Kevin Durant, una mina de oro
Estados Unidos se proclama campe¨®n 16 a?os despu¨¦s, tras superar la presi¨®n y la zona de Turqu¨ªa gracias a su estrella que anot¨® 28 puntos en la final
Kevin Durant sell¨® su certificado de garant¨ªa como nuevo icono del baloncesto universal y rescat¨® el oro del Mundial para Estados Unidos 16 a?os despu¨¦s en el ambiente m¨¢s adverso posible. Los estadounidenses conquistan su cuarto Mundial tras Brasil 1954, Espa?a 1986 y Canad¨¢ 1994.
Turqu¨ªa era la ¨²ltima prueba de fuego y la estrella naciente de la NBA, el espigado y filiforme chaval nacido hace 21 a?os en Washington, volvi¨® a demostrar su majestuoso estilo y su demoledora mu?eca. Como si flotara sobre la cancha, con un punto de serenidad conmovedor, una mano casi infalible, unos movimientos y una inteligencia que le permiten ser efectivo en cualquier punto del parquet y enfrentarse por igual a grandes que a peque?os, el genial jugador de los Thunder de Oklahoma se adue?¨® de la final. Es una mina de oro, un pozo de puntos sin fondo, un tipo que en silencio, solo a base de hechos, imprime car¨¢cter y abandera a su equipo.
TURQU?A 64- ESTADOS UNIDOS 81
Turqu¨ªa: Tun?eri (7), Onan (7), T¨¹rkoglu (16), Ilyasova (7) y Asik (5) -equipo inicial-; Guler (0), Arslan (6), Ermis (0), Erden (9), Savas (3) y Gonlum (4).
Estados Unidos: Rose (8), Billups (4), Iguodala (4), Durant (28) y Odom (15) -equipo inicial-; Westbrook (13), Curry (3), Gordon (0), Gay (6), Granger (0), Chandler (0) y Love (0).
?rbitros: Maranho (Brasil), Lamonica (Italia) y Arteaga (Espa?a). Sin eliminados.
15.000 espectadores en el Sinam Erden Dome de Estambul.
Turqu¨ªa le dio todas las vueltas que pudo a la rosca pero siempre acab¨® estrell¨¢ndose contra Durant. El m¨¦rito del seleccionador estadounidense, Mike Krzyzewski, fue armar un grupo digno de servir a semejante ¨¢guila. Lo consigui¨® enviando a una estrella como Rondo para casa antes de empezar y haciendo desaparecer el ego de todos y cada uno de sus jugadores. Puso a trabajar como obreros rasos a Odom e Iguodala bajo los aros y apag¨® las ¨ªnfulas de alg¨²n afamado chup¨®n como Rudy Gay.
La duda es si, privado de Durant, el equipo americano hubiera acabado naufragando contra la zona defensiva turca o hubiera podido desquiciarse por la presi¨®n del p¨²blico y la habilidad de T¨¹rkoglu y compa?¨ªa para rentabilizarla enredando a los rivales y a los ¨¢rbitros. Dur¨¢ntula evit¨® que se despejara la inc¨®gnita y Krzyzewski tambi¨¦n al no darle resuello, una lecci¨®n para muchos entrenadores que en honor de esquemas t¨¢cticos y preconcebidos empeque?ecen el papel de las figuras de sus equipos reduciendo sus minutos de juego.
El manantial de puntos del n¨²mero 5 americano se hizo imprescindible para un equipo que, pese a su magn¨ªfica defensa y al talento de sus componentes, se encontr¨® inc¨®modo frente a la defensa en zona de los turcos. Durant concluy¨® con 28 puntos y suyos fueron siete de los ocho triples de los estadounidenses cuando la situaci¨®n era m¨¢s comprometida para ellos. El resto del equipo hasta entonces hab¨ªa sumado uno en 15 intentos.
El partido siempre tuvo color americano. Apenas dur¨® seis minutos la carga inicial de Turqu¨ªa, de la mano de T¨¹rkoglu (15-14) y un primer pero ef¨ªmero empe?o de negar puntos de contraataque a su rival. Ajustadas las piezas, incluso recurriendo puntualmente a Curry para que aportara mayor amenaza en el tiro exterior, los estadounidenses fueron imponi¨¦ndose en todos los aspectos del juego. T¨¹rkoglu se apag¨® en la segunda parte e Ilyasova repiti¨® su actuaci¨®n gris de las semifinales ante Serbia. De todas maneras, nada ni nadie dio la m¨¢s m¨ªnima sensaci¨®n de poderle robar el protagonismo a Durant y el oro a una selecci¨®n que actu¨® como pocas veces hab¨ªa hecho, como un aut¨¦ntico equipo.
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