Escuchas
Se entiende que un Gobierno sin cosm¨¦ticas de honradez, como aparenta ser el de Berlusconi en Italia, tenga en su punto de mira la supresi¨®n de la publicaci¨®n en medios de comunicaci¨®n de las escuchas judiciales. Al d¨ªa de hoy, donde los tecnicismos legales para lograr la anulaci¨®n de pruebas y las argucias para hacer correr el reloj de la prescripci¨®n de delitos protegen a los delincuentes m¨¢s variopintos, las escuchas filtradas a los medios son una especie de ¨²ltimo recurso. Es algo as¨ª como la sentencia de la escalera de vecinos, la verdad voceada a los cuatro vientos pero sin ninguna trascendencia judicial. Todos sabemos que alguien ha malversado fondos, robado descaradamente, aprovechado su poder institucional para la apropiaci¨®n indebida, aceptado regalos y prebendas, manipulado concursos de funcionarios, partidos futbol¨ªsticos y concesiones de canales de televisi¨®n y radio, pero los juzgados se quedan sin voz antes de llegar a la sentencia firme. La trascendencia de los hallazgos es corta, cort¨ªsima, y como mucho queda ese prurito de verg¨¹encilla que a ratos nos trae una dimisi¨®n, un cambio de destino, un puesto m¨¢s discreto en la Administraci¨®n.
Las escuchas son un feo recurso, una groser¨ªa, un truco de casquer¨ªa policial. Son a una investigaci¨®n bien hecha como pasar el dedo por encima de una estanter¨ªa llena de polvo sin terminar de limpiarla. La escucha es pescar salmones tirando granadas de mano al r¨ªo. Pero en una cada vez m¨¢s saturada justicia, con m¨¢s recursos en manos de los delincuentes y menos en las de sus perseguidores, los medios necesitan darnos esa grosera transcripci¨®n para asegurarnos que siguen trabajando con el martillo del periodismo de investigaci¨®n, cosa que no es del todo cierta. Pero suprimirlas, vetarlas, prohibirlas, para premiar la intimidad de los chorizos no parece la mejor soluci¨®n. En las ¨²ltimas filtraciones de escuchas del caso Brugal, ese de las concesiones de basura, las magdalenas y los amiguitos de la cofrad¨ªa del yate, uno de los imputados dec¨ªa: "Hay que andarse con cuidado no sea que salgamos en el tebeo". En su lenguaje zafio, lleno de motes, muletillas y pijadas de nuevo rico, el tebeo es la prensa seria. La impunidad fabrica valientes, orgullosos de estar en el meollo solo para forrarse. Nosotros, a o¨ªr y callar.
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