Infiernos
Mientras cerebros eminentes discuten sobre la existencia de Dios, algunos seguimos pregunt¨¢ndonos por qu¨¦ hay tanto infierno en vida. En esta era de la celebridad, la relevancia medi¨¢tica es valor de uso, como en otra ¨¦poca lo fueron la seda o el algod¨®n. Anteayer George Clooney recib¨ªa el premio Bob Hope por su apoyo a las causas humanitarias y celebr¨¢bamos que los personajes medi¨¢ticos pueden dirigir la atenci¨®n hacia problemas arrinconados. Se agradece que los famosos sean buenas personas, aunque la fea coincidencia del premio con su ¨²ltimo estreno en cines pueda levantar suspicacias. Lo grave es asumir tal superficialidad como un logro. Nos enganchamos a las causas por la epidermis, asumimos sin cuestionarnos que para mirar algo hay que poner a un guapo en la foto. La celebridad como directora de nuestra mirada delata la nula importancia de la informaci¨®n, el rigor, la reflexi¨®n.
En la otra cara de la perversi¨®n les animo a que busquen en YouTube un v¨ªdeo titulado Kate Moss at LAX. No son m¨¢s que cuatro minutos de la modelo sometida al acoso bestial de los fot¨®grafos en el aeropuerto de Los ?ngeles. Ha servido para endurecer las limitaciones antipaparazzi en aquel Estado, pero eso es lo de menos. Quiz¨¢ a m¨ª me conmociona m¨¢s porque en aquel aeropuerto la guardia fronteriza me arrebat¨® dos lomos embuchados que mi madre col¨® en mi maleta alarmada por la dieta californiana. Pero les aseguro que las im¨¢genes tendr¨ªan que servir para modelar la idea del infierno, abandonando aquellos t¨®picos de los fuegos eternos. Ahora son los flashes eternos, el vampirismo medi¨¢tico. La modelo es sometida a una especie de rito tribal can¨ªbal, de pesca del famoso en almadraba fotogr¨¢fica. Ella es especial, ha servido para todo en la esfera medi¨¢tica, para vender colonias y tambi¨¦n para la campa?a promocional m¨¢s eficaz que se recuerda de la coca¨ªna cuando los medios decidieron publicitar una grabaci¨®n donde esnifaba, por si a alg¨²n chaval dudaba de que las guapas, triunfadoras y delgadas se meten lo que hay que meterse. El valor informativo era nulo, como lo son las fotos triviales del aeropuerto, pero igual que a los ni?os se les envuelve la pastilla en mermelada, as¨ª la celebridad se usa para hacernos tragar la turbia medicina.
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