El hallazgo m¨¢s tranquilo
Largas colas para visitar la Real Academia de la Lengua, que abri¨® las puertas por segunda vez en su historia
No todo son bicicletas, bolas, juegos, madrile?o del a?o y bailes. Hubo quien, anoche, prefiri¨® algo m¨¢s tranquilo. Muchos, incluso, solo quer¨ªan una cosa: entrar a curiosear en la Real Academia de la Lengua que, por segunda vez en su historia, abr¨ªa las puertas de sus salas m¨¢s importantes al p¨²blico. Los m¨¢s decididos llegaron sobre las seis y media, a pesar de que los primeros visitantes no pasaron hasta las nueve de la noche. Algunos, como una se?ora que ven¨ªa expresamente desde Bilbao para la ocasi¨®n y que fue la primera en entrar, ten¨ªan claro lo que les interesaba de esta edici¨®n de La Noche en Blanco.
A las nueve y media, la cola de los aspirantes a entrar en la sede de la RAE daba una vuelta completa al edificio. Hab¨ªa sobre todo gente por encima de los 50 a?os, pero tambi¨¦n algunos padres con hijos peque?os y parejas de j¨®venes. Mar¨ªa y Rosario, dos amigas residentes en Madrid de 65 y 63 a?os, esperaban a que les tocase su turno sentadas en un banco mientras sus maridos guardaban su puesto en la fila. No es la primera vez que salen a visitar La Noche en Blanco. Lo que m¨¢s les interesaba ver esta vez era la RAE. Llevaban ya 25 minutos esperando.
Tambi¨¦n hubo largas filas ante los dem¨¢s museos del paseo del Prado
Pedro, Teresa y sus tres hijos hab¨ªan hecho ya una hora de cola. Ellos tambi¨¦n, lo ¨²nico que quer¨ªan ver de la oferta de esta edici¨®n de la Noche en Blanco era la RAE. "El Museo del Prado est¨¢ abierto siempre, pero esto ocurre una vez en la vida", dec¨ªa Teresa.
Los grupos, de 25 en 25 personas, iban pasando al interior cada 15 minutos. Tras una breve introducci¨®n, los visitantes se interesaban por los percheros, con los nombres de los acad¨¦micos, o las letras del abecedario, que cada acad¨¦mico utiliza, en el sal¨®n de juntas. La mayor¨ªa de los visitantes sonre¨ªan, muchas bocas estaban abiertas. En la planta superior, el grupo Anima di Corda, interpretaba m¨²sica renacentista, recibiendo tanta o m¨¢s atenci¨®n que las bibliotecas, con sus m¨¢s de 250.000 vol¨²menes, abiertas al p¨²blico a su alrededor. Fotograf¨ªas, aplausos, incluso algunos les robaban im¨¢genes en v¨ªdeo desde sus tel¨¦fonos m¨®viles. Dos amigas colombianas, turistas en Madrid, agradec¨ªan emocionadas a uno de los miembros de la organizaci¨®n por permitirles vivir "un regalo tan importante para nuestra historia como esta".
Y aunque la reina de la noche tranquila sin duda fue la RAE, tambi¨¦n hab¨ªa colas para acceder al Prado, al Museo Thyssen, el museo de la Biblioteca Nacional, el Museo Naval y en menor medida, a la Fundaci¨®n Mapfre. Por el camino, cortado al tr¨¢fico, muchas familias paseaban.
Algunos se entreten¨ªan con una actividad para los ni?os que consist¨ªa en hacer burbujas de jab¨®n con figuras de metal que previamente hab¨ªan hecho con sus manos. Otros con una pantalla que repet¨ªa los buenos deseos de los participantes ("Que gane la liga el Atleti", dec¨ªa uno, "Que me toque la loter¨ªa. No menos de un mill¨®n de euros, por favor", dec¨ªa otro...)
Los hab¨ªa tambi¨¦n que disfrutaban a trav¨¦s de las rejas de la velada de poes¨ªa y danza que se desarrollaba en las escalinatas de la Biblioteca Nacional a cargo de los alumnos del Conservatorio Superior de Danza Mar¨ªa de ?vila y la Real Escuela Superior de Arte Dram¨¢tico.
Mientras, en las v¨ªas aleda?as al Paseo o en fuentes como Neptuno o Cibeles, se preparaba una gran fiesta. Pero para muchos, anoche, la gran fiesta fue disfrutar de la Cultura y la tranquilidad.
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