Los galimat¨ªas de Fidel
Ahora resulta que ya no sabemos si el curtido l¨ªder cubano Fidel Castro Ruz, de 84 a?os, abomina del comunismo o del capitalismo. Si primero le dijo al periodista norteamericano Jeffrey Goldberg (The Atlantic), con quien mantuvo horas de conversaciones, que "el modelo cubano no nos funciona ni siquiera a nosotros", m¨¢s tarde revir¨® la sentencia para decir, casi, lo contrario: lo que ya es pura inutilidad "es el sistema capitalista", que "no sirve ni para Estados Unidos, ni para el mundo, al que conduce de crisis en crisis, que son cada vez m¨¢s graves, globales y repetidas". Y decimos casi lo contrario porque en ese galimat¨ªas, en el que voluntariamente se ha metido el anciano dictador, no niega que dijera aquellas palabras: se le "malinterpret¨®", dice ahora. ?Qu¨¦ parte de la frase original, "el modelo cubano no nos funciona ni siquiera a nosotros", se malinterpret¨®?
A Goldberg debi¨® de pasarle, como a quienes conf¨ªan en que el r¨¦gimen comunista a¨²n sea capaz de encontrar una salida honorable a la imposible situaci¨®n que arrastra la isla desde hace ya demasiados a?os, que escuch¨® lo que estaba deseando o¨ªr. Que no es otra cosa que el reconocimiento por parte de los aut¨®cratas de La Habana de que es urgente el cambio de rumbo y que, efectivamente, el modelo cubano no solo no funciona, sino que impide cualquier transformaci¨®n a un r¨¦gimen de libertades y progreso para los ciudadanos de la isla, ansiosos, cada vez m¨¢s, de ver ese futuro glorioso que se les prometi¨® y que nunca ha llegado.
En cualquier caso, Fidel y Ra¨²l Castro tienen muy f¨¢cil la soluci¨®n para evitar los engorrosos malentendidos: apostar por una Cuba acorde con el siglo XXI. Cualquiera que conozca aquel r¨¦gimen petrificado no puede dejar de considerar un inaceptable sarcasmo esa especie de coartada que se han montado los hermanos Castro; una nebulosa resistencia de no se sabe bien qui¨¦n, que les frena para llevar a cabo los cambios urgentes y radicales que todo el mundo, empezando por los cubanos, les pide a gritos. Son ellos quienes mandan desde siempre con mano f¨¦rrea, y son ellos quienes tienen la llave de la puerta de salida.
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