstruccionista de la que no se han librado incluso algunos nombramientos de cargos que todav¨ªa est¨¢n pendiente de confirmaci¨®n parlamentaria.
Ese vac¨ªo de comunicaci¨®n y esa laguna de eficacia han sido llenados por la demagogia de los sectores m¨¢s radicales de la derecha y de los medios de comunicaci¨®n. A falta de dirigentes pol¨ªticos de estatura, los comentaristas de las televisiones y los columnistas de Internet han acabado convirti¨¦ndose en los l¨ªderes de la oposici¨®n, y uno de ellos, Glenn Beck, de Fox, actu¨® como estrella principal de la mayor demostraci¨®n de fuerza del movimiento de extrema derecha Tea Party, el pasado agosto en el Mall Nacional de Washington, el amplio espacio p¨²blico situado ante el Capitolio.
La ¨²ltima embestida contra Obama est¨¢ vinculada a una oleada de islamofobia. El presidente ha sido criticado por haber respaldado la construcci¨®n de una mezquita a tres manzanas de la zona cero, a la que se opone m¨¢s del 60% de la poblaci¨®n, y tambi¨¦n por haberse sumado a los que pidieron al pastor Terry Jones que renunciara a su espect¨¢culo de quema del Cor¨¢n. Tanta ha sido la presi¨®n en este terreno que Obama se vio obligado a recordar el viernes ante los ojos de toda la naci¨®n que su fe es el cristianismo y a insistir en que defiende el derecho de los musulmanes a construir la mezquita -en realidad, un templo religioso dentro de un gran centro cultural- porque las leyes de este pa¨ªs lo permiten, no porque ¨¦l comparta ni esa confesi¨®n ni ese proyecto en particular.
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