Camps y el rollo de la identidad
El presidente de la Generalitat, Francisco Camps, azuza por en¨¦sima vez el fantasma del catalanismo mientras el PP valenciano ensancha su met¨¢stasis judicial. Ayer, a Camps, que el viernes se puso la chaqueta de El Palleter y orden¨® cerrar TV3 en la Comunidad Valenciana, le pusieron el eco Alfonso Rus, Vicente Rambla y Rafael Blasco con alocuciones muy inflamadas sobre la identidad valenciana. La reacci¨®n a un imaginario expolio de todo lo valenciano por parte de Catalu?a ya no es un espejismo suficiente para camuflar el hedor que desprende el PP con los casos Fabra, G¨¹rtel y Brugal.
Es un chicle muy mascado. Sin embargo, en clave interna resulta de gran utilidad para el PP. Las pr¨®ximas elecciones las ganar¨¢ el partido que m¨¢s movilizado tenga su voto ante la espantada que produce la corrupci¨®n, la crisis econ¨®mica y las duras medidas adoptadas al respecto sobre los asalariados. El anticatalanismo es el m¨¢s eficaz aglutinante frente a la dispersi¨®n electoral de la derecha valenciana. Una campana a cuya llamada responde con todo el organismo. As¨ª fue en la preautonom¨ªa, cuando la derecha estuvo desmembrada en la oposici¨®n hasta que hall¨® esta f¨®rmula magistral que, a costa de criminalizar a Catalu?a y los defensores de las obviedades ling¨¹¨ªsticas y culturales, desguaz¨® a UCD, hinch¨® al PP y estrangul¨® a Uni¨®n Valenciana. Debajo de la carne de gallina de Camps ofreci¨¦ndose como garant¨ªa frente al supuesto expolio catal¨¢n solo palpita ese prop¨®sito.
Por lo dem¨¢s, "nuestras se?as de identidad" con las que se llenan la boca y el pecho Blasco, Rus y Rambla, las contempor¨¢neas, tampoco son ya las que eran. Hoy, gracias al PP, la literatura judicial y las transcripciones de la Brigada de Blanqueo de Capitales y Delincuencia Econ¨®mica dicen en el resto de Espa?a m¨¢s de nosotros, los valencianos, que todos los decas¨ªlabos cesurados en la cuarta s¨ªlaba de Ausi¨¤s March. Incluso para identificarnos, cualquier espa?ol nos detecta antes por el traje de Milano que por la "gloriosa senyera". La sinvergonzoner¨ªa de El Bigotes ha dejado obsoletos a los personajes m¨¢s siniestros de Blasco Ib¨¢?ez y la imagen de Francisco Camps taladrado por el martirologio de G¨¹rtel es m¨¢s conocida que la plasticidad de cualquiera de los cristos de color merluza que pint¨® Ribera. Por no hablar de las "galletas" y las "magdalenas" del argot de la corruptela, que han barrido al bunyol.
Y lo peor de todo: la imagen de Luis Vives (su tratado De subventione pauperum sobre la funci¨®n social de la propiedad privada y de su obligaci¨®n de auxilio) ha sido arrasada por la imagen de Margarita de la Vega, la esposa de Ripoll, llamando por el m¨®vil de su marido (el que pagamos todos) desde Grecia al compinche Rafael Gregori para negociar el disfrute de la lancha Pershing de Enrique Ortiz porque, seg¨²n revelan las escuchas de la polic¨ªa, el suyo (el que se supone que paga ella) cuesta cinco euros el mensaje. Ese es el logotipo que nos identifica.
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