La versi¨®n original es la buena
El Bar?a rescata su mejor f¨²tbol y barre al Panathinaikos tras comenzar con un gol en contra
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A pedir de boca. Hasta el marcador fue respetuoso con la mejor liturgia del Barcelona, y hoy luce el 5 en la casilla del equipo azulgrana, el n¨²mero de la felicidad cul¨¦, despu¨¦s de una excelente jornada. Pas¨® el susto del H¨¦rcules y la afici¨®n respira aliviada porque ayer se reencontr¨® con su mejor Barcelona. Anoche regres¨® la versi¨®n original del Bar?a. A Messi no se le ha olvidado regatear ni marcar: meti¨® dos goles, fall¨® un penalti y remat¨® tres veces a los palos. A Xavi le volvi¨® a salir la pelopina y gir¨® una y otra vez sobre su figura diminuta para habilitar a Messi, a Villa, a Pedro. Hay luz de nuevo en la cara de Iniesta. Nunca hubo dudas sobre Pedro y menos respecto de Busquets.
Escarmentado por la derrota ante el H¨¦rcules, Guardiola corrigi¨® la alineaci¨®n
El tercer gol fue una obra de arte por la sincron¨ªa y velocidad de la jugada
A quienes les agrada el f¨²tbol les gustar¨¢ saber que todav¨ªa vale la pena regresar al estadio o poner la tele porque el equipo de Guardiola contin¨²a funcionando, al completo sigue siendo muy sabroso futbol¨ªsticamente. Al fin y al cabo, el Bar?a es un libro abierto, un grupo acad¨¦mico, sin trampa, siempre tan honesto, normalmente reconocible. A veces surgen interrogantes, cada vez que se toca una pieza se teme que afecte a la mec¨¢nica de juego, y hay un cierto miedo a que alg¨²n d¨ªa el piano no suene igual de bien. El partido de ayer no sirvi¨® precisamente para afinar los pron¨®sticos sobre lo que le aguarda hasta junio. Tampoco era el trato sino que era cuesti¨®n de conocer hasta que punto la derrota del s¨¢bado fue un accidente o era el s¨ªntoma de una enfermedad.
Pasado el chequeo, la hinchada renov¨® la fe porque su equipo fue el de siempre, quiz¨¢ un poco mejor incluso, dispuesto a batirse, a perder poco y a ganar, casi siempre, a disfrutar del juego en cada partido. Escarmentado por el fiasco contra el H¨¦rcules, el Bar?a se corrigi¨® desde la alineaci¨®n, no porque fuera la buena, cosa que solo se sabe cuando ha acabado el partido, sino porque Guardiola cant¨® la misma que habr¨ªa firmado el aficionado m¨¢s ortodoxo del Camp Nou. Jugaban los buenos, como se comenta en el argot, los futbolistas m¨¢s creativos y reconocibles, tambi¨¦n los m¨¢s carism¨¢ticos, y adem¨¢s cada uno estaba en su sitio natural.
Asegurada la carga futbol¨ªstica, la mecha del juego prendi¨® muy pronto para desdicha de Tzorvas. No hab¨ªan pasado cinco minutos y los azulgrana ya contaban un par de ocasiones de gol, dos acciones tan bien elaboradas como mal acabadas. Aunque las finales digan lo contrario, Messi nunca fue un buen cabeceador y Xavi tampoco es un rematador. Excelente en la combinaci¨®n, muy preciso en las triangulaciones, siempre bien asociado y solidario, el Barcelona no consegu¨ªa afinar el punto de mira. El buen tacto con la pelota contrastaba con la falta de pegada.
El Panathinaikos es un equipo fuerte f¨ªsicamente, poderoso en la estrategia, un mal enemigo en el cuerpo a cuerpo, as¨ª que a los azulgrana les conven¨ªa jugar r¨¢pido, a ser posible la pelota ten¨ªa que silbar, un f¨²tbol que precisa de mucha finura y concentraci¨®n. Y, ciertamente, el Panathinaikos llegaba siempre un segundo tarde al bal¨®n, ced¨ªa un metro de m¨¢s, imposible replicar el ritmo de un plantel barcelonista que solo se cegaba al llegar a porter¨ªa. El equipo de Nioplias tard¨® justamente veinte minutos en atravesar la divisoria y, de forma sorprendente, le alcanz¨® para marcar un gol. Ciss¨¦ maniobr¨® estupendamente como centrocampista y profundiz¨® para Govou, m¨¢s r¨¢pido que Abidal y muy certero ante Vald¨¦s.
El barcelonismo se qued¨® helado. La respuesta del equipo, en cambio, fue tan instant¨¢nea como contundente, y tambi¨¦n novedosa, sobre todo porque el remonte no es su especialidad ni tampoco tiene por costumbre aprovechar los c¨®rners. Ayer Villa remat¨® a la red un saque de esquina peinado por Busquets despu¨¦s de que Messi se perfilara para rematar una asistencia de Xavi. Reflejada finalmente la jerarqu¨ªa en el marcador, el Bar?a recuper¨® la partitura y se puso a tocar sin parar, con el ritual de los mejores d¨ªas, siempre reconocible musicalmente.
El tercer gol fue una preciosidad, un compendio de las virtudes del equipo, una obra de arte por la sincron¨ªa y armon¨ªa con la que mezclaron Pedro, Xavi y Messi en un espacio muy reducido y a la velocidad de la luz. Una jugada de billar que se repiti¨® de vez en cuando hasta que acab¨® el partido. El problema es que Messi se recre¨® tanto en la suerte que hasta fall¨® un penalti.
Messi se invent¨® hasta un remate desde la l¨ªnea de fondo que dio en el palo. Fue el anuncio de la goleada que merec¨ªa el mon¨®logo barcelonista. Ni siquiera la rueda de cambios interrumpi¨® el ataque y gol del Bar?a. Todo en orden en el Camp Nou. Volvi¨® la cordura y la racionalidad, el juego veloz y preciso, la versi¨®n original del Bar?a. M¨²sica celestial. La fiesta no iba con el Panathinakos sino que anoche el Bar?a jugaba contra el propio Bar?a.

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